Los cad¨¢veres se acumulan en las revueltas de Siria
Las protestas del Viernes de la Ira se contagian a Damasco
A Bachar el Asad no le sirvi¨® de nada prometer reformas y tirotear a manifestantes. El pasado viernes decidi¨® cortar por lo sano y sacar los tanques a la calle, para ahogar en sangre la revuelta. Ni siquiera eso funcion¨®: ayer, en un nuevo Viernes de la Ira, decenas de miles de sirios volvieron a desafiar al r¨¦gimen y a pedir libertad. Los cad¨¢veres siguieron amonton¨¢ndose en la ciudad sure?a de Deraa. Al menos 15, seg¨²n testigos presenciales, aunque otras fuentes hablaban de 24. Hubo protestas en decenas de ciudades, entre ellas, por primera vez, Damasco. [El Observatorio sirio de Derechos Humanos elev¨® a 62 el n¨²mero de muertos en la represi¨®n de las protestas en todo el pa¨ªs, informa France Presse].
Al menos 15 manifestantes mueren en Deraa, al sur del pa¨ªs
El Gobierno acus¨® otra vez a bandas armadas islamistas de fomentar una sublevaci¨®n y anunci¨® que "grupos terroristas" hab¨ªan matado a cuatro soldados y tres polic¨ªas en Deraa y en Homs, y que otros dos soldados hab¨ªan sido secuestrados. No aport¨® ninguna prueba de ello. El Gobierno se?al¨® tambi¨¦n que el hecho de que las mayores protestas se realizaran el viernes a la salida de las mezquitas constitu¨ªa un indicio claro de la inspiraci¨®n islamista de la revuelta. En realidad, eso solo indicaba que la mezquita era el ¨²nico sitio donde los ciudadanos pod¨ªan congregarse, dado que, pese al te¨®rico levantamiento del estado de excepci¨®n, la polic¨ªa segu¨ªa cargando contra cualquier reuni¨®n p¨²blica.
Bachar el Asad afront¨® la jornada desplegando sus recursos m¨¢s amenazantes. En Damasco se colgaron pancartas con el siguiente texto: "Instamos a los hermanos ciudadanos a que no salgan de sus casas, por su propia seguridad". Ese era el mensaje que repet¨ªa tambi¨¦n la televisi¨®n. El aviso se reforz¨® con una exhibici¨®n de fuerza: desde la madrugada, tanques y blindados se estacionaron en las principales avenidas. Pese a ello y pese a la intensa lluvia, varios cientos de personas se manifestaron brevemente en el centro de la capital hasta que fueron dispersadas con disparos y gases lacrim¨®genos. Fue un incidente relativamente marginal en comparaci¨®n con la violencia que agitaba Homs o Banias o con el estado de guerra que se viv¨ªa en Deraa, pero demostr¨® que Damasco, hasta ahora al margen de de la revuelta, era susceptible de contagio.
Los testimonios de Deraa eran dram¨¢ticos. Activistas y portavoces de organizaciones humanitarias denunciaron que el Ej¨¦rcito abri¨® fuego con ametralladoras sobre una marcha que intentaba romper el bloqueo militar impuesto sobre la ciudad, causando un m¨ªnimo de 15 v¨ªctimas mortales. Un m¨¦dico de Tafas, a 12 kil¨®metros de Deraa, asegur¨® que su hospital hab¨ªa recibido 15 cad¨¢veres repletos de balazos y 38 heridos.
Varias personas que lograron cruzar la frontera con Jordania, a tres kil¨®metros de Deraa, explicaron que la ciudad permanec¨ªa sometida a una situaci¨®n de terror, con soldados de la Cuarta Divisi¨®n Acorazada (dirigida por Maher el Asad, hermano del presidente) y bandas armadas a sueldo del r¨¦gimen disparando desde las azoteas y asaltando domicilios. Esos mismos testimonios dijeron que algunos cad¨¢veres del pasado viernes se descompon¨ªan en las calles porque era imposible recuperarlos.
Esas informaciones no pod¨ªan ser verificadas, dada la prohibici¨®n de actividades period¨ªsticas en el pa¨ªs. La cadena televisiva Al Yazira, que hasta ahora manten¨ªa un equipo con periodistas locales en el interior del pa¨ªs, tuvo que abandonar Siria tras sufrir un asalto a sus oficinas de Damasco y recibir amenazas.
En Homs y Hama, en el centro del pa¨ªs; en el puerto de Banias; en la poblaci¨®n oriental de Kamishli, situada en la zona de influencia kurda; y en Harasta, muy cerca de Damasco, tambi¨¦n hubo manifestaciones m¨¢s o menos numerosas, aunque en ning¨²n caso masivas, con gritos de "adi¨®s a El Asad", "Dios, Siria y libertad" y "hemos perdido el miedo".
La p¨¦rdida del miedo por parte de la poblaci¨®n constitu¨ªa el mayor peligro para un r¨¦gimen en el que durante d¨¦cadas nadie se atrevi¨® a hablar de pol¨ªtica en p¨²blico, y en el que el nombre de Bachar el Asad sol¨ªa pronunciarse, como antes el de su padre, Hafez el Asad, en un susurro confidencial. Si con la brutal exhibici¨®n de fuerza y crueldad en Deraa no se hab¨ªa logrado inspirar terror a los opositores, la crisis parec¨ªa destinada a seguir.
Hasta ahora las protestas eran protagonizadas por j¨®venes de provincias pertenecientes a las clases m¨¢s pobres, especialmente golpeadas por la crisis econ¨®mica. Ayer los Hermanos Musulmanes, masacrados en 1982 y con los supervivientes enviados al exilio, animaron a toda la poblaci¨®n a sumarse a las protestas. Las clases profesionales urbanas y las minor¨ªas religiosas permanec¨ªan expectantes, seg¨²n todos los indicios, y temerosas de que la ca¨ªda de El Asad condujera a la instauraci¨®n de un r¨¦gimen isl¨¢mico dominado por la mayor¨ªa sun¨ª.
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