Incidente iceberg
Es famosa la "t¨¦cnica del iceberg" que Hemingway aplicaba a su escritura. Se trataba de dejar asomar s¨®lo una peque?a porci¨®n del relato, aquella capaz de condensar el sentido y de sugerir el resto, de clarearlo, de hacerlo avanzar, como sucede con esos colosales bloques de hielo, por debajo de la superficie de lo dicho, en ausencias.
Dos presuntos miembros de ETA disparan contra unos gendarmes franceses, hiriendo a uno de ellos, y Bildu califica el hecho de "incidente". Y esta calificaci¨®n tiene, a mi juicio, la tracci¨®n expresiva de la punta de un iceberg que clarea por debajo un mundo democr¨¢tico a¨²n de hielo. Porque por poco h¨¢bito que se tenga de condenar la violencia terrorista (parece evidente que no son ni EA ni Alternatiba los inspiradores del concepto incidental), por poca soltura que se tenga en esa materia, llamar "incidente" a un tiroteo de carga mortal clarea un paisaje interior no precisamente de los m¨¢s democr¨¢ticos, de los m¨¢s apegados a las reglas e instituciones del Estado de Derecho, y desde luego, nada compasivo.
Esa primera declaraci¨®n de Bildu ha provocado, como es natural, la oposici¨®n del resto de las formaciones pol¨ªticas y ha sido, por ello, seguida de nuevas declaraciones y recalificaciones del tiroteo por parte de la izquierda abertzale, hasta que su rechazo de lo sucedido ha alcanzado una especie de l¨ªnea de flotaci¨®n democr¨¢tica o, si se prefiere, el nivel discursivo de lo democr¨¢ticamente correcto. Pero estos malabarismos ling¨¹¨ªsticos de la izquierda abertzale, este ir tanteando la f¨®rmula de rechazo de la violencia m¨¢s adaptada a las exigencias o circunstancias puntuales, este irle a?adiendo a su oposici¨®n al terrorismo peso en gramos, como para no pasarse ni un pelo de lo necesario para cubrir el expediente del momento; estos malabarismos ling¨¹¨ªsticos resultan, en mi opini¨®n, otra expresiva punta de iceberg, que dice mucho de lo que a¨²n queda por debajo, de lo que a¨²n falta por dentro en t¨¦rminos de convicci¨®n democr¨¢tica, de empat¨ªa social, de responsabilidad pol¨ªtica con el pasado -con lo hecho hasta ahora- y con el futuro.
Con el futuro por ejemplo, y por ir m¨¢s lejos, de todos esos j¨®venes vascos (un 30%, de acuerdo con las encuestas realizadas) a los que durante decenios la izquierda abertzale ha convencido de la inevitabilidad, la pertinencia o la legitimidad de la violencia; y a los que ahora hay que "desconvencer", que recuperar para lo contrario, para una convivencia de tolerancia, empat¨ªa y alegr¨ªa (no ha debido de haberla a toneladas en ese mundo de violencias, recelos y exclusiones; de locales oscuros, adoctrinados) democr¨¢ticas. Se trata de una tarea colosal y primordial en Euskadi, y que va a exigir el esfuerzo y el apoyo de la sociedad en su conjunto. Y desde luego, de la izquierda abertzale -cuya responsabilidad en el asunto entiendo que es muy particular- mucho m¨¢s que palabras incidental y oportunamente calculadas.
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