Recortes en salud: una alarma innecesaria
El presupuesto del Departamento de Salud centra todos los debates pol¨ªticos y t¨¦cnicos del pa¨ªs. Hemos observado con indignaci¨®n c¨®mo se confunde a ciudadanos y profesionales. La soluci¨®n de todos los males no es asfixiar al sector p¨²blico, lo que abrir¨¢ la puerta a que el privado gane peso cubriendo las carencias causadas en los servicios a las personas. Todas las medidas adoptadas por el anterior Gobierno, heredadas por el actual, ahorraron en 2010 230 millones de euros al sistema. El impacto para este a?o asciende a 500 millones. Fueron medidas duras, pero las asumimos con el compromiso de mantener la calidad del sistema gracias a unos profesionales que entendieron la necesidad de los sacrificios.
Al Gobierno actual le hemos hecho el trabajo sucio. Nadie mejor que el Gobierno anterior es capaz de entender la situaci¨®n. Trabajamos duramente y sin centrifugar responsabilidades. El ¨²nico culpable es la disminuci¨®n de los ingresos p¨²blicos causada por la crisis. Dise?amos junto a profesionales, ciudadanos, patronales, sindicatos, ayuntamientos y fuerzas pol¨ªticas los instrumentos necesarios para impulsar los cambios estructurales que precisa el sistema. Y todo ello ha permitido mantener los ¨²ltimos tres a?os un coste pr¨¢cticamente estable por ciudadano: 1.300 euros al a?o.
Con las medidas heredadas, el actual Gobierno necesita 500 millones adicionales, que pueden obtenerse v¨ªa ahorro o aumentando los ingresos. Lo mejor es una justa combinaci¨®n. Los gerentes han dicho que pueden disminuir sus presupuestos entre un 4% y un 5%, lo que supondr¨ªa unos 300 millones. Seguir con los planes de racionalizaci¨®n de la medicaci¨®n hospitalaria de dispensaci¨®n ambulatoria permitir¨¢ ahorrar otros 100 millones. Permitir al ICS facturar sus servicios a las mutuas dar¨ªa m¨¢s de 100 millones al a?o. Desarrollar el convenio de salud laboral que se firm¨® con el Ministerio de Trabajo en 2009 permitir¨¢ aflorar otros 200 millones.
Otras medidas, como la historia cl¨ªnica compartida o la ordenaci¨®n de la alta complejidad, muy centrada en el ¨¢rea metropolitana, permitir¨¢ racionalizar tambi¨¦n su coste. Y si se logra cobrar la actividad realizada a pacientes de otras comunidades (60 millones) y se regulan mejor los fondos de cohesi¨®n del Estado, no hab¨ªa ninguna necesidad de generar este alarmismo.
Con estos instrumentos, y sin recortar por recortar, podemos avanzar sin provocar fracturas territoriales, y seguir as¨ª garantizando que el sistema ayude a la cohesi¨®n del pa¨ªs. Ojala hubi¨¦ramos recibido en 2003 esta herencia. Necesitamos ahora y en el futuro, m¨¢s humildad de nuestros gobernantes y mucho m¨¢s respeto hacia todos los que han hecho posible uno de los mejores sistemas del mundo.
Josep Maria Sabat¨¦ es diputado del PSC.
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