Pasado y futuro digital
La mejor forma de hacer ineficiente a un sector es protegerlo. En Europa, y en nuestro pa¨ªs tambi¨¦n, nos pasamos el d¨ªa protegiendo a la cultura. Se grita, la cultura est¨¢ en crisis, ?necesita protecci¨®n!... y lo cierto es que los espectadores del teatro casi igualan a los que acuden a los campos de f¨²tbol de primera divisi¨®n en un a?o (Anuario del Ministerio de Cultura, 2009).
La batalla de estos d¨ªas se llama protecci¨®n de los derechos de propiedad. Nuestras estrellas de Hollywood, nuestros mejores cantantes y nuestros novelistas con m¨¢s ¨¦xito quieren una protecci¨®n especial ante lo f¨¢cil que se ha hecho la copia y la distribuci¨®n.
Algunos economistas, por las mismas razones por las que no nos gustan los aranceles al comercio, no estamos tan seguros de que sea una buena idea para el bienestar de una sociedad. Los cambios tecnol¨®gicos act¨²an de una forma parecida en casi todas las ocasiones: convierten un bien escasamente accesible en un producto de alto consumo, al reducir sustancialmente los costes asociados a la distribuci¨®n de esos productos. Cuando ¨¦ramos (m¨¢s) j¨®venes, ten¨ªamos -los m¨¢s afortunados- unas decenas de discos de vinilo que escuch¨¢bamos una y otra vez. Hoy nuestros sobrinos tienen en sus m¨®viles m¨²sica que les permitir¨ªa pasarse una semana sin hacer materialmente otra cosa. Cambios tecnol¨®gicos han permitido abaratar inmensamente la producci¨®n y difusi¨®n de la m¨²sica (algo parecido, aunque requiere matices, ha pasado con el cine y la ficci¨®n), popularizando como nunca una de las expresiones culturales m¨¢s importantes de los seres humanos.
El canon y la 'ley Sinde' van en contra del nuevo paradigma tecnol¨®gico y cultural. Son el pasado
Hasta aqu¨ª probablemente todos conformes. La popularizaci¨®n de la cultura, coincidimos todos, es una excelente noticia. La cuesti¨®n se complica cuando, debido a estos cambios tecnol¨®gicos el soporte tradicional se deja de utilizar, los que se encargaban de venderlo -los distribuidores mayoristas o minoristas- ya no son necesarios, y los ingresos que muchos obten¨ªan por esta v¨ªa se reducen muy significativamente. Como respuesta se propone gravar lo que la tecnolog¨ªa ha hecho m¨¢s barato (canon digital) o limitar lo que la tecnolog¨ªa ha hecho posible, la transmisi¨®n a coste m¨ªnimo (ley Sinde).
Se trata de normativas, en nuestra opini¨®n, basadas sobre presupuestos equivocados. Est¨¢n pensadas, en buena medida, para proteger a los que no son capaces de adaptarse al cambio tecnol¨®gico, no lo entienden, o no quieren inventarse otra manera de hacer negocios que sea m¨¢s eficiente. Es una l¨¢stima que as¨ª ocurra en nuestro pa¨ªs, porque con seguridad alguien en alguna parte del globo est¨¢ inventando una forma de ganar dinero con la nueva tecnolog¨ªa, mientras nosotros nos empe?amos en defender la antigua. Proteger de forma excesiva, como queriendo parar el tiempo, a int¨¦rpretes que no necesitan esa protecci¨®n, que tienen otras formas -m¨¢s respetuosas con los tiempos- de ganarse muy dignamente la vida, es la peor manera de favorecer el cambio tecnol¨®gico y el desarrollo de nuevas formas de hacer negocios. Hablamos del nuevo modelo de desarrollo mientras aprobamos leyes que protegen al antiguo, al fracasado.
Volvamos a la m¨²sica. ?Qu¨¦ discos se piratean? Es evidente que los CD m¨¢s famosos. Si no eres famoso, si tu disco no es ampliamente conocido, si no eres de los que llenas los conciertos, si no se pueden vender camisetas con tu nombre, es dif¨ªcil que te pirateen. Y si eres uno de esos, ?de verdad necesitamos aprobar una ley para asegurar que se te pague 18 euros por un CD? Todos entendemos que el mundo en el que resultaba muy costosa la copia, bastaba con grabar un buen disco y esperar a que los royalties te pagaran tus gastos una buena temporada. Hoy la tecnolog¨ªa ha cambiado. Hay millones de personas que pueden disfrutar de tu m¨²sica pero a cambio te toca patearte los escenarios del mundo. Creemos que la sociedad ha ganado y que t¨², m¨²sico de ¨¦xito, puedes ser m¨¢s popular de lo que lo ha sido nadie en el pasado.
?Y qu¨¦ pasa con los peque?os artistas? Que florecen, porque descubrir, escuchar, grabar a un modesto es mucho m¨¢s asequible con la libertad digital que con las nuevas restricciones que se quieren introducir. Ya no tienes que ir a los garitos con solera de las grandes capitales europeas. Basta meterse en Myspace, una de las webs m¨¢s visitadas en nuestro pa¨ªs, para ver lo que los m¨¢s modestos intentan. La creaci¨®n de redes libres de difusi¨®n de m¨²sica permite a los nuevos artistas ser conocidos sin pasar por el filtro de los criterios de la distribuci¨®n y de los grandes oligopolios musicales.
En definitiva, una sociedad donde se limitan los derechos de propiedad intelectual en lugar de aumentar sus efectos monopol¨ªsticos, donde se evitan las conductas claramente delictivas pero no se generan sanciones simplemente para defender a unos pocos, es una sociedad que est¨¢ apostando por un paradigma cultural m¨¢s exigente y con mucho m¨¢s sentido econ¨®mico. El canon digital y la ley Sinde no favorecen, sino que van en contra del nuevo paradigma tecnol¨®gico y tambi¨¦n cultural. Son el pasado y no el futuro.
Michele Boldrin es profesor de la Washington University en San Luis (Estados Unidos) y director de la c¨¢tedra Fedea-Repsol. Pablo V¨¢zquez es director de Fedea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.