El gran noct¨¢mbulo ya no trasnocha
Entra la noche como un bulto / de mar vac¨ªo y de caverna, / se va esparciendo por los bordes / del alcohol y del insomnio, / lame las manos del enfermo / y el coraz¨®n de los cautivos, / y en la blancura de las p¨¢ginas / entra tambi¨¦n la noche". Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, C¨¢diz, 1926) suele abrir sus lecturas p¨²blicas con el poema al que pertenecen estos versos, 'Vers¨ªculos del G¨¦nesis', incluido en su primer libro, Las adivinaciones. No es, pues, extra?o que los poemas dedicados a la noche sean uno de los dos grandes ejes de Ruido de muchas aguas, su antolog¨ªa m¨¢s reciente, elaborada por la poeta Aurora Luque. "La noche siempre ha sido para m¨ª una met¨¢fora m¨²ltiple, hay muchas cosas detr¨¢s de la noche: la libertad, la incertidumbre, la parte oscura de la realidad...", explica Caballero Bonald en su casa madrile?a durante una tarde de cortinas cerradas que, con la charla, se ir¨¢ volviendo cada vez m¨¢s oscura hasta borrar afuera la ciudad desprevenida.
El autor de t¨ªtulos cl¨¢sicos de la poes¨ªa espa?ola contempor¨¢nea como Descr¨¦dito del h¨¦roe (1977) o La noche no tiene paredes (2009) descubri¨® el de esta selecci¨®n "releyendo el Apocalipsis" y en ¨¦l se resume a la perfecci¨®n esa confusi¨®n nocturna que iguala al m¨ªstico y al trasnochador. "Quiz¨¢ eso forma parte de mis propias contradicciones", dice el poeta. "Como lector, cada vez estoy m¨¢s cerca de los m¨ªsticos, no solo de los cristianos, tambi¨¦n de los musulmanes, de los suf¨ªes. Me atrae mucho la m¨ªstica como forma de conocimiento de una verdad oscura. Y el lado opuesto: la noche como aventura, como escapada, algo que yo he vivido muy de cerca". Tradicionalmente m¨¢s noct¨¢mbulo que madrugador, Caballero Bonald dice ahora se tiene prohibido a s¨ª mismo trasnochar: "Ya no salgo como antes, qu¨¦ va, la edad no me deja. Es una especie de desaliento... saber que ya no resistes, que ya no es como antes. La cabronada de la vejez".
"Hermano de la noche hermano m¨ªo de la insomne potencia de la noche / atr¨¦vete a surcar el ¨¢vido oleaje del deseo". Son, de nuevo, versos, vers¨ªculos. Esta vez del ¨²ltimo libro que ha escrito Caballero Bonald. Se publicar¨¢ durante el pr¨®ximo invierno pero a¨²n no tiene t¨ªtulo definitivo. Entretanto, el largo fragmento recogido en Ruido de muchas aguas permite comprobar en su escritura una fuerza inesperada en alguien de su edad. "Este nuevo libro me rejuvenece en cierto modo", admite el poeta. "He andado buscando nuevos aparejos expresivos, otras posibilidades... Por eso he usado otra vez el vers¨ªculo largo sin m¨¦trica prefijada, pero tambi¨¦n sin puntos ni comas. Me parec¨ªa que la continuidad del poema, su car¨¢cter acumulativo de memorias, de confesiones, lo exig¨ªa as¨ª, aunque cada verso tiene cierta unidad de sentido y supongo que la respiraci¨®n reflexiva del lector se adapta bien a esa forma".
"Pensar que nunca quise recurrir a otra belleza que la m¨¢s ilegible", sigue diciendo este poema-libro que se acerca a los l¨ªmites de la oscuridad: "Hay en este libro muchas paradojas, muchas contradicciones, ese consabido espacio de la ambig¨¹edad. Pienso que, en arte, la ambig¨¹edad es poco menos que un fundamento, una especie de soporte ineludible. Yo no estoy seguro de nada, cada vez tengo m¨¢s dudas, y creo que mi poes¨ªa tambi¨¦n est¨¢ afectada por esas dudas, por esa ambig¨¹edad, ha llegado a ser como un estado de ¨¢nimo".
