Cuba: el mito del eterno retorno
Los comunistas se aprestan a expedir en su congreso el acta de defunci¨®n de la revoluci¨®n tal como la ejecut¨® Fidel Castro durante medio siglo. Ahora se agarran a la tabla de salvaci¨®n de la iniciativa privada
La revoluci¨®n cubana ha muerto de muerte natural, con Fidel Castro invitado a su propio entierro, mientras su hermano Ra¨²l se prepara para extraer las v¨ªsceras del cad¨¢ver y proceder a su embalsamamiento. Ser¨¢ en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, que se va a celebrar del 16 al 19 de abril, donde los 1.000 delegados elegidos para el evento entonar¨¢n con m¨¢s acierto el Dies Irae que La Internacional.
Para calentar el acto, una marcha recorrer¨¢ el Malec¨®n habanero como aquellas que en "vida" de Fidel Castro se denominaban "del pueblo combatiente". Pero esta movilizaci¨®n ser¨¢ solo un remedo, una caricatura, sin la parafernalia antiimperialista que tanto gustaba al L¨ªder M¨¢ximo. La parada cerrar¨¢ el proceso de consultas entre la poblaci¨®n, iniciado en diciembre del pasado a?o, para debatir el Proyecto de Lineamientos de la Pol¨ªtica Econ¨®mica y Social del Partido y la Revoluci¨®n que se va a discutir en el Congreso y que supone el acta de defunci¨®n de la revoluci¨®n cubana tal como la concibi¨® y ejecut¨® Fidel Castro durante medio siglo.
Ra¨²l Castro sacrifica el entramado social creado por su hermano. Habr¨¢ 1,3 millones de despidos
Las reformas ignoran que lo que Cuba necesita es un coche nuevo para transitar hacia la democracia
Como albacea de la revoluci¨®n, Ra¨²l Castro se ha propuesto salvarla de s¨ª misma con retoques a favor de la iniciativa privada, pero dentro del marco de una econom¨ªa centralizada y sin ceder un ¨¢pice del poder absoluto que detenta por decisi¨®n de su hermano. Esa "traici¨®n" a los principios fundacionales se propone llevarla a cabo con la aquiescencia de Fidel Castro, quien adopt¨® medidas parecidas en el pasado como mal menor, para torpedearlas una vez pasada la tormenta.
La Ley Fundamental de Cuba, del 7 de febrero de 1959, un mes despu¨¦s de la toma del poder, prohib¨ªa expl¨ªcitamente la confiscaci¨®n de propiedades (Art¨ªculo 24) y reconoc¨ªa la "legitimidad de la propiedad privada" (Art¨ªculo 87). Sin embargo, en 1962, un a?o despu¨¦s de que Fidel Castro declarara el car¨¢cter socialista de la revoluci¨®n, casi el 70% de la econom¨ªa hab¨ªa pasado a manos del Estado. Seis a?os m¨¢s tarde, en 1968, la llamada "ofensiva revolucionaria", acab¨® con los ¨²ltimos vestigios de "capitalismo" en Cuba. Fidel Castro confisc¨® cerca de 60.000 peque?as y medianas empresas que todav¨ªa permanec¨ªan en manos privadas (bares, carnicer¨ªas, lavander¨ªas, peluquer¨ªas, talleres de reparaci¨®n de calzado...). Los propietarios fueron acusados de contrarrevolucionarios, bandidos, especuladores y lacra social explotadora.
El Estado se hizo cargo de todo y de nada, pero en 1980 no tuvo m¨¢s remedio que autorizar los Mercados Libres Campesinos para paliar el d¨¦ficit alimentario provocado por la desastrosa gesti¨®n de las cooperativas estatales. A los peque?os campesinos se les permiti¨® vender el excedente de producci¨®n despu¨¦s de cumplir con los pedidos estatales. La experiencia dur¨® solo ocho a?os y en 1986, una nueva ofensiva, la "campa?a de rectificaci¨®n de errores y tendencias negativas", puso el punto final a esa experiencia sin que el Estado, el terrateniente m¨¢s improductivo de la historia de Cuba, fuera capaz de satisfacer las necesidades que cubr¨ªa el mercado campesino. Despu¨¦s del cerrojazo a la iniciativa privada, Fidel Castro exclam¨® ufano: "?Ahora s¨ª vamos a construir el socialismo!".
Pero el socialismo se derrumb¨® en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y en los pa¨ªses de la Europa del Este. Fidel Castro, dependiente de los subsidios sovi¨¦ticos, tuvo que recurrir nuevamente al "capitalismo" para salir a flote. En la d¨¦cada de 1990, durante el llamado "periodo especial en tiempos de paz", el Gobierno concedi¨® cerca de 200.000 licencias para ejercer un total de 158 oficios y se entregaron tierras en usufructo a los campesinos que se agruparon en las Unidades B¨¢sicas de Producci¨®n Cooperativa. Tambi¨¦n se autoriz¨® la tenencia de d¨®lares y la inversi¨®n extranjera. Las reformas fueron torpedeadas despu¨¦s por Fidel Castro, quien emprendi¨® una nueva cruzada contra los "merolicos" como llamaba despectivamente a los que ejerc¨ªan el trabajo por cuenta propia.
