Una mafia de proxenetas y polic¨ªas reinaba al otro lado de las escuchas
La c¨²pula de la Guardia Civil en Lugo ignor¨® denuncias sobre la connivencia entre sus agentes y matones de burdel
"Si est¨¢s interesado en conocer la Coslada de Lugo, ll¨¢mame y te presentar¨¦ a unas personas que te pueden informar". Esta frase pronunciada al o¨ªdo de un agente de la Guardia Civil en la barra de un pub de Lugo a principios de diciembre de 2008 fue el detonante de la Operaci¨®n Carioca, una ardua investigaci¨®n que ha sacado a la luz la presunta mafia policial que, durante a?os, ha amparado la explotaci¨®n sexual de cientos de mujeres en una de las provincias aparentemente m¨¢s tranquilas y seguras de Espa?a. Entre los m¨¢s de 60 imputados por cohecho, tr¨¢fico de influencias, prevaricaci¨®n, inducci¨®n al aborto u omisi¨®n del deber de perseguir delitos, figuran una veintena de agentes y mandos de la Polic¨ªa Local y Nacional y de la Guardia Civil, as¨ª como el coronel Jos¨¦ Herrera Garc¨ªa-Lora, m¨¢ximo responsable de la Comandancia de Lugo entre 2000 y 2009, y el exsubdelegado del Gobierno en Lugo Jes¨²s Otero. Decenas de testigos, fotograf¨ªas, v¨ªdeos y escuchas telef¨®nicas dibujan una supuesta trama de agentes del orden compinchados con proxenetas, que chantajeaban, maltrataban y abusaban de prostitutas extranjeras mientras sus superiores en el cuerpo miraban para otro lado. Se investiga, incluso, si pudo haber asesinatos.
Los compa?eros hicieron el vac¨ªo a las dos guardias que destaparon la trama
El jefe de la comandancia destruy¨® una nota de asuntos internos
Un incidente en un piso de acogida para mujeres hizo saltar las sospechas
El equipo de f¨²tbol de la polic¨ªa recib¨ªa el patrocinio del jefe de un burdel
En el v¨¦rtice de esta pir¨¢mide de corrupci¨®n policial, de la que supuestamente fueron testigos jueces, empresarios y pol¨ªticos, est¨¢ el cabo Armando Lorenzo, un guardia muy popular en Lugo que, seg¨²n los testimonios recogidos por la juez Pilar de Lara, cultivaba amistades poderosas tanto en los despachos como en los antros de la ciudad. Un magistrado jubilado declar¨® que el guardia, al que define como "servicial", ten¨ªa "muy buenas relaciones" con "todos" los jueces de Lugo y "tambi¨¦n con la fiscal¨ªa". "Soy polic¨ªa y no me va a pasar nada. A ti no te van a creer porque eres extranjera y prostituta. Yo tengo muchas influencias", presum¨ªa el agente imputado, seg¨²n una de las v¨ªctimas.
El cabo Lorenzo se mov¨ªa a sus anchas entre los malhechores de los burdeles y, a su vez, era el responsable del Emume lucense, el equipo de la Guardia Civil dedicado a asistir a mujeres en peligro, incluidas las prostitutas que hu¨ªan de los malos tratos y abusos de esos mismos proxenetas. Fueron las sospechosas maniobras de este agente en su condici¨®n de responsable de esta unidad las que propiciaron, en 2005, unas denuncias internas ignoradas por los mandos de la Guardia Civil y presuntamente ocultadas por el socialista Jes¨²s Otero, en aquel entonces subdelegado del Gobierno en Lugo y ahora imputado en la causa.
En la primavera de 2005, el cabo Lorenzo protagoniz¨® un grave episodio en uno de los pisos secretos en los que se refugian mujeres maltratadas. El guardia envi¨® a la madama de un club de alterne a una de estas viviendas para que fuese a repescar a dos prostitutas huidas y alojadas all¨ª. Ante la negativa de las responsables del piso de acogida a abrirle la puerta a la enviada del agente, fue el propio Lorenzo el que cogi¨® a las internas y se las llev¨® al club Luxor.