Adem¨¢s, el autor de Laberinto de Fortuna, dice haber vuelto a "creer" en algo en cuya existencia nunca hab¨ªa reparado: la inspiraci¨®n. "S¨ª, ha sido como una sensaci¨®n que ya ten¨ªa m¨¢s que olvidada. Estaba escribiendo como si realmente estuviera ingresando en esa zona prohibida de la imaginaci¨®n que se parece mucho a la iluminaci¨®n intuitiva, algo as¨ª de literario... Me sent¨ªa emocionado con lo que estaba escribiendo. Y lo hice en muy poco tiempo, como en trance, una experiencia que se parece mucho a la exaltaci¨®n". En alguna ocasi¨®n, el propio Caballero Bonald ha definido la poes¨ªa como una mezcla de m¨²sica y matem¨¢tica. ?C¨®mo se corrige un arrebato as¨ª? "Me importa mucho la m¨²sica y el rigor del poema, como si dij¨¦ramos una mezcla de sensibilidad y conocimiento, pero por ah¨ª anda tambi¨¦n lo que se entiende por inspiraci¨®n
... y ese es un est¨ªmulo peligroso, claro, muy poco fiable. El primer borrador era m¨¢s bien torrencial y todav¨ªa ando por ah¨ª reparando algunas aver¨ªas, algunos desajustes".
Junto a la noche, la otra mitad de Ruido de muchas aguas es el mar, concretamente el mar de Arg¨®nida, un territorio inventado pero cuyo paisaje es el de la desembocadura del Guadalquivir. "Ese territorio forma parte esencial de mi memoria, de los mitos de mi infancia. Frente a ese mundo me he hecho hombre y escritor", explica este jerezano ir¨®nico para el que su Arg¨®nida tiene tambi¨¦n algo de respuesta a la Andaluc¨ªa m¨¢s t¨®pica: "Algo tiene, s¨ª, incluso de respuesta de doble filo. Detesto la Andaluc¨ªa oficial, todos esos odiosos andaluces profesionales... Por eso me invento una Andaluc¨ªa presunta que tal vez solo sea v¨¢lida a efectos po¨¦ticos, pero que a m¨ª tambi¨¦n me sirve para ir viviendo".
La edici¨®n de Ruido de muchas aguas coincide con la aparici¨®n en bolsillo de Somos el tiempo que nos queda, un volumen de 800 p¨¢ginas que re¨²ne su poes¨ªa completa. Adem¨¢s, el a?o que viene se cumplen 60 de la publicaci¨®n del primer libro de Caballero Bonald, el citado Las adivinaciones. Imposible no hacer balance: "Miro el ¨ªndice general de mi obra y me siento bastante de acuerdo con lo que he hecho. El libro m¨ªo que menos me gusta no es el primero, que suele quedarse tan a trasmano que piensas que es un ensayo de lo que va a venir, pero no, el que siento menos pr¨®ximo es Pliegos de cordel. Fue el tributo a una etapa hist¨®rica, la del socialrealismo. No es que lo repudie, pero ya no comparto algunas de sus simplificaciones. Era muy consciente de que estaba poniendo mi poes¨ªa al servicio de una causa pol¨ªtica, la lucha antifranquista y todo eso, cosa que hist¨®ricamente est¨¢ m¨¢s que justificada. Se trataba de contar en la poes¨ªa lo que no se contaba en los peri¨®dicos".
El balance tambi¨¦n tiene que ver con eso que llaman posteridad, incluida la que conlleva ganar un galard¨®n como el Cervantes, cuyas quinielas suelen incluir desde hace a?os a este hombre que tiene ya casi todos los premios. ?Se ha planteado que podr¨ªa ganarlo? "S¨ª, claro. Yo creo que ese premio tambi¨¦n tiene su propio escalaf¨®n, te toca por viejo y por no haber dimitido, por estar todav¨ªa en la brecha (risas)". La noche, como un v¨¦rtigo, se va cerrando sobre la conversaci¨®n y el poeta admite que, m¨¢s all¨¢ de lo sonoro del t¨ªtulo, somos el tiempo que nos queda: "El tiempo es una losa que aumenta de peso con los d¨ªas. A mi edad entiendes perfectamente esas figuras horacianas que no son literatura: el tempus fugit y todo eso. No siento angustia, en el fondo hay una cierta placidez. El pasado se alarga y el porvenir se acorta. ?El futuro? Para m¨ª ya es algo muy vago, muy difuso. Yo soy mi pasado, ese es mi alimento. Mi amigo Antonio Gades sol¨ªa decir algo con lo que me identifico: todav¨ªa me queda mucho pasado por delante".
Ruido de muchas aguas. Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald. Selecci¨®n y pr¨®logo de Aurora Luque. Visor. Madrid, 2011. 192 p¨¢ginas. 24 euros. Somos el tiempo que nos queda. Obra po¨¦tica completa. 1952-2009. . Seix Barral-Austral. Barcelona, 2011. 802 p¨¢ginas. 12,95 euros.
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