Sant Jordi derrota a los malos augurios

Demostrado: si algo puede deslucir la Diada de Sant Jordi ya solo puede ser la lluvia porque ni que caiga en s¨¢bado y ni que, para m¨¢s inri, sea en plena Semana Santa, parece afectar ya a la que, sin duda, es la manifestaci¨®n ciudadana m¨¢s popular y participativa de Catalu?a. El tiempo aguant¨® y la gente respondi¨®, as¨ª de sencillo y as¨ª en Barcelona capital como en el resto del territorio.

Las previsiones eran tan nefastas que la satisfacci¨®n ayer era infinita entre la gente del libro. "Es el mejor Sant Jordi de mi vida", reconoc¨ªa exultante una asidua como la escritora Almudena Grandes. No apuntaba eso a primera hora de la ma?ana, cuando las colas eran m¨¢s importantes en las paradas del bus tur¨ªstico de la plaza de Catalunya de Barcelona que en las casetas.

Pero con el sol se fue desperezando la capital catalana y la afluencia empez¨® a ser la norma en la Diada, o sea: dificultades para caminar por La Rambla ayer solo peatonal, casi colapso en los alrededores de plaza de Catalunya, densidad alta en Portal de l'?ngel y apretujamientos en una Rambla de Catalunya de nuevo cerrada al tr¨¢fico.

A todo ello contribuy¨®, am¨¦n de la climatolog¨ªa, la notable afluencia de extranjeros y de turistas del resto de Espa?a; tambi¨¦n lo hizo que el mal tiempo (o quiz¨¢ la verdad ¨²ltima, la crisis) provocara un ¨¦xodo menor de Barcelona, del 30% menos de turismos, cuyos ocupantes a buen seguro pisaron la calle.

La traducci¨®n econ¨®mica de todo ello es m¨¢s discutible. Seg¨²n fuentes de distribuidores y libreros, a la espera de "sumar lo que se ha facturado en toda Catalu?a", se conf¨ªa en igualar los 19 millones euros que se obtuvieron en 2010. "Menos mirar y menos fotos y m¨¢s comprar, si no me marcho", bromeaba a primera hora el televisivo Xavier Sard¨¤, reflejando esa situaci¨®n.

La sensaci¨®n de pinchazo fue m¨¢s notoria en el sector de la rosa, en el que s¨ª parecieron cumplirse los malos augurios del sector en Barcelona.

De entrada, hubo menor cantidad de puntos de venta, especialmente por la baja festiva de escuelas y entidades. Por otro, los precios salieron en algunos puntos por encima de los tres euros del a?o pasado, para r¨¢pidamente descender a casi los 80 c¨¦ntimos que acabaron al cierre de esta edici¨®n. No parecieron pasarlo mal los restaurantes y bares del centro, que presentaron llenos hasta muy entrada la primera hora de la tarde.

"Si un marciano llegara hoy [por ayer] a Barcelona tendr¨ªa una imagen mejor de la raza humana", contaba ayer el periodista y escritor italiano Emilio Marrese, que debutaba en la Diada. Las an¨¦cdotas de la jornada no har¨ªan m¨¢s que reforzar esa idea.

Escritores kilom¨¦tricos. Quiz¨¢ porque se esperaba menos afluencia, las colas de gente con su ejemplar para ser firmado llamaron m¨¢s la atenci¨®n. Entre las m¨¢s sonadas, las de Eduard Punset, que con su Excusas para no pensar (Destino, de lo m¨¢s vendido en la jornada) casi caus¨® problemas de orden p¨²blicoEn La Central, la cola era de tal magnitud que tuvieron que darse n¨²meros y ¨¦l quedarse firmando hora y media; no es de extra?ar: sus lectores llegaban a prop¨®sito hasta de Roses, como las hermanas Mata. Eran fotos, consejos... Fue una parafernalia que tuvo entre otras v¨ªctimas colaterales a lo largo del d¨ªa a autores como Jordi Punt¨ª y Najat el Hachmi.

Entre los m¨¢s de 200 escritores que ayer firmaron libros en Barcelona, Maruja Torres atend¨ªa a sus lectores, m¨¢s de lo que le permit¨ªa la cola ("de asesinos", bromeaba a partir de su libro F¨¢cil de matar), lo que provoc¨® que personal de Planeta debiera abrirle los libros y dictarle el nombre del interesado para avanzar. Su v¨ªctima fue el consejero de Cultura, Ferran Mascarell, (Catalanisme deucentista, La Magrana).

M¨¢s a destajo iba Federico Moccia, que tapon¨® el Portal de l'?ngel y estrech¨® el paseo de Gr¨¤cia. El montaje para su Carolina se enamora (Planeta / Columna) comprendi¨® incluso un Fiat Cinquecento tuneado con el que iba de un tenderete a otro.

