Candilejas
Soy todo ojos ante el espect¨¢culo que se nos avecina. Podr¨ªa ser el espect¨¢culo definitivo, la alborada de los nuevos tiempos, pero hay dudas en el reparto y depender¨¢ de si estas se disipan que podamos presenciar el nuevo amanecer, el rosicler del gran d¨ªa, esa gran muestra de fuegos de artificio. Imaginemos que est¨¢n todos ya - incluido Bildu- y que han dejado de estar quienes nunca tendr¨ªan que haber estado -ETA-. ?Qu¨¦ nervios! Y se abre el tel¨®n. Henos aqu¨ª expectantes ante el nuevo tiempo y sus incertidumbres. ?C¨®mo se repartir¨¢n los papeles, qui¨¦nes ser¨¢n protagonistas y qui¨¦nes secundarios, cu¨¢l ser¨¢ la historia que se dispongan a representar, ser¨¢ esta la definitiva, aquella que marcar¨¢ nuestros quehaceres, ilusiones y deseos en un futuro indefinido? Nein, me dice mi diablillo malo, esa obra es puro espejismo, fuegos fatuos, el fin de una era m¨¢s que el comienzo de otra, un cuadro pl¨¢stico al que le falta tiempo para tener un texto. Y prosigue mi Mefistof¨¦lix: enci¨¦ndete un puro y sigue leyendo a Goethe.
Me dir¨¢n ustedes que el fin de una era conlleva ya el inicio de una nueva, y les dar¨¦ la raz¨®n, pero a?adir¨¦ tambi¨¦n que en este caso el orden de los factores s¨ª altera el valor del producto. Perm¨ªtanme que les aclare este enigma. No es lo mismo poner delante el fin o el inicio, y tambi¨¦n aqu¨ª resulta imposible fijar una posici¨®n y al mismo tiempo determinar su contenido. Cuando hablamos del inicio de una nueva era la vemos vaciada de lo viejo, de lo que dejamos atr¨¢s, y repleta de nuevos principios: libert¨¦, egalit¨¦, fraternit¨¦. Pensemos ahora entre nosotros qu¨¦ es lo viejo y qu¨¦ es lo nuevo, qu¨¦ es lo que dejamos atr¨¢s y qu¨¦ lo que se abre ante nosotros. En caso de que realmente llegue a desaparecer, lo viejo es ETA y lo nuevo un mundo sin ETA; lo que dejamos atr¨¢s es ETA y lo que se abre ante nosotros lo ignoramos. Tenemos pues delante una foto fija, un cuadro pl¨¢stico; nos hallamos ante el final de algo, pero lo ignoramos todo de lo que vaya a venir. S¨¦ que no es esto lo que piensa ETA, que, en su ¨²ltima o pen¨²ltima txuleta, nos habla de una nueva era, supongo que con la convicci¨®n de que ella y su legado van a seguir sobrevolando nuestro inmediato futuro, antesala de la independentzia, verdadera nueva era que ya se aprestan a celebrar.
Pero la antesala de la independentzia no es la independentzia, y depender¨¢ de que ellos sigan estando o no para que todo siga igual -no haya final de era- o para que nos abramos a lo indeterminado. Treinta a?os de poder le contemplan a Urkullu y cincuenta a?os de tiran¨ªa a ETA. ?Qu¨¦ es lo viejo y qu¨¦ es lo nuevo entre nosotros? Dec¨ªa Eguiguren, para argumentar su convicci¨®n de que ETA se acaba, que las dictaduras no sobreviven a una generaci¨®n. ?Y cu¨¢l ha sido el discurso dominante, hasta el hartazgo, para esa generaci¨®n? Se abrir¨¢ el tel¨®n, s¨ª, y supongamos que est¨¦n todos. Pero a eso que veamos delante a¨²n le faltar¨¢ tiempo para echar a andar.
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