"A veces escribo para no gritar"
Antonio Colinas publica su poes¨ªa completa y reedita su primera novela
"No he ido adonde he querido, sino adonde me ha llevado la vida", dice Antonio Colinas, y hace 13 a?os la vida le trajo a esta casa de Salamanca desde la que se ve la iglesia de Sancti Spiritus. No es un lugar cualquiera, y menos para alguien que tanto ha escrito sobre ascetas y m¨ªsticos. El solar que ocupa la casa de Colinas (La Ba?eza, Le¨®n, 1946) lo ocup¨® en su d¨ªa un convento. En ¨¦l viv¨ªa la monja para la que fray Luis tradujo el Cantar de los cantares, el hecho que, manipulado por la Inquisici¨®n, dar¨ªa con sus huesos en la c¨¢rcel.
El sosiego que transmiten los versos y la charla del autor de Tratado de armon¨ªa contrasta estos d¨ªas con el ajetreo que le rodea. El Ayuntamiento lo acaba de nombrar hijo adoptivo de la ciudad, reedita su primera novela -Un a?o en el sur (El P¨¢ramo)- y, sobre todo, publica su Obra po¨¦tica completa. 1967-2010 (Siruela), un volumen de casi 1.000 p¨¢ginas que incluye dos propinas: los in¨¦ditos de El laberinto invisible -lo ¨²ltimo que ha escrito- y La vi?a salvaje, un poemario de los a?os setenta rescatado ahora.
Los que le empujaron a la muerte fueron quienes le robaban impunemente el fruto de su trabajo
"La palabra po¨¦tica, que puede ser testimonio, debe ser palabra nueva"
El recuerdo de aquella d¨¦cada en la que Colinas se revel¨® como uno de los puntales de la nueva generaci¨®n -la de los nov¨ªsimos, aunque ¨¦l no estuviera en la antolog¨ªa de Castellet-, le devuelve por un instante a la casa de su amigo Vicente Aleixandre: "Le llev¨¦ unos versos y ¨¦l me dijo: 'En usted hay un poeta, pero ?por qu¨¦ no deja de hacer sonetos una temporada?'. Era muy hospitalario, pero severo como lector. Mi libro Truenos y flautas en un templo gan¨® un premio de 40.000 pesetas con las que me fui a Par¨ªs y a Londres. Cuando se me acab¨® el dinero volv¨ª en autoestop. Al ver Vicente el pr¨®logo que le hab¨ªa puesto al libro la instituci¨®n que lo editaba, se enfad¨®: '?C¨®mo te han puesto este mandil? C¨®rtalo".
Al poeta leon¨¦s, las vueltas y la vida le llevaron a vivir a Italia. All¨ª pasar¨ªa cuatro a?os en los que escribi¨® un t¨ªtulo m¨ªtico en la historia de la poes¨ªa espa?ola reciente: Sepulcro en Tarquinia (1975). Marcado por el sentimiento amoroso, latino pero con ecos del romanticismo alem¨¢n, cl¨¢sico pero con unas gotas de irracionalismo, el libro obtuvo el Premio de la Cr¨ªtica. "En ¨¦l est¨¢ ya", explica, "el di¨¢logo entre los dos mundos que marca lo que escribo: mis ra¨ªces en el noroeste peninsular y el Mediterr¨¢neo". En ¨¦l estaba tambi¨¦n el poema que escribi¨® despu¨¦s de visitar en Venecia a Ezra Pound, el genio que defendi¨® el fascismo: "Hab¨ªa dicho aquello de 'tiempo de hablar, tiempo de callar' y apenas hablaba. Dijo algunas palabras en espa?ol porque hab¨ªa estudiado el Cantar de Mio Cid".
Colinas fue una v¨ªa intermedia en el contexto del 68, una generaci¨®n cuya respuesta al agotamiento del realismo social dio lugar a un mayor experimentalismo: "De la nueva sensibilidad nac¨ªa la necesidad de un lenguaje nuevo, mayor libertad en los temas y en las lecturas: por entonces Europa terminaba en los Pirineos. Se subray¨® el sentido vivificador de la cultura, el cine, las artes... Al convertirse en culturalismo, se agot¨®. Pero se ha dado una visi¨®n deformada de algo serio que conllevaba una cr¨ªtica: no era escapismo, era tambi¨¦n testimonio. La libertad estaba en la palabra. Luego lleg¨® un Parlamento, y cuando los problemas pol¨ªticos se encauzan a trav¨¦s de la democracia se pierde ese esp¨ªritu de la poes¨ªa social, que fue ¨²til en su momento".
A la etapa italiana le siguieron dos d¨¦cadas en Ibiza: "Me dieron una beca y nos montamos en un dos caballos con unas cajas de libros y un tocadiscos. Fuimos para un a?o y estuvimos 21". Fue un tiempo marcado por otro libro clave, Noche m¨¢s all¨¢ de la noche, el preferido de su autor. Los sentimientos se encuentran con el pensamiento y con las lecturas de "la tradici¨®n m¨ªstica y mist¨¦rica". No es casual que en esos a?os fraguara su amistad con Mar¨ªa Zambrano y su inter¨¦s por Oriente.
En 1998, Antonio Colinas se instal¨® en Salamanca. Para entonces, en su obra hab¨ªa cristalizado una antigua preocupaci¨®n por la ecolog¨ªa y por el presente. T¨ªtulos como Libro de la mansedumbre y Tiempo y abismo est¨¢n marcados por todo eso y por la muerte de sus padres. ?Sirve entonces de algo la poes¨ªa? "Armon¨ªa y mansedumbre no son una fuga, son los momentos que vienen despu¨¦s de la prueba, de la dificultad. Y s¨ª, las palabras ayudan, aunque no es exclusivo de la poes¨ªa, est¨¢ la psicolog¨ªa. El arte alivia al que lo crea y al que lo recibe. A veces escribes para no gritar". ?Y el lugar de la poes¨ªa hoy? "La palabra po¨¦tica, que puede ser testimonio, debe ser sobre todo palabra nueva. Aunque no siempre se comprenda. San Juan y G¨®ngora murieron sin ver editadas sus obras. La palabra po¨¦tica es a veces tan intemporal que el propio tiempo no la reconoce".
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