Seis claves urban¨ªsticas para cambiar Madrid
Es posible todav¨ªa otro modelo de ciudad que no est¨¦ basado en el beneficio individual, la fragmentaci¨®n, el espect¨¢culo, y la publicidad, sino respectivamente, en el beneficio colectivo, la continuidad, la cultura y lo p¨²blico. Pues el actual est¨¢ conduciendo a una progresiva expulsi¨®n de los menos fuertes, econ¨®mica y f¨ªsicamente, y un incremento de la agresividad en una ciudad tradicionalmente amable.
En las claves que siguen, se propone un modelo c¨ªvico basado en un desarrollo urbano equilibrado que fomente la convivencia, la solidaridad, el empleo y el confort. En t¨¦rminos urban¨ªsticos, consiste en peque?as transformaciones de bajo presupuesto y concertadas en una interacci¨®n sistem¨¢tica entre usuarios y t¨¦cnicos, m¨¦todo que permite ajustarse con flexibilidad a los continuos cambios de una gran ciudad. La historia demuestra que las actuaciones desarrolladas en el tiempo y llevadas a cabo con austeridad, son m¨¢s efectivas y flexibles que otras espectaculares pero ef¨ªmeras por impuestas y r¨ªgidas.
Madrid es una ciudad con gran potencial. Algunos gestores y t¨¦cnicos somos conscientes de que para desarrollarlo es necesaria la aportaci¨®n de los que la viven, frente a la actitud autoritaria avalada con figuras prestigiosas.
Las claves son:
1. Defensa de lo p¨²blico y reequilibrio de la calidad urbana, especialmente entre los barrios del sur y del norte, mediante una estrategia global e intervenciones estructurantes del conjunto.
El objetivo es conseguir, con acciones coordinadas, que todas las zonas de la ciudad sean autosuficientes en el desarrollo de sus actividades, diversificar y distribuir el tejido urbano de car¨¢cter econ¨®mico y evitar la fragmentaci¨®n en recintos privatizados (pomposamente llamados "ciudades").
2. Reducci¨®n del tr¨¢fico privado y fomento del transporte p¨²blico, bicicletas y ciclomotores, lo que supone un nuevo dise?o de los espacios p¨²blicos, con criterios intergeneracionales y de accesibilidad universal.
Creaci¨®n de una red continua de espacios verdes en la que se incluyan los antiguos bulevares y vac¨ªos urbanos, recuperados y equipados, frente a actuaciones como la Calle 30, concebida para el coche, y con un gasto de miles de millones de euros, endeudando a los madrile?os para los pr¨®ximos 30 a?os en detrimento de obras imprescindibles (autov¨ªa de 32,5 kil¨®metros de recorrido total, 6,5 de los cuales subterr¨¢neos, con secci¨®n superior a la que ten¨ªa anteriormente, lo cual supone mayor tr¨¢fico y contaminaci¨®n para los habitantes, revestida con despilfarro de materiales lujosos como el granito y pasarelas monumentales).
3. Rehabilitaci¨®n integral de barrios que incluya las obsoletas infraestructuras madrile?as.
Madrid se vuelca en lo extraordinario y cae en la rutina de lo ordinario y aparente.
4. Establecer nuevos criterios de clasificaci¨®n del patrimonio urban¨ªstico y arquitect¨®nico, por su valor intr¨ªnseco, independientemente de su antig¨¹edad. Recordemos edificios como los de Fisac, de la Sota o S¨¢enz de Oiza, cuyos recientes derribos indican incultura y generan discontinuidad en el tiempo.
5. Participaci¨®n ciudadana a trav¨¦s de asociaciones ciudadanas, con poder de decisi¨®n y actuaci¨®n, en una estructura organizada.
Es necesario descentralizar coordinadamente las decisiones que incumben a los barrios y distritos. La participaci¨®n es fuente de innovaci¨®n, y empleo, pues los colectivos ciudadanos aportan ideas y pueden ser involucrados.
6. Reorganizaci¨®n de la gesti¨®n urban¨ªstica por unidades de paisaje.
Los organismos municipales deben actuar por unidades espaciales de forma coordinada y con un criterio ¨²nico (planeamiento, control de la gesti¨®n urban¨ªstica y conexi¨®n entre obras municipales); un organigrama similar al desarrollado en la ¨¦poca de Tierno Galv¨¢n.
Lo aqu¨ª expuesto est¨¢ basado en criterios racionales que conducen inexorablemente a construir una ciudad sostenible en la mejor acepci¨®n del t¨¦rmino. Los organismos complejos, como el cerebro humano o la ciudad, se forman lentamente porque requieren procedimientos complejos que contribuyen a su asimilaci¨®n y por tanto a su solidez y permanencia.
Luis Moya es arquitecto y catedr¨¢tico de Urbanismo de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de Madrid, en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid
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