230 reclusos de Guant¨¢namo delataron a sus compa?eros
El sistema jur¨ªdico que sirvi¨® para encarcelar a 779 personas se sostiene sobre informaciones extra¨ªdas mediante presi¨®n sistem¨¢tica - Los presos catalogados por EE UU como m¨¢s peligrosos fueron quienes m¨¢s datos desvelaron
Un yihadista preso destap¨® un plan de evasi¨®n en Guant¨¢namo, los guardaespaldas de Osama Bin Laden se delataron entre ellos, un sobrino inform¨® sobre su t¨ªo, un kuwait¨ª encaus¨® a su primo, un exministro talib¨¢n revel¨® datos sobre el ayudante de otro ministro, un tunecino incrimin¨® a sus 11 compatriotas en Guant¨¢namo como miembros de Al Qaeda, un yemen¨ª inculp¨®, identific¨® e inform¨® sobre al menos 110 reclusos, un veterano comandante de Al Qaeda culp¨® a m¨¢s de 60 excombatientes... La filtraci¨®n de los papeles de Guant¨¢namo por parte de Wikileaks revela que el andamiaje jur¨ªdico para encarcelar a 779 personas se ha basado en delaciones y autoinculpaciones extra¨ªdas bajo presiones sistem¨¢ticas.
Un tunecino acus¨® a 11 compatriotas de ser miembros de Al Qaeda
Las denuncias se reflejan en las fichas como "razones para seguir en prisi¨®n"
Un preso revel¨® en 2006 un plan de evasi¨®n desde el hospital de la base
Las inculpaciones no desaparec¨ªan cuando los internos se retractaban
Una vez que se expurgan las casi 5.000 p¨¢ginas filtradas por Wikileaks sorprende que las delaciones fueran una moneda de uso tan corriente en el penal. En ning¨²n momento revelan los expedientes en qu¨¦ circunstancias se han producido esas delaciones, bajo qu¨¦ promesas o amenazas, si es que las hubo. Las autoridades de Estados Unidos tampoco se han pronunciado al respecto.
Al menos 230 reclusos denunciaron a sus compa?eros entre 2002 y 2009, fecha que abarcan las 759 fichas de presos filtradas por Wikileaks. El 63% de esos informantes (145) fueron catalogados como presos de alto riesgo. Hasta que llegaron a Guant¨¢namo, eran gente que luch¨® hombro con hombro, dispuestos a dar la vida en su guerra contra EE UU. Una vez detenidos lo que dieron fueron, nombres, revelaciones de alias, direcciones... informaciones que los militares al mando del penal usaron como elementos de cargo para seguir manteni¨¦ndolos entre rejas.
En cada ficha existe un apartado con el t¨ªtulo: "Razones para continuar en prisi¨®n". Y debajo del t¨ªtulo, entre inculpaciones y otros datos sin revelaci¨®n de fuentes, la ristra de delaciones. Algunas parecen sacadas de una secci¨®n de cotilleo y otras sirvieron para apresar a otros supuestos yihadistas. Tambi¨¦n hay decenas de presos que se niegan a colaborar, que aseguran que aunque estuvieran cien a?os ah¨ª no les dir¨ªan ni una palabra, e incluso amenazan a los vigilantes llev¨¢ndose el dedo a la garganta y dici¨¦ndoles que alg¨²n d¨ªa les cortar¨¢n el cuello.
Pero en los cuatro a?os de media que los presos han pasado en el penal ha habido tiempo para insultos, lanzamiento de escupitajos a los guardias y tambi¨¦n para las delaciones. A menudo, la misma persona que en p¨²blico vert¨ªa heces y orinas sobre los vigilantes, en la intimidad de los interrogatorios delataba a un compa?ero. Pod¨ªa servir cualquier dato que aportaran contra otro.
Un preso dijo de otro: "El detenido es peligroso y odia a Am¨¦rica". La frase podr¨ªa parecer demasiado zafia, pero se anot¨® como cargo para seguir privando de libertad a un hombre.
Alguien dijo "creer" que vio a otro, "en 1997 o en 1998", en el campo Jaldan, de entrenamiento de Al Qaeda en Afganist¨¢n.
Tambi¨¦n se anot¨® el nombre de varios presos que dijeron que el preso yemen¨ª Salam Awad Awad pod¨ªa ser quien en Afganist¨¢n luc¨ªa un colmillo de oro. El mero detalle identificativo podr¨ªa traducirse en m¨¢s meses o a?os de presidio.
Uno de los 14 marroqu¨ªes en Guant¨¢namo fue acusado por uno de sus compa?eros de ser el l¨ªder de todos los marroqu¨ªes en Afganist¨¢n.
El yemen¨ª que m¨¢s inform¨® sobre todos los yihadistas declar¨®: "Ninguno de los que est¨¢bamos en Tora Bora somos inocentes. All¨ª se iba para luchar". Su gen¨¦rica declaraci¨®n se utiliza tambi¨¦n como argumento para mantener recluidos a quienes fueron detenidos en Tora Bora y tambi¨¦n a quienes otros compa?eros aseguran haber visto en esas monta?as afganas.
