Historia y espect¨¢culo
A veces, Estados Unidos se presenta como el pa¨ªs sin pasado, reci¨¦n nacido, con oportunidades para todos. A veces, las oportunidades les son negadas a los reci¨¦n llegados: alemanes anteayer, irlandeses e italianos ayer, mexicanos hoy.
Estos, los mexicanos, nosotros, somos un problema particular porque estuvimos aqu¨ª antes que ellos. Los nombres del suroeste -San Francisco, Los ?ngeles, San Antonio- dan fe. As¨ª, resulta llamativo que norteamericanos de raza blanca rechacen a los "latinos" que, en muchas ocasiones, llegaron antes que los anglosajones. En cuanto a los ciudadanos de origen africano, el pudor exige un cierto silencio que el gran payaso, Donald Trump, insiste en romper alegando que Obama -como otros "gringos" creen- no naci¨® en Estados Unidos, pese a la contundente prueba del Registro Civil de Hawai.
El pasado, por remoto y escondido que est¨¦, siempre alimenta nuestro presente
Invoco lo anterior para referirme a dos espect¨¢culos actuales que nos remiten al pasado de Estados Unidos.
Uno es una comedia musical, g¨¦nero que los compositores "modernos" rescataron de la vieja comedia musical europea, ejemplificada por Franz Lehar en Europa y Victor Herbert en Norteam¨¦rica. Esa tradici¨®n la rechazaron expl¨ªcitamente e introdujeron los nuevos ritmos -jazz, espirituales negros, sonidos urbanos, melod¨ªas ir¨®nicas, Charleston y swing...-. La tem¨¢tica cambi¨® tambi¨¦n y una buena muestra de todo ello es la obra de Cole Porter, que en su t¨ªtulo lleva su intenci¨®n, Anything goes, "todo se vale", ahora en la escena de Nueva York.
Porter fue parte de una cultura transatl¨¢ntica bien representada por escritores como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Henry Miller y, desde luego, Gertrude Stein, para no hablar de Josephine Baker y su calz¨®n de pl¨¢tanos, la cabaretera Bricktop y, al cabo, los afroamericanos que huyeron del macartismo, como Richard Wright.
En Anything goes, escrita en 1934, Porter aparece en simultaneidad con el Nuevo Trato de Franklin Roosevelt y sit¨²a la obra en un transatl¨¢ntico que navega de Nueva York a Europa con un reparto que incluye a un millonario miope, un g¨¢ngster disfrazado de misionero, una due?a de cabaret que atrapa a un arist¨®crata ingl¨¦s, una madre arruinada empe?ada en casar a la hija con un millonario y un joven poliz¨®n pobre y guapo que conquista a la muchacha.
El precario argumento ocurre entre inolvidables canciones y bailables empe?ados en decir: somos j¨®venes, somos nuevos, el tiempo es nuestro, el tiempo tambi¨¦n es nuevo y es joven. La contagiosa m¨²sica deja atr¨¢s para siempre la opereta vienesa y le da una inmensa carta de cr¨¦dito a la modernidad norteamericana, en una era de depresi¨®n econ¨®mica: los a?os treinta, a?os tambi¨¦n de Fred Astaire y Ginger Rogers. La modernidad vencer¨ªa la crisis con comedia, canci¨®n y baile.
Que esa modernidad ten¨ªa un pasado nos lo recuerda la bella y extra?a pel¨ªcula de Kelly Reichardt, Meek's Cutoff, la historia de tres familias que viajan en caravana (covered wagons) por la llanura del norte rumbo a la promesa de Oreg¨®n y el Pac¨ªfico en 1850.
Las exigencias formales de la directora Reichardt son muchas. Amanecer, mediod¨ªa, atardecer y noche lo son sin disimulo. Las horas del d¨ªa var¨ªan de acuerdo con el sol, las nubes, la lluvia, el calor. Las de la noche son tan oscuras e impenetrables como la noche misma. Reichardt no evade la realidad de las horas y el temor del aire libre, asociado a la calamidad imprevisible del viaje.
Adem¨¢s de los horarios noche-d¨ªa, la directora le da un tiempo, ins¨®lito en el cine, al trabajo, sobre todo al trabajo de las mujeres que cosen, cocinan, cr¨ªan ni?os, atienden a los animales y, llegado el caso, defienden con coraje a la tribu. Porque esta es guiada por un hombre, Meek, que dice conocer el camino que lleva al mar, un hombre simp¨¢tico, seductor, hablador, un gu¨ªa en el que las familias de pioneros ponen su confianza.
Que no la merece sucede cuando los pioneros capturan a un indio, lo amarran y lo temen, hasta que el grupo pierde el rumbo. Meek acaso enga?a y quiere matar al indio. Lo salva la protagonista, la actriz Michelle Williams (desprovista de maquillaje), quien se enfrenta a Meek, le salva la vida al indio y este se?ala el camino correcto para cruzar la monta?a y llegar al mar.
F¨¢bulas de destiempos muy diferentes, 1850 y la conquista del Oeste, 1934 y la conquista del mundo, Meek's Cutoff y Anything goes nos recuerdan hasta qu¨¦ grado Estados Unidos es producto -?no lo somos todos?- de su historia y c¨®mo esta, por remota, escondida y hasta olvidada que sea, alimenta nuestro presente.
Estados Unidos tiende a olvidar pero celebrando. La Am¨¦rica Latina tiende a recordar a fin de no celebrar, quiz¨¢s para celebrar a veces y criticar siempre. Despu¨¦s de todo, escribi¨® William Faulkner, el pasado ocurre hoy.
Carlos Fuentes es escritor.
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