Desconcierto europeo
El alud de refugiados ¨¢rabes sobre Italia pilla a la UE entre la impotencia y el ego¨ªsmo nacional
Si la Uni¨®n Europea no tiene pol¨ªtica exterior ni pol¨ªtica de defensa comunes, a nadie puede extra?arle que tampoco la tenga cuando un alud de norteafricanos pretende llegar a sus costas, en este caso, la isla de Lampedusa y el sur de Italia.
Son ya cerca de 25.000 los desesperados que en las ¨²ltimas semanas han alcanzado la relativa seguridad de un campo italiano, huyendo de la violencia desatada en torno a las revueltas populares de T¨²nez y Libia. Y siguen llegando. Roma sostiene, comprensiblemente, que el problema debe abordarse desde una ¨®ptica general europea. Hoy, el Consejo de Ministros de Interior de la UE debatir¨¢ el asunto en Luxemburgo, pero la poca prisa que ha habido para convocar la reuni¨®n no presagia acuerdos ni soluciones generosas.
Las negociaciones se mover¨¢n en dos planos bien conocidos: acuerdos con los pa¨ªses de los que procede la riada humana, que en la pr¨¢ctica solo consisten en un peaje a fondo perdido para que el pa¨ªs en cuesti¨®n dificulte o impida ese tr¨¢nsito; y el reparto entre los Estados miembros de los reci¨¦n llegados. Pero las perspectivas son sombr¨ªas. Francia se niega a permitir la entrada a los refugiados sin papeles -todos los actuales-, aunque hayan recibido permiso de estancia temporal en Italia, lo que vulnera el acuerdo de Schengen, seg¨²n el cual una vez legalmente dentro de la UE cualquier extracomunitario tiene derecho a moverse libremente por el territorio de los Veintisiete. Y lo ¨²nico que Roma y Par¨ªs han sido capaces de acordar hasta la fecha es la pr¨¢ctica de patrullas navales conjuntas en el Mediterr¨¢neo central para cerrar el paso a esa inmigraci¨®n indeseada. En ambos casos median objetivos electorales poco gratos: en Francia las presidenciales de 2012, y en Italia las municipales de este a?o.
A los dirigentes de las principales potencias europeas -entre ellas, Espa?a- se les ha llenado la boca con ret¨®ricas declaraciones de apoyo a las revueltas democr¨¢ticas del mundo ¨¢rabe. Una forma de prestarlo ser¨ªa acoger a esos refugiados de forma equitativa entre los Estados miembros, al tiempo que se cooperaba con los pa¨ªses afectados para que la estabilizaci¨®n de la situaci¨®n permitiera cuanto antes su regreso.
As¨ª quiz¨¢ se evitar¨ªan tragedias como la de la barcaza libia que el mi¨¦rcoles pasado zozobr¨® a unas millas de Lampedusa, con la p¨¦rdida de m¨¢s de 200 vidas. La UE no puede mirar para otro lado.
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