Carism¨¢tico, despedido, muerto
La Universidad de Princeton atribuye a una conducta incorrecta la destituci¨®n del profesor espa?ol Antonio Calvo, cuyo suicidio ha conmocionado el campus
Pocas veces se ha procedido al despido fulminante, antes de que acabe un semestre, de un docente en la prestigiosa Universidad de Princeton. Las propias autoridades admiten que el caso del profesor espa?ol Antonio Calvo, de 45 a?os, que dirig¨ªa el departamento de Lengua Espa?ola, fue una excepci¨®n. Pero una excepci¨®n que ha resonado intensamente en este campus, sobre todo, entre los doloridos alumnos de ese carism¨¢tico maestro, que fund¨® hace tres a?os un popular programa de visita acad¨¦mica a Toledo.
Faltos de respuestas convincentes a las muchas dudas que provoc¨® el suicidio de Calvo el pasado 8 de abril, los estudiantes comenzaron el s¨¢bado una campa?a de petici¨®n de informaci¨®n al rectorado. Quer¨ªan saber por qu¨¦ se despidi¨® a Calvo y en virtud de qu¨¦ normativas. El rectorado respondi¨® finalmente ayer, dici¨¦ndoles que hay asuntos que es mejor dirimirlos en secreto, sobre todo entre la ¨¦lite acad¨¦mica.
El rectorado inform¨® fr¨ªamente del fallecimiento tres d¨ªas despu¨¦s
En muy raras ocasiones se orden¨® una suspensi¨®n como en este caso
La presidenta de la universidad, Shirley Tilghman, envi¨® ayer una misiva a la comunidad universitaria en la que relat¨®, sin dar detalles, el proceso al que se someti¨® a Calvo. Este curso acababa su contrato de profesor de espa?ol, despu¨¦s de cinco a?os. Siempre que un contrato va a expirar, se somete al docente a revisi¨®n. "En ese proceso, si aparecen alegaciones de conducta incorrecta, deben ser investigadas con exhaustividad", explic¨® Tilghman. "En muy pocas ocasiones se recomienda la suspensi¨®n". El caso de Calvo fue una de ellas.
Seg¨²n el cap¨ªtulo quinto de la normativa de personal de Princeton, hay nueve supuestos que podr¨ªan haber llevado a la suspensi¨®n: dar clases privadas -y cobrar por ellas- a los alumnos; nepotismo; relaciones sexuales consentidas con alumnos que est¨¦n bajo la supervisi¨®n directa o indirecta del profesor; acoso sexual; usos comerciales fraudulentos del nombre de la universidad; difusi¨®n de la informaci¨®n privada de los alumnos; mala praxis en tareas de investigaci¨®n -como plagio-; alteraci¨®n del orden p¨²blico en el campus, y conflictos de inter¨¦s en las investigaciones.
La universidad no ha aclarado cu¨¢l de esos motivos pudo haber propiciado el despido de Calvo, seis semanas antes de que acabara el semestre y antes a¨²n del periodo de ex¨¢menes. Sus estudiantes se quedaron esper¨¢ndole en el aula los d¨ªas 8 y 11 de abril. El profesor, de hecho, deber¨ªa haber acudido a una reuni¨®n con representantes de la universidad en la segunda de esas fechas, pero no apareci¨®. Al d¨ªa siguiente, se suicid¨®. Sus alumnos quieren saber por qu¨¦ alguien a quien admiraban tanto fue despedido de ese modo, sin que el rectorado les informara de su muerte hasta tres d¨ªas despu¨¦s de que ocurriera, con un fr¨ªo comunicado carente de palabras de afecto u homenaje.
"Antonio se sacrificaba por los alumnos. Era una persona que trabajaba incansablemente, a la que pod¨ªas acudir para pedirle consejo sobre cualquier cosa. Era muy generoso", explica Ricardo L¨®pez, estudiante de tercer a?o y exalumno y amigo de Calvo. "El tipo de proceso de renovaci¨®n de contrato al que se le someti¨®, cada cinco a?os, es normal. Lo que no es normal es c¨®mo se le despidi¨®. No es algo com¨²n. Y cuando se hace, se hace con un a?o o con algunos meses de anticipaci¨®n, para que encuentre otro trabajo. Debe haber un motivo convincente para que todo ocurriera de ese modo tan repentino. Y la universidad deber¨ªa explicarnos con claridad qu¨¦ le hizo desviarse del protocolo habitual. Merecemos una respuesta", a?ade.
A las inc¨®gnitas administrativas se une el dolor que sienten estos alumnos, muchos de ellos amigos del profesor, por el suicidio y por no haber podido hablar con ¨¦l tras el despido. Algunos preguntaron durante una semana a los administradores. Otros escribieron correos a los decanatos y al rectorado. Mientras, un peque?o altar se ha erigido, lenta y calladamente, a la puerta del despacho 334 del departamento de espa?ol, en el edificio East Pyne Hall, donde ense?aba Calvo. Hay flores, lazos negros y un libro de condolencias. Hasta ayer esos estudiantes no ten¨ªan respuestas y la que tienen ahora les sugiere que es mejor mantener el silencio.
![El fallecido profesor de la Universidad de Princeton (EE UU) Antonio Calvo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GB7HRKHUA3TRJ7PAIYRXEZDUQE.jpg?auth=2871858b204acf47edd8841405339aab086385b6352a7c851d36e12473c20a0c&width=414)
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