Ante la gravedad de los hechos, trabajadoras sociales del Ayuntamiento y de una ONG acudieron a la concejala de Bienestar Social de Lugo, la socialista Carmen Basadre, que a su vez alert¨® al entonces subdelegado del Gobierno, Jes¨²s Otero. En una reuni¨®n en su despacho, Otero, ahora acusado de prevaricaci¨®n y omisi¨®n del deber de perseguir delitos, prometi¨® investigar al cabo Lorenzo, pero pidi¨® discreci¨®n a la edil por las buenas relaciones que el agente ten¨ªa con la m¨¢xima autoridad en la Comandancia de Lugo, el teniente coronel Jos¨¦ Herrera Garc¨ªa-Lora, tambi¨¦n imputado. Cuatro a?os despu¨¦s, el guardia Lorenzo fue detenido en la Operaci¨®n Carioca.
La denuncia lleg¨® tambi¨¦n a mandos de la Guardia Civil. Fue a trav¨¦s de estas mismas trabajadoras sociales, que relataron los hechos a dos agentes del Emume, compa?eras de Lorenzo. Para ellas era la gota que colmaba el vaso, tras meses intuyendo irregularidades y oyendo rumores sobre las pr¨¢cticas del cabo, por lo que se negaban a firmar diligencias en las que ellas no hubieran estado presentes. Decidieron entonces presentar un informe a su superior, el capit¨¢n Andr¨¦s Manuel Velarde, con todo lo que sab¨ªan o sospechaban.
El escrito est¨¢ firmado el 4 de junio de 2005 por las dos compa?eras de Lorenzo. Expone el caso del piso protegido y el testimonio de las trabajadoras sociales y abogadas que recurrieron a ellas. Una letrada les coment¨® su extra?eza por la forma de trabajar de Lorenzo. Siempre que el guardia remit¨ªa a prostitutas extranjeras a los servicios sociales, las chicas acud¨ªan con la err¨®nea creencia de que eran testigos protegidas cuya situaci¨®n iba a ser autom¨¢ticamente legalizada. Esto se suma, seg¨²n el relato de las agentes, a lo que ya le hab¨ªan comunicado al capit¨¢n de forma verbal: "El contacto con las testigos protegidas es el cabo de forma personal y exclusiva; casi todas las investigaciones relacionadas con la prostituci¨®n fueron iniciadas por el cabo Armando y durante los horarios de oficina ninguna prostituta fue a presentar denuncia, salvo cuando el cabo estaba solo; resulta extra?o que todas las intervenciones se realizaron en determinados clubes, nunca en otros". El informe contin¨²a durante tres p¨¢ginas con las supuestas irregularidades que detectaron en el comportamiento de Lorenzo.
Las dos agentes relataron que tras estudiar el informe, el capit¨¢n Velarde las llam¨® a su despacho y les dijo: "Yo no he visto nada". Les indic¨® que si quer¨ªan presentar denuncias lo hicieran por un conducto oficial y que, si lo hac¨ªan, al primero que dar¨ªa cuenta es al propio cabo, lo que ellas entendieron como una amenaza. En su declaraci¨®n como imputado, Velarde esgrimi¨® que los hechos denunciados por sus subordinadas formar¨ªan parte, si eran ciertos, de la vida "particular" del cabo Lorenzo. No recuerda si se las traslad¨® a su superior, el entonces teniente coronel Herrera, hoy coronel jefe del centro de coordinaci¨®n regional de Canarias.
Tras presentar este texto, el ambiente en la oficina se volvi¨® hostil contra las dos agentes. Lorenzo les retir¨® el saludo y otros compa?eros les "torc¨ªan la cara", por lo que entienden que el capit¨¢n difundi¨® el escrito, que m¨¢s tarde presentar¨ªan tambi¨¦n a asuntos internos de Madrid. Entre los comentarios de sus compa?eros, uno de los imputados, el brigada Julio Baquero, lleg¨® a decir de ellas que eran "unas legalistas y quisquillas", seg¨²n aseguran las guardias.
El incidente con el cabo Lorenzo en los pisos de acogida lleg¨® tambi¨¦n a o¨ªdos del entonces teniente coronel Herrera a trav¨¦s de una nota de asuntos internos. El m¨¢ximo responsable de la Comandancia de Lugo asegur¨® que se limit¨® a preguntar "gen¨¦ricamente" en el cuartel "c¨®mo iban las cosas" en la unidad a la que estaba adscrito el agente y, al no recibir ninguna queja, se olvid¨® del asunto y destruy¨® el escrito.
