Lecci¨®n del h¨¦roe polaco
Tres decisivos testimonios sobre la gesta fundacional de la Europa contempor¨¢nea han sido editados entre nosotros al mismo tiempo. Las memorias del director de Les temps modernes, Claude Lanzmann (La liebre de la Patagonia en Seix Barral), su legendario documental sobre el Holocausto (Shoah, en la colecci¨®n de cine editada por EL PA?S en DVD) y el deslumbrante informe autobiogr¨¢fico del polaco Jan Karski (Historia de un Estado clandestino en El Acantilado).
Las voces que se oyen crepitar en estos documentos evocan la epopeya de unos hombres y mujeres obligados a elegir su destino en un momento crucial de la historia europea, pero el relato de su lucha contra el nazismo no es el recuerdo de una haza?a b¨¦lica sino el sustento moral de la memoria que a¨²n hoy encuentra su plenitud de sentido en aquella insurrecci¨®n.
El desprecio de Jan Karski por el nazismo es una ejemplar lecci¨®n moral
Cuando en 1977 Lanzmann consigue grabar en Nueva York su encuentro con el profesor Karski han pasado m¨¢s de 30 a?os pero el antiguo mensajero de la resistencia polaca -el hombre que intent¨® detener el Holocausto-, estremecido por el llanto, debe interrumpir por un momento la filmaci¨®n. Lo que en 1942 vio con sus propios ojos en el gueto de Varsovia y en el campo de Izbica Lubelska sigue tan vivo en su memoria como vivazmente escrito en un libro que deber¨ªa figurar en el lugar de honor de cualquier biblioteca.
En su sobria y puntillosa narraci¨®n Karski cuenta c¨®mo se burl¨® de la Gestapo, c¨®mo visit¨® el gueto de Varsovia, c¨®mo entr¨® en el campo de exterminio, sali¨® de Polonia, atraves¨® las fronteras de la Europa ocupada y llev¨® hasta Inglaterra y Estados Unidos la noticia que conmover¨ªa al mundo. Se entrevist¨® con destacados integrantes del Gobierno brit¨¢nico, con el presidente Roosevelt, con H. G. Wells, con Arthur Koetsler, con miembros del Pen Club, con periodistas y profesores, y con cuanto ilustre o influyente ciudadano estuviera dispuesto a escuchar el relato de la barbarie alemana. Imparti¨® conferencias, public¨® art¨ªculos y se mostr¨® dispuesto una y otra vez a repetir con minuciosidad todo cuanto hab¨ªa visto con sus propios ojos.
A sus interlocutores, efectivamente, les consterna el delirante pogromo que se est¨¢ ejecutando en Europa. Pero el transporte masivo de seres desquiciados por el miedo y la humillaci¨®n, api?ados como ganado macilento en cloacas y fosas comunes, no consigui¨® movilizar las fuerzas necesarias para impedir de inmediato la matanza.
En 1981 Jan Karski record¨® ante la C¨¢mara de Representantes de los Estados Unidos el significado de aquel crimen y de aquella impotencia: "Soy un cat¨®lico practicante. Y declaro que la Humanidad ha cometido un segundo pecado original. Este pecado la atormentar¨¢ hasta el fin del mundo. Ese pecado me atormenta. Y quiero que as¨ª sea".
Un remordimiento inconcebible cuando empieza a escribir su libro, inmediatamente despu¨¦s de llegar a los Estados Unidos, en 1943, mientras difunde infatigablemente en universidades, peri¨®dicos y radios el grito de auxilio de los jud¨ªos encerrados en el gueto de Varsovia. Karski est¨¢ animado por el convencimiento de lograr el despliegue masivo de bombardeos y de cuanta acci¨®n militar haga recular a los nazis. Es el joven patriota, exestudiante en la escuela diplom¨¢tica, entregado en cuerpo y alma a servir al Estado organizado en la clandestinidad por la resistencia polaca. Es altivo, susceptible, valiente y orgulloso.
A lo largo de su seductor relato se manifiesta la ¨¦tica de un catolicismo forjado en la opresi¨®n, el profundo arraigo de la convicci¨®n que alimenta a la naci¨®n polaca. La vida de los hombres y mujeres que se enfrentan al ocupante imbuidos por una formidable fuerza espiritual. Una nobleza reflejada en el libro gracias a la aguda penetraci¨®n con que Karski sabe retratar el car¨¢cter de sus protagonistas.
Especialmente entra?able es la delicadeza con que nos habla de las "inolvidables mujeres" polacas. Es su abnegaci¨®n, valor y enga?osa fragilidad, la que da al informe de Karski ese tono de c¨¢ntico a un futuro que en aquel momento solo puede imaginar como una promesa de independencia y democracia. La pecosa y desgarbada Danuta, la delgada y poco atractiva Bronka, la infatigable y optimista Wanda, la "sublime ingenuidad" de la escritora cat¨®lica Zof¨ªa Kossac, del Consejo de Ayuda a los Jud¨ªos, nos ense?an c¨®mo puede subsistir, en las infames condiciones de la ocupaci¨®n, la simpat¨ªa, el afecto y la ternura.
Como todo lo que nos llega de una ¨¦poca anterior a nuestro nacimiento, el libro de Karski da la impresi¨®n de estar evocando un tiempo pasado. Pero su lectura revela precisamente lo contrario. No todo ha sido resuelto ni mucho menos cancelado. Aunque consigui¨¦ramos saber por qu¨¦ los Aliados no llegaron a tiempo o por qu¨¦ entregaron Polonia a Stalin en la Conferencia de Teher¨¢n, temblar¨ªa todav¨ªa ante nosotros el eco de aquella atrocidad.
El intr¨¦pido desprecio de Jan Karski por el nazismo es una ejemplar lecci¨®n moral pero m¨¢s aleccionadora es la audacia con que hasta su fallecimiento quiso recordarnos nuestro "segundo pecado original".
Basilio Baltasar es director de la Fundaci¨®n Santillana.
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