Si un preso admite haber trabajado como guardaespaldas de Bin Laden en el complejo del aeropuerto de Kandahar, esa prueba incriminatoria no basta; a rengl¨®n seguido aparece la declaraci¨®n de otro preso: "Cualquier asociado con el complejo del aeropuerto de Kandahar es autom¨¢ticamente un miembro de Al Qaeda". Y esas mismas palabras se ir¨¢n vertiendo tal cual en decenas de expedientes.
Un afgano se?al¨® que un compatriota hab¨ªa intervenido en una trama para atentar contra el presidente afgano y el embajador de Estados Unidos. El supuesto terrorista, que se encontraba libre, fue detenido bas¨¢ndose en esa informaci¨®n.
Un paquistan¨ª revel¨® una conversaci¨®n en la que otro preso le dijo que era conductor y sol¨ªa llevar a yihadistas desde Pakist¨¢n a Afganist¨¢n. El analista militar apunt¨®: "Esta informaci¨®n a?ade validez a la presunci¨®n de que la familia del detenido apoya la yihad y probablemente a?ade m¨¢s elementos para saber los verdaderos motivos de su viaje a Afganist¨¢n".
Al exministro del Interior talib¨¢n Jirul¨¢ Said Walid Jairjwa lo identifica un preso como antiguo gobernador de la provincia de Mazar-i-Sharif y hombre de confianza del mul¨¢ Omar.
En un informe de 2007 se dice que un detenido escuch¨® a otro en mayo de 2006 hablar de un plan de evasi¨®n que consist¨ªa en no comer durante dos o tres d¨ªas y fingir que hab¨ªan perdido la consciencia. "Una vez que 15 o 20 detenidos estuviesen en el hospital, como all¨ª hay solo seis polic¨ªas militares y solo un guardia en la torre, los detenidos podr¨ªan reducirlos", reza la ficha.
Si toda esa informaci¨®n se ha extra¨ªdo a base de torturas, no se ha demostrado. El preso yemen¨ª Adnan Farhan Abd Alatif escribi¨® en una carta interceptada por los militares: "Si no me vuelves a ver, es porque realmente he muerto bajo tortura". La denuncia se despacha en su expediente en media l¨ªnea tach¨¢ndola de falso testimonio. Alatif sigue en Guant¨¢namo.
Los casos de tortura a los que se les otorga credibilidad son los que algunos detenidos denuncian a otros. "Fue supuestamente responsable de tortura de otro preso en Afganist¨¢n", se anota en una ficha.
Uno asegur¨® que otro lo hab¨ªa colgado de un clavo durante horas en una prisi¨®n afgana y le hab¨ªa aplicado corrientes el¨¦ctricas. Un segundo le dijo a un compa?ero que en Afganist¨¢n los talibanes le maltrataron y lo acusaron de ser un esp¨ªa. Un tercero se quej¨® de que un afgano hab¨ªa publicado en su d¨ªa una fetua contra ¨¦l. Y un cuarto indic¨® que un comandante afgano entr¨® en su celda, y al verlo reci¨¦n torturado dijo: "Bueno, bueno, bueno...". Y se fue. El comandante estaba ahora preso en Guant¨¢namo y el "bueno, bueno, bueno..." qued¨® anotado en su expediente.
La paranoia parec¨ªa campar a sus anchas. Un afgano inform¨® de que los ¨¢rabes del penal odiaban a otro afgano porque cre¨ªan que ¨¦l fue el que les delat¨® cuando los capturaron en Afganist¨¢n. Y entonces, ?por qu¨¦ estaba ahora en Guant¨¢namo el supuesto esp¨ªa de Estados Unidos? "Porque los americanos pensaron que tambi¨¦n les hab¨ªa traicionado a ellos", fue la respuesta que aport¨® un detenido.
A veces alguno inculpaba a otro y luego se retractaba. Se anotaba el cambio de opini¨®n, pero la acusaci¨®n no desaparec¨ªa.
Un afgano afirm¨® que solo admiti¨® disparar cohetes porque sus interrogadores, Wahid y Haji, le prometieron que ser¨ªa liberado. Pero la regla de "cuanto m¨¢s y mejor me informes, antes te suelto", no siempre funcion¨®. El yemen¨ª que bati¨® el r¨¦cord de delaciones estuvo encerrado m¨¢s de ocho a?os. Y el segundo hombre en la lista de delatores a¨²n sigue en Guant¨¢namo. Otros grandes acusadores permanecieron encerrados entre cinco y siete a?os. Y tambi¨¦n se vieron delatados.
Por el penal han pasado 779 presos, de los cuales a¨²n quedan 172. Las fichas filtradas por Wikileaks solo corresponden a 759 reclusos, faltan los documentos de otros 20. Si se tiene en cuenta que los mandos militares que custodian el penal consideraron que 160 eran de nulo o bajo riesgo para la seguridad de Estados Unidos, se llega a la conclusi¨®n de que una gran parte de los yihadistas incrimin¨® a sus compa?eros de armas. El andamiaje jur¨ªdico se nutri¨® de esas delaciones.
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