Ya solo por lo que los propios agentes han admitido ante la juez, se sabe que las relaciones entre los matones de los prost¨ªbulos y las fuerzas de seguridad eran muy estrechas. El equipo de f¨²tbol de la polic¨ªa recib¨ªa el patrocinio de uno de los jefes de los burdeles y los clubes de alterne eran lugares habituales de juerga cuando los efectivos masculinos se iban de cena. Un inspector de la Polic¨ªa Local ha confesado que en su tiempo libre se encargaba de gestionar seguros y alquileres de prost¨ªbulos.
Los informes de asuntos internos incluidos en el sumario sostienen que detr¨¢s de este compadreo entre agentes y proxenetas se esconde una aut¨¦ntica mafia que abusaba de la "especial situaci¨®n de desamparo" en la que se encontraban cientos de mujeres extranjeras, explotadas sexualmente en los prost¨ªbulos bajo la amenaza de muerte a sus familias y obligadas a pagar deudas prohibitivas para sus bolsillos. Polic¨ªas y guardias civiles est¨¢n acusados en Lugo de garantizar protecci¨®n a los encargados de los burdeles a cambio de no pagar ni los servicios sexuales ni las copas, de avisar a los proxenetas cuando iba a haber alguna redada y de ama?ar tr¨¢mites burocr¨¢ticos en Extranjer¨ªa para frenar o impulsar deportaciones de prostitutas en funci¨®n de los intereses de los amos de las barras americanas.
Nombres de la trama
- Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Ad¨¢n. Encargado del Queen's, un club del Pol¨ªgono de Ceao (Lugo) que es el epicentro de la mafia investigada por la juez. Ad¨¢n es el detenido que acumula m¨¢s imputaciones, que van desde la inducci¨®n a la prostituci¨®n hasta el blanqueo de capitales, pasando por la tenencia il¨ªcita de armas o delitos contra los derechos de los trabajadores. Trabajaba supuestamente protegido por una red policial corrupta que amparaba sus operaciones. En junio pasado fue trasladado a Lugo desde la c¨¢rcel de Burgos, donde cumple condena, para que colaborase en la b¨²squeda de pruebas del posible homicidio de una brasile?a, Ana, que trabajaba en el prost¨ªbulo, y que desapareci¨® sin dejar rastro en 2007. Las investigaciones apuntan a su posible asesinato y a Garc¨ªa Ad¨¢n como sospechoso.
- Armando Lorenzo. Cabo de la Guardia Civil de la Polic¨ªa Judicial. Est¨¢ acusado de ser uno de los cabecillas de la trama, aunque la juez permiti¨® su salida de prisi¨®n por motivos de salud. Acumula, entre otros, cargos por tr¨¢fico ilegal de personas, cohecho, tr¨¢fico de influencias, revelaci¨®n de secretos y agresi¨®n sexual. Una denuncia contra ¨¦l puso a asuntos internos de la Guardia Civil sobre la pista de la trama. Atribuy¨¦ndose el cargo de jefe de Extranjer¨ªa, presuntamente solicitaba favores carnales a prostitutas bajo la amenaza de echarlas de Espa?a. A la vez, exist¨ªan sospechas de que Armando Lorenzo hab¨ªa influido sobre otros polic¨ªas para legalizar y dar permisos de trabajo y residencia a sudamericanas. Ejerc¨ªa presuntamente el control sobre todos los clubes y garantizaba la ausencia de inspecciones en dichos locales.
- Jos¨¦ Ram¨®n V¨¢zquez R¨ªo. Polic¨ªa local de Lugo, exjefe de la Brigada Nocturna. Tercera pieza del n¨²cleo duro de la trama, seg¨²n las investigaciones. Se sospecha que V¨¢zquez R¨ªo, socio protector del Queen's, utilizaba el coche patrulla para desplazar a las prostitutas a estas fiestas a puerta cerrada donde abundaban las drogas y los favores sexuales gratuitos para los agentes. Tambi¨¦n est¨¢ imputado en el caso del supuesto sobreseimiento irregular de sanciones de tr¨¢fico de la Polic¨ªa Local de Lugo, como confirman supuestamente las conversaciones telef¨®nicas captadas en los sucesivos pinchazos.
- Jos¨¦ Marcos Grand¨ªo. Jefe del club Eros. Encargado de uno de los locales de alterne en el que trabajaban las extranjeras. Estas circulaban entre el Queen's, el Eros y el Volvoreta, en la capital lucense, o bien se las trasladaba a La Colina, en Outeiro de Rei, o a Eclipse, en la costa de la provincia. En estos establecimientos, todos precintados, trabajaban decenas de mujeres sometidas a un r¨ªgido y prolongado horario de trabajo y eran castigadas con multas si se ausentaban o retrasaban en su jornada laboral. Las investigaciones tratan de aclarar si alguna fue obligada a abortar. Grand¨ªo sigue en la c¨¢rcel, tras incumplir la prohibici¨®n de salir Galicia.