- Espinosa, ¨¦xito biling¨¹e. El gran triunfador de la jornada apuntaba al t¨ªtulo desde que empez¨® a firmar. Sobre su condici¨®n de favorito aseguraba: "En eso soy como Guardiola, lo que tenga que ser ser¨¢, no creo en las quinielas, pero he pasado en los ¨²ltimos a?os del tres, al dos".

El escritor explic¨®: "Perd¨ª mi pierna un d¨ªa de Sant Jordi y ese d¨ªa volv¨ª a nacer, por eso esta jornada es motivo de alegr¨ªa".

- Exquisitos populares. Ver a Juan Mars¨¦ firmando sin parar fue una sorpresa anunciada. Sus lectores lo sab¨ªan y le esperaban. Todos con un ejemplar de Caligraf¨ªa de los sue?os (Lumen), pero bastantes con bolsas, maletitas o carros de la compra en los que llevaban muchos de sus t¨ªtulos anteriores, por ejemplo una primera edici¨®n de La muchacha de las bragas de oro (Premio Planeta 1978).

Hac¨ªa 20 a?os que no firmaba en Sant Jordi, explic¨®. "Pero ahora me siento en la obligaci¨®n de hacerlo, en homenaje al libro de papel y a los libreros, que con la crisis no lo pasan bien. Son momentos decisivos", dijo.

A su lado, Javier Mar¨ªas, un estajanovista de la firma. Desde mediod¨ªa todo el mundo intuy¨® que Los enamoramientos (Alfaguara) ser¨ªa uno de los libros de la jornada. En Casa del Llibre, deb¨ªa firmar desde a las doce a la una y se qued¨® hasta las tres.

Jordi Llovet dedic¨® libros por primera vez en su vida. "No me gusta y si esta vez lo he hecho es como una gentileza al editor". La primera edici¨®n de Ad¨¦u a la Universitat (Galaxia Gutenberg / Cercle de Lectors), que sali¨® a finales de marzo, est¨¢ ya casi agotada. "Si no quedan libros no s¨¦ qu¨¦ voy a firmar", brome¨® Llovet. Pero estaba contento de este ¨¦xito inesperado.

Eduardo Mendoza fue otro de los autores que firmaron sin parar. Ten¨ªa dos montones de libros. A un lado, Ri?a de gatos (Premio Planeta 2010) y al otro, Sin noticias de Gurb (Seix Barral), en una edici¨®n conmemorativa de su 20 a?os, en la que se incluyen las ilustraciones que hizo Perico Pastor para la publicaci¨®n por entregas en EL PA?S. Ambas pilas desaparec¨ªan a velocidad de v¨¦rtigo.

- P¨¦rfido Preston, pa bo. Se hac¨ªa esperar, pero el historiador Paul Preston hizo gala de su buen humor y conocimientos hist¨®ricos para lanzar un estent¨®reo "Ja s¨®c aqu¨ª!" tarradelliano para clamar a sus pacientes seguidores. La jornada le fue bien y eso mitig¨® su enfado por los insultos que su El holocausto espa?ol (Debate / Base) ha provocado en la red: "Me acusan de estar pagado por la Generalitat y ser amigo del Rey, solo falta que recuerden que soy de la p¨¦rfida Albi¨®n", a?ad¨ªa quien asegura que lo de la "memoria hist¨®rica sigue en carne viva porque la dictadura dur¨® hasta 1977 y hay muchas generaciones alimentadas por ella".

Una actitud m¨¢s beatifica mostraba Emili Teixidor, feliz por sus ya 110.000 ejemplares de Pa negre, un pan tan bueno que, dec¨ªa ilusionado el escritor, ha dado pie incluso a un sello de correos de pr¨®xima aparici¨®n.

- Duelo de firmas. Dur¨® solo una hora pero fue suficiente para ver, codo a codo, a dos de los superventas de la jornada. Javier Sierra (El ¨¢ngel perdido, en Planeta), no perd¨ªa la pulcra simetr¨ªa de su firma. Mart¨ª Gironell (L'arque¨°leg, Columna), esperaba de pie y vend¨ªa el 2x1 promocional con entradas al Museo de Montserrat, en honor de su personaje, el pare Ubach.

- Muerte y vida. Ramon Solsona vivi¨® con su L'home de la maleta, (Proa, premio Sant Jordi) su mejor Diada, si bien qued¨® afectado por la an¨¦cdota de que entre los que hab¨ªan ido "a pedir la firma se ha presentado la mujer del m¨²sico en que se inspira mi novela, que ha muerto sin haberla visto". Llamada a la vida era la de Kilian Jornet (C¨®rrer o morir, en Ara Llibres), a quien grababa hasta una televisi¨®n francesa. "Correr tiene m¨¢s retos que acabar primero, esa es la clave del ¨¦xito de este deporte", argumentaba ante sus fibrosos lectores. Y es que en Sant Jordi caben todos.