El vestuario cuestiona a Mourinho
Los futbolistas del Madrid secundan en privado a Cristiano en las cr¨ªticas al planteamiento contra el Bar?a: "Jugando todos atr¨¢s, no somos nadie"
Algo se movi¨® ayer en el vestuario de Valdebebas cuando los jugadores del Madrid fueron llegando al entrenamiento despu¨¦s del d¨ªa de descanso. La mayor¨ªa no se hab¨ªan vuelto a ver desde la derrota ante el Barcelona del mi¨¦rcoles, en la ida de las semifinales de la Champions (0-2). Seg¨²n se presentaban, los ¨¢nimos se fueron encendiendo. Comenzaron con un par de confesiones. Luego, se oyeron voces altisonantes. Voces de protesta. Voces de malestar. "?Esto es una verg¨¹enza!", repet¨ªan. "?Somos el Real Madrid!". "?No podemos volver a jugar as¨ª!". "?Estos planteamientos hacen que quedemos como unos in¨²tiles!".
Estaban todos. Incluso los jugadores m¨¢s adeptos al entrenador, Jos¨¦ Mourinho, bajando la cabeza, asintiendo en se?al de aprobaci¨®n o, simplemente, poni¨¦ndose las botas en silencio, como Cristiano Ronaldo, sin contradecir a nadie para defender al que, hasta hac¨ªa unos d¨ªas, hab¨ªa sido un t¨¦cnico c¨®mplice. De pronto, la lealtad gran¨ªtica que la gran mayor¨ªa hab¨ªa demostrado ¨²ltimamente a Mourinho comenz¨® a debilitarse. Las certezas consolidadas por la algarab¨ªa ef¨ªmera de la final de Copa, esa fe en la t¨¢ctica de la renuncia al bal¨®n, del roce f¨ªsico, de la presi¨®n baja y el pelotazo r¨¢pido, tan celebrada hace unos d¨ªas, se hab¨ªa tornado en dudas. De s¨²bito, todos empezaban a sospechar que, quiz¨¢, estaban haciendo el rid¨ªculo.
La plantilla expresa su malestar a pesar de la presencia de Karanka y Rui Faria
CR no entra en la convocatoria para la cita de hoy con el Zaragoza
La manifestaci¨®n fue espont¨¢nea, pero significativa. El Madrid es un equipo que, desde hace muchos a?os, carece de un grupo de l¨ªderes veteranos con experiencia en la capitan¨ªa. As¨ª lo han querido Florentino P¨¦rez, el presidente, y los m¨¢ximos ejecutivos del club, en virtud de la pol¨ªtica deportiva que practican desde que Hierro y Del Bosque fueron invitados a dejar la casa. La plantilla actual es joven en todo el escalaf¨®n. Tierna y mayormente compuesta de chicos moderados, con poco recorrido en la instituci¨®n.
Desde que se inici¨® la temporada, estos jugadores han vivido medio inhibidos bajo la estrecha vigilancia de Mourinho, a quien el club ha concedido todo el poder. Si P¨¦rez se siente intimidado por el portugu¨¦s, el grueso de los futbolistas le observan con una mezcla de respeto y p¨¢nico. Muy pocos se han atrevido a cuestionar sus m¨¦todos estando en la ciudad deportiva de Valdebebas y cuando lo han hecho siempre ha sido bajando la voz, en peque?os concili¨¢bulos, en los rincones del gimnasio, en el desayuno, en las duchas o en el aparcamiento, cuando no se sent¨ªan observados por los numerosos empleados que se mueven en el espectro del t¨¦cnico. El director de coordinaci¨®n, Javier Garc¨ªa Coll; el preparador f¨ªsico, Rui Faria; el ayudante de campo, Aitor Karanka, y el analista de rivales, Jos¨¦ Morais, son percibidos por muchos jugadores como agentes de Mourinho. Hombres de su confianza ante quienes no pueden permitirse sincerarse del todo porque todo lo que ellos escuchen lo acabar¨¢ sabiendo el entrenador.
Pero ayer la presencia de Rui Faria, el implacable brazo derecho de Mourinho, y de Karanka, el m¨¢s obediente de sus auxiliares, no fren¨® las ganas de los jugadores de decir lo que sent¨ªan. Asustados, Rui Faria y Karanka entraban y sal¨ªan del vestuario con cara de circunstancias. Seg¨²n un empleado de Valdebebas, el t¨¦cnico se enter¨® de todo casi al instante. Fue un hecho ins¨®lito esta temporada. Nuevo por la vehemencia de los gestos, por el n¨²mero de asistentes y por la soltura con que se expresaron ideas contrarias a las que les hab¨ªa transmitido el entrenador durante tanto tiempo. Un titular del mi¨¦rcoles expuso argumentos subversivos: "Jugando metidos todos atr¨¢s, parece que los jugadores no somos nadie. Todo lo que ha planeado Mou ha sido para que, si ganamos, todo el m¨¦rito sea suyo".
El malestar comenz¨® a manifestarse inmediatamente despu¨¦s de la derrota del mi¨¦rcoles desde el seno del grupo de los hasta ahora incondicionales del t¨¦cnico. Fue Cristiano el que quit¨® la espoleta cuando confes¨® que no se sent¨ªa c¨®modo jugando con una t¨¢ctica tan poco cuidadosa del pase: "A m¨ª no me gusta jugar as¨ª, pero tengo que adaptarme. ?Es lo que hay!". Seg¨²n sus compa?eros, Cristiano, que se cree m¨¢s importante que el entrenador, estaba furioso porque el equipo no le hab¨ªa ayudado a presionar arriba para poner en peligro al Bar?a y sobre todo porque, jugando as¨ª, tendr¨ªa muy pocas posibilidades de arrebatarle el Bal¨®n de Oro a Messi.
Cristiano le hab¨ªa pedido a Mourinho jugar siempre. Se lo pidi¨® en Bilbao y Valencia para superar a Messi en la clasificaci¨®n del Trofeo Pichichi y el t¨¦cnico le reserv¨® para su disgusto. Que le dejara fuera de la convocatoria de ayer, para recibir hoy al Zaragoza, fue interpretado como una venganza. El entrenador, a su vez, debi¨® de sentirse traicionado por sus declaraciones. Los testigos dicen que, al descubrir que no estaba en la lista, Cristiano se pas¨® un buen rato lanzando maldiciones. No se lo esperaba. "Estos dos tienen egos tan grandes que la herida no cerrar¨¢ f¨¢cilmente", dec¨ªa ayer un empleado del club.
Las confidencias c¨®mplices, las bromas, el intercambio de impresiones que caracteriz¨® la relaci¨®n de Cristiano y Mourinho en los entrenamientos esta temporada se extingui¨® en seco ayer. Ni se hablaron ni se miraron en una sesi¨®n precedida por las distancias prudenciales, los gestos desafiantes y los nervios. Dicen que hasta los chicos aparentemente m¨¢s c¨¢ndidos, como Benzema u ?zil, se atrevieron a lanzar ojeadas retadoras a Mourinho, que, sin hablar casi, ejerci¨®, m¨¢s que de entrenador, de monitor.
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