- Jos¨¦ Manuel Pulleiro. Jefe del club La Colina. Su presunta implicaci¨®n en la trama es similar a la de Grand¨ªo, cada uno como encargado de su respectivo burdel. Es la persona de confianza de Ad¨¢n y el que realiza el control de las prostitutas, tal y como revelan las conversaciones telef¨®nicas. La polic¨ªa sospecha que entre ¨¦l y Ad¨¢n, a trav¨¦s de un locutorio de Lugo, pagaban los billetes y los gastos del viaje de las mujeres, que despu¨¦s estas devolv¨ªan prostituy¨¦ndose. Pulleiro era, supuestamente, el encargado de ir a recogerlas al aeropuerto y les cobraba una cantidad extra de unos 3.000 euros.
- Eduardo Antonio Castro. Es subinspector del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y los investigadores aseguran que ten¨ªa una estrecha amistad con Lorenzo. Ambos gestionaban en sus respectivos cuerpos lo relativo a clubes de alterne y, supuestamente, prestaban favores a sus due?os. Tambi¨¦n es sospechoso de retirar cartas de expulsi¨®n a prostitutas.
Testimonios de miedo y amenazas
Sin haber cumplido los 20 a?os, separada y con un beb¨¦ de seis meses, lleg¨® a Espa?a procedente de un pa¨ªs de Sudam¨¦rica junto a otras 11 compatriotas; se vio frente al ne¨®n de un burdel de Lugo. Los proxenetas, asegura, amenazaron con hacer da?o a su hijo. Un mes despu¨¦s de su llegada, se qued¨® embarazada de un buen amigo del imputado Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Ad¨¢n, capo de un prost¨ªbulo lucense. La mujer fue obligada a abortar en una cl¨ªnica ilegal. "Si no abortas, t¨² vas en una caja de pino a tu pa¨ªs", la amenaz¨® el hombre. Ad¨¢n le adelant¨® 500 euros para la intervenci¨®n, un dinero que luego tuvo que devolver prostituy¨¦ndose.
Esta joven reconoce en las fotograf¨ªas como autor del aborto sin anestesia al imputado Carlos Abu¨ªn Mosteiriz, un m¨¦dico que hasta hace poco ejerci¨® en la sanidad p¨²blica gallega y cuya cl¨ªnica privada "no estaba autorizada para realizar actividad sanitaria", seg¨²n revela en un informe oficial la responsable de la Consejer¨ªa de Sanidad en Lugo. A los tres meses de la intervenci¨®n, la chica recuerda que sufri¨® una grave infecci¨®n acompa?ada de hemorragias.
En noviembre de 2008, un mes antes de que la juez Pilar de Lara ordenase los seguimientos y las escuchas que han destapado el caso, esta testigo se encontr¨® en una calle de Lugo con el hombre que la hab¨ªa dejado embarazada. Tras las amenazas que recibi¨® de su expareja -"Negra maldita, te voy a deportar", dice-, ella intent¨® poner una denuncia en la comisar¨ªa, pero "no se la quisieron coger". All¨ª se le acerc¨® un agente, al que conoc¨ªa de verlo tambi¨¦n en los clubes, y le dijo: "Tranquila, un d¨ªa esto se va a parar y yo ser¨¦ tu testigo".
Es el testimonio de una de las decenas de mujeres extranjeras explotadas en los burdeles que han declarado ante la juez, algunas como testigos protegidas. Los relatos reconstruyen su vida en los clubes donde, enga?adas o ejerciendo libremente la prostituci¨®n, ten¨ªan que pagar deudas contra¨ªdas con los due?os de la organizaci¨®n. En los burdeles de Lugo, la disciplina inclu¨ªa muchas veces la obligaci¨®n de consumir drogas y mantener relaciones sin preservativo, con un solo d¨ªa libre por semana y multas que se descontaban de sus sueldos por llegar tarde o ausentarse del trabajo. Los abortos tampoco eran la excepci¨®n y algunas prostitutas cuentan c¨®mo sus compa?eras eran forzadas a tomar pastillas abortivas sin control m¨¦dico que les hac¨ªa "retorcerse de dolor".
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