Pasi¨®n (t¨¢ntrica o no) por la lectura
Nuria Amat, Maruja Torres y Sergi P¨¤mies desvelan sus h¨¢bitos con los libros
Nuria Amat palideciendo ante el zarandeo que sufr¨ªa su deseada primera edici¨®n de Cien a?os de soledad, de Garc¨ªa M¨¢rquez, en manos de Maruja Torres; esta sacando luego un billete libio con la esfinge de Gadafi perdido en un libro suyo; Sergi P¨¤mies confesando que est¨¢ conchabado en c¨®digo SMS con un chatarrero para que, casi clandestinamente, vaya a llev¨¢rsele libros de casa, y el periodista Jacinto Anton exhibiendo sin rubor una de sus ¨²ltimas lecturas (te¨®rica), C¨®mo hacer sexo en el bosque, mientras un hueso de ballena va de mano en mano entre los asistentes...
Eso es lo que acab¨® ocurriendo anoche en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), donde se hab¨ªa convocado una charla con el t¨ªtulo Pasi¨®n por la lectura, tal como promovi¨® EL PA?S como proleg¨®meno a una Diada de Sant Jordi que caer¨¢ en Semana Santa y con el mismo ep¨ªgrafe que lucir¨¢ el suplemento especial de libros de 24 p¨¢ginas que se publicar¨¢ el pr¨®ximo jueves.
"Siempre que he amado he regalado libros", confiesa Maruja Torres
Fueron pasiones divertidamente desatadas, llenas de ternuras y mitos. El primero, los libros fundacionales. Ah¨ª Amat se arranc¨® con un Mujercitas que se salv¨® de la quema de la biblioteca -que ya ten¨ªa con 14 a?os- por un olvidado cigarrillo de su hermano; luego, una Alejandra Pizarnik, una Jane Eyre y una Ana Karenina, todo en primeras ediciones ("este fetichismo me ha dado hace poco, desde que leo en Ipad y s¨¦ que el libro en papel desaparecer¨¢").
"?Y t¨² no te comprabas?", le inquiri¨® Amat a Torres. "La m¨ªa es otra historia, hija", le respondi¨® recordando el Oliver Twist que, con siete a?os, le regal¨® su t¨ªo. "Ve¨ªa ah¨ª la pobreza de mi Raval", dijo la autora de F¨¢cil de matar, que compraba de viejo y de saldo, y eso la llev¨® hasta Cor¨ªn Tellado y Silver Kane. P¨¤mies evoc¨® un pasillo estrecho de un piso de Par¨ªs cargado de literatura marxista que detr¨¢s ten¨ªa una notable colecci¨®n de poes¨ªa catalana y un El gran Meaulnes y todo el Verne escolar. "Una empanada de lecturas, vaya".
A m¨¢s conversaci¨®n, mayor idolatr¨ªa. ?Subrayar los libros? "En las primeras ediciones, ni subrayo ni doblo p¨¢ginas, faltar¨ªa", se escandalizaba la autora de Amor y guerra, puro contraste con Torres, que los marca con rotulador "?fosforito!", comprob¨® P¨¤mies, que lamentaba su particular amnesia: "Yo los repaso y me pregunto: '?Y por qu¨¦ lo subray¨¦?".
?Prestamos? "Prefiero comprarlo y darlo antes que dejarlo: los libros no se devuelven nunca", constat¨® Amat frente a una Torres que manten¨ªa que est¨¢n para darse todos... salvo los que tiene de Oriente Pr¨®ximo que ha comprado all¨¢ ,"donde un d¨ªa", dice, "me encontr¨¦ con una biograf¨ªa de Tita Cervera". La excepci¨®n al pr¨¦stamo del autor de La bicicleta est¨¢tica est¨¢ en los de la pared dedicada a los deportes.
Cierta condescendencia con los que roban libros (al parecer, los desaparecidos Drugstore y la librer¨ªa Francesa debieron de padecer mucho) destilaron quienes admitieron que un libro tambi¨¦n sirve para enamorarse -"siempre que he amado he regalado libros", admiti¨® Torres-. P¨¤mies tiene otra tesis: "Sirven para el cortejo, pero no para consolidar una relaci¨®n". Amat lament¨® que el amor le hiciera fusionar su biblioteca con la de su marido, fatal cuando aquel dej¨® de serlo. "Un desastre; desde entonces, nunca m¨¢s con nadie", sentencia quien lee, como Torres, en la cama, saboreando muy lentamente las historias que le gustan. "Te acercas a la lectura t¨¢ntrica, Nuria", le dijo P¨¤mies; "yo soy de sill¨®n y voy muy deprisa si me gusta; eyaculaci¨®n precoz, vaya".
Si estantes anchos o estrechos para evitar dobles filas, si e-book o no, que los hijos siguen a medias... Hora y media de pasi¨®n que se contagi¨® a un auditorio que a cada tema iba diciendo la suya. Lo que hacen los libros.
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