Una vez m¨¢s, el Gobierno cubano, ahora en manos de Ra¨²l Castro, revive el mito del eterno retorno y se agarra a la tabla de salvaci¨®n de la iniciativa privada, con la promesa de que las reformas no tendr¨¢n marcha atr¨¢s. Seg¨²n Castro, la "actualizaci¨®n" del modelo es "impostergable" para salvar el sistema socialista y no implica abrazar necesariamente la econom¨ªa de mercado. El Proyecto de Lineamientos de la Pol¨ªtica Econ¨®mica y Social del Partido y la Revoluci¨®n contiene 291 medidas orientadas a potenciar el sector privado, reducir todos los subsidios estatales, buscar alternativas de financiaci¨®n, reactivar el aparato productivo, promover la inversi¨®n extranjera y reubicar en trabajos privados a 1,3 millones de empleados del sector estatal (alrededor del 25% de la fuerza laboral) que van a ser despedidos en los pr¨®ximos tres a?os.
La guinda de ese pastel es la concesi¨®n de licencias para que los ciudadanos que lo soliciten puedan realizar trabajos por cuenta propia en 178 actividades, entre ellas la de peluquero, vendedor de art¨ªculos para el hogar, elaborador de alimentos o zapatero. En algunas de las ocupaciones aprobadas, los nuevos "empresarios" pueden contratar a trabajadores asalariados, algo in¨¦dito en Cuba, donde el Estado emplea casi al 90% de la fuerza laboral. A esos empleados se les denomina eufem¨ªsticamente "trabajadores contratados solicitados por los trabajadores por cuenta propia para laborar con ellos".
Los cubanos han respondido favorablemente y han solicitado m¨¢s de 100.000 licencias, a pesar de que la legislaci¨®n, como en el pasado, no establece garant¨ªas de continuidad. Tampoco hay una pol¨ªtica crediticia clara por parte del Gobierno, ni est¨¢ garantizada la estabilidad de los suministros, ni mucho menos se ha fijado una pol¨ªtica de precios de mayorista para poder operar con un margen de beneficios. Lo que est¨¢ m¨¢s claro son los altos impuestos a los "cuentapropistas", sobre la renta y las ventas, adem¨¢s de una fuerte contribuci¨®n a la seguridad social. Para evitar la "concentraci¨®n de la propiedad y la riqueza" el Gobierno contempla aumentar la fiscalidad a los "merolicos" que contraten a m¨¢s trabajadores y obtengan m¨¢s beneficios.
El Gobierno espera incrementar los ingresos fiscales este a?o en un 300%, pero existen serias dudas de que el sector privado pueda despegar con tantas limitaciones. La entrega de tierras en usufructo, otro de los puntales de la reforma de Ra¨²l Castro, tampoco ha dado los resultados previstos. La ley limita los contratos a 10 a?os y obliga a vender parte de la cosecha a precios fijados por el Gobierno por debajo del precio de la oferta y la demanda.
El VI Congreso del Partido Comunista va a implementar unas reformas de ida y vuelta en la historia de la revoluci¨®n. Pero esta vez Ra¨²l Castro pretende ir m¨¢s lejos con el sacrificio del entramado social creado por su hermano. El Estado ya no puede soportar el falso "pleno empleo" de Fidel Castro, a pesar de los salarios irrisorios, y tampoco puede hacer frente al enorme gasto de los servicios y subsidios que presta a la poblaci¨®n y que en el a?o 2009 represent¨® el 55% del presupuesto nacional y el 37% del PIB, con una tendencia al alza porque Cuba tiene la segunda poblaci¨®n m¨¢s envejecida en la regi¨®n, lo que ha disparado el gasto de salud y pensiones.
Las reformas dar¨¢n un respiro al Gobierno cubano, pero a todas luces son insuficientes para sacar al pa¨ªs de la grav¨ªsima crisis que padece. Ra¨²l Castro quiere recauchutar unas ruedas demasiado gastadas sin querer reconocer que lo que Cuba necesita es un coche completamente nuevo para transitar hacia la democracia. El VI Congreso del Partido Comunista refrendar¨¢, a la b¨²lgara, la "actualizaci¨®n" del socialismo cubano y Ra¨²l Castro ser¨¢ aclamado con toda probabilidad como primer secretario del Bur¨® Pol¨ªtico en sustituci¨®n de su hermano, que ha ocupado el cargo desde la creaci¨®n del partido, en 1965. A punto de cumplir 85 a?os, Fidel Castro asistir¨¢ a su propio entierro, convencido quiz¨¢s de que, una vez capeado el temporal, su hermano Ra¨²l volver¨¢ grupas para recuperar las esencias de lo que fue o quiso creer que fue la revoluci¨®n cubana.
Vicente Bot¨ªn es periodista y escritor. Su ¨²ltimo libro es Ra¨²l Castro: La pulga que cabalg¨® al tigre.
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