Tic, tec, tac...
La Universidad espa?ola transita por una ¨¦poca oscura y la mejor prueba de que as¨ª es la aporta la radical ausencia entre nosotros mismos de ese esp¨ªritu cr¨ªtico que siempre decimos que hemos de inculcar a los dem¨¢s.
Tras unos a?os de reforma de Bolonia, cuyos mayores adalides defend¨ªan con el peculiar argumento de que en el fondo "tampoco iba a cambiar en exceso la cosa" y en ning¨²n caso ¨ªbamos "a ir a peor" (razones bien peregrinas para justificar poner patas arriba todo el tinglado), hemos llegado a un punto en que es mejor tomarse la cosa a risa. Miles de profesores nos dedicamos mes tras mes a acudir a reuniones y preparar papelajos donde se nos obliga a definir "destrezas", "habilidades", "competencias"... en un proceso kafkiano que tiene tres caracter¨ªsticas que lo hacen alucinante. Ocupa much¨ªsimo tiempo y, de hecho, cada vez m¨¢s. Nadie, absolutamente nadie, cree que todo eso sirva para nada ¨²til, por lo que todo el mundo se ha especializado en rellenar papeles sin sentido con frases huecas que, eso s¨ª, gusten al revisor de turno. A pesar de lo cual, las decenas de miles de profesores de Universidad espa?oles cumplimos cual corderitos, como nuestros respectivos centros, sin protestar.
El problema es que estamos llegando a extremos entre delirantes y pat¨¦ticos y aqu¨ª seguimos sin atrevernos a alzar la voz. Esta semana me encontr¨¦ con unos compa?eros preparando posters para un congreso sobre innovaci¨®n educativa sobre las TIC, el paso a las TEC y la anhelada llegada a las TAC. Les ahorro la explicaci¨®n de lo que es cada cosa porque s¨ª, en efecto, todo el asunto es lo que parece. Una tonter¨ªa propia de una clase de p¨¢rvulos. Que lamentablemente no es una broma sino algo que la gente se ve forzada a realizar porque este tipo de majader¨ªas se han convertido de facto en obligatorias dado que las piden las agencias de acreditaci¨®n de la calidad. De manera que ahora todos tenemos que dedicarnos a perder el tiempo (y cr¨¦anme, es mucho tiempo, que pagan ustedes) con estas cosas.
Son tambi¨¦n cada vez m¨¢s frecuentes los controles respecto de la labor de los profesores buscando una absoluta homogenizaci¨®n e infantilizaci¨®n de las clases. Han aparecido, en ¨¦poca de crisis, muchos cargos y carguitos donde se aposentan voluntarios revisores de la labor de los colegas para certificar si aplican correctamente las nuevas metodolog¨ªas. En el mejor de los casos cobran y no hacen nada. En el peor se dedican a hostigar a los profesores con episodios como la prohibici¨®n de encargar a los alumnos que lean cada uno, a lo largo de todo el curso, dos libros jur¨ªdicos o que utilicen Internet para montar una Wiki colectiva. De nuevo, no se trata de una broma. La tesis, respaldada por las autoridades, es que no se pueden imponer semejantes "cargas" a los estudiantes de un solo grupo, por ser discriminatorio.
De todos modos, el peor s¨ªntoma de lo que ocurre en la Universidad espa?ola es que los profesores nos estemos dejando hacer todo esto. Va siendo hora de que empecemos a denunciar lo que est¨¢ pasando y a alzar la voz. No con la idea de conseguir grandes objetivos y una reforma profunda de c¨®mo funcionan las cosas, algo muy dif¨ªcil. Pero s¨ª, al menos, para intentar alcanzar logros m¨¢s humildes. Como no estar obligados a confeccionar posters o poder tener un m¨ªnimo de libertad para pedir a nuestros alumnos que se lean alg¨²n libro.
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