"No nos dejan hacer la cuenta, los amigos no se f¨ªan"
No encontramos un restaurante con el nombre de Pit¨¢goras o Newton, as¨ª que rebajamos el tiro y quedamos en la taberna El 9, que al menos honra a un n¨²mero. Llegan m¨¢s que puntuales y esperan tomando una ca?a en la barra. Su oficio son las matem¨¢ticas. Y demuestran que su pasi¨®n tambi¨¦n. "?Le han dado el Abel -el equivalente al Nobel- a Milnor?", preguntan con el entusiasmo con el que algunos celebran un gol de Messi.
Alg¨²n d¨ªa quiz¨¢ ellos aspiren tambi¨¦n al galard¨®n. La burgalesa Mar¨ªa Pe Pereira, 30 a?os, del Instituto Jussieu de Par¨ªs, y el granadino Javier Fern¨¢ndez de Bobadilla, 38, del Instituto de Ciencias Matem¨¢ticas, han resuelto una conjetura planteada en los sesenta por John Nash, c¨¦lebre por la pel¨ªcula Una mente maravillosa, que cuenta su lucha contra la esquizofrenia. ?Hablamos de ello? S¨ª, pero vamos a pedir primero.
Los matem¨¢ticos han resuelto la conjetura planteada por Nash en los sesenta
Mar¨ªa Pe no tiene paciencia para leer la carta aunque la tuvo para pasar tres a?os resolviendo el problema. As¨ª que Javier propone y negociamos cuatro tapas. La demostraci¨®n de la conjetura ocupa 17 folios y es dif¨ªcil resumirla, pero diremos que trata de las singularidades, puntos en los que una funci¨®n presenta irregularidades o tiene comportamientos extra, "como los lugares en los que se cruzan dos curvas de nivel en un mapa", explica Javier. Nash intuy¨® que en dos dimensiones dichos puntos ten¨ªan determinadas caracter¨ªsticas y ellos han probado que es as¨ª.
?C¨®mo se trabaja para resolver una cuesti¨®n tan compleja? "Pasas muchas horas en el despacho, pero tu cabeza sigue funcionando en cualquier lugar, en la ducha, en el metro...", dice ¨¦l ?El secreto? "Mucho trabajo y suerte", explica ella. ?Y qui¨¦n dio el ¨²ltimo paso que faltaba? Silencio. Ni amenaz¨¢ndoles con liquidar la ¨²ltima croqueta van a contar a cu¨¢l de los dos se le ocurri¨® el eureka final.
Mar¨ªa ten¨ªa una vocaci¨®n clara. De ni?a ya particip¨® en una Olimpiada Matem¨¢tica. "No lo dir¨¢ pero fue medalla de oro", apunta Javier. ?l eligi¨® la carrera un mes antes de Selectividad porque le encantaban las clases de un profesor. Comparten una queja: "A nadie se le considera inculto por no saber de n¨²meros". Y no muestran, aparentemente, ninguna de las rarezas que los t¨®picos atribuyen a los matem¨¢ticos. Es m¨¢s, si durante la comida tuvi¨¦ramos que construir nuevos estereotipos dir¨ªamos que son gente sencilla, con buen humor y excelente apetito.
A¨²n queda hueco para una ensaladilla con at¨²n y postre... ?Y esto de las singularidades para qu¨¦ sirve? "Aparecen en modelos f¨ªsicos, y como parte de la geometr¨ªa algebraica tienen tambi¨¦n potencialmente aplicaciones en criptograf¨ªa", aclara Mar¨ªa. ?Y la conjetura que acaban de demostrar? "En principio para nada", dice Javier. "Pero no emprender una investigaci¨®n hasta saber su utilidad ser¨ªa como haber esperado a que Col¨®n quisiera cruzar el oc¨¦ano para inventar la carabela", apunta Mar¨ªa.
El periodista se muerde la lengua para no preguntar eso que sabe que es una bobada pero animado por las ca?as lo acaba haciendo: ?en los restaurantes les piden los amigos que hagan la cuenta? "Al rev¨¦s", asegura Mar¨ªa, "no se f¨ªan de nosotros". Bueno, esta vez no hay peligro: est¨¢n invitados.
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