Gibraltar contamina y no paga
Las autoridades del Pe?¨®n avalan la expansi¨®n de las gasolineras flotantes que venden fuel a gran escala - La costa de Algeciras es una bomba medioambiental
El viento del Estrecho trae a Punta Europa, en el extremo sur del Pe?¨®n de Gibraltar, un olor a huevo podrido. Procede de barcos fondeados en la bah¨ªa de Algeciras y acoplados entre s¨ª por medio de grandes mangueras. Forman parejas asim¨¦tricas, se dir¨ªa que aplicadas a extravagantes apareamientos: gabarras con barcos de 100 metros de eslora, buques tanques cruzados con mercantes, portacontenedores o gaseros de m¨¢s de 300 metros de largo... "Este olor es el gas que se libera cuando los barcos gasolinera trasvasan el fuel a los buques; resulta desagradable y penetrante pero dicen que no es da?ino", dice un vecino de la Roca.
La bah¨ªa de Algeciras es una bomba medioambiental, con su refiner¨ªa, su industria qu¨ªmica, su central t¨¦rmica, su base de submarinos brit¨¢nica; el punto de Europa con mayor peligro de vertido de hidrocarburos y el cuarto foco mundial del bunkering (trasvase de fuel entre barcos). M¨¢s de 106.000 barcos, 5.000 de ellos petroleros -el 10% del tr¨¢fico mundial-, atraviesan anualmente el estrecho de Gibraltar. "Lo que tenemos aqu¨ª es una silenciosa marea negra de vertidos continuos y una situaci¨®n end¨¦mica ¨²nica", constata Patricia Navarro, fiscal de Medio Ambiente de C¨¢diz.
"Lo que tenemos es una silenciosa marea negra", dice la fiscal Navarro
La gasolina m¨¢s barata, un reclamo para 106.000 barcos en el Estrecho
Gibraltar proyecta ampliar su litoral para vender m¨¢s fuel de nave a nave
Cuando se acerca la Guardia Civil a los barcos, sale a su paso la Royal Navy
El Grey Hunter, (100.000 toneladas vertidas de crudo libio), el Petrogen One, Camponav¨ªa, Sea Esprit, Hesperus, Segundo Teniente J. P. Bobo, Spabunker Cuatro, Avemar Dos, Atlas, Ocean Globe, Sierra Nava, New Flame, Torm Gertrud, Fedra, Tawe y Ropas 1 han dejado su funesta huella en la bah¨ªa durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Pero aunque el volumen de los hidrocarburos vertidos en estos graves accidentes es enorme, puede que el da?o mayor resida en las p¨¦rdidas de fuel por el bunkering y la limpieza en el mar de las sentinas. "Muchas veces, ni siquiera nos enteramos de esos vertidos y, adem¨¢s, es muy dif¨ªcil acreditar responsabilidades porque, en materia de contaminaci¨®n, Gibraltar act¨²a con absoluta irresponsabilidad. Aqu¨ª, no funciona lo de que el que contamina paga. Da la impresi¨®n de que todo vale", acusa Navarro.
Ahora que Espa?a est¨¢ atacando con medios a¨¦reos la impunidad con la que la flota mundial limpiaba sus bodegas en nuestras aguas, la bah¨ªa de Algeciras y, particularmente, Gibraltar, aparece como el agujero negro de la contaminaci¨®n. Es como si el Pe?¨®n voceara a los cuatro vientos y mares de Europa: "Vengan y comprueben. Vendemos fuel marino un 20% m¨¢s barato y lo hacemos de barco a barco, sin atracar en puerto. Ah¨®rrense las enojosas inspecciones portuarias y los gastos de fondeo. Nosotros no miramos si sus buques son o monocascos y si incumplen otras exigencias de la UE. Esto es Gibraltar, la gran gasolinera flotante entre el Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo".
El efecto llamada ha sido incontestable. Si hace una d¨¦cada el volumen de fuel trasvasado en la bah¨ªa no llegaba al mill¨®n de toneladas, a finales de 2009 esa cifra se multiplicaba largamente por cinco. Seg¨²n Greenpeace, dos terceras partes del crudo se transfieren en aguas de Gibraltar y el resto en aguas espa?olas por medio de barcazas que se abastecen la refiner¨ªa de Cepsa, en el municipio de San Roque. Un c¨¢lculo de los trasvases da un total de 60.000 descargas anuales, 60.000 maniobras de acoplamiento y desacoplamiento de mangueras con el riesgo de vertido que conllevan. Decenas de embarcaciones gasolineras capaces de albergar hasta 300.000 toneladas de combustible fondean a diario al este del Pe?¨®n y entre el Nort Mole y la bocana de Gibraltar. Algunas son gabarras de menos de 2.000 toneladas, pero hay tambi¨¦n cuatro grandes buques que cargan hasta 100.000 toneladas.
La concentraci¨®n de superpetroleros y de otros grandes barcos a poca distancia del litoral -milla y media componen las aguas territoriales que la colonia brit¨¢nica se adjudica- taponan la vista sobre la bah¨ªa. Un vistazo a trav¨¦s de localizatodo.com permite comprobar que la bah¨ªa de Algeciras se ha convertido en refugio para la interminable bandada de naves que desfilan por el Estrecho.
En la pantalla aparecen habitualmente algunos buques aislados y fuera de formaci¨®n que se acercan por el este, costeando a muy poca velocidad. Son los que hacen turno ante las gasolineras flotantes y, en la espera, deambulan entre las aguas espa?olas y las gibraltare?as -tres millas de jurisdicci¨®n se adjudica la colonia a ese lado del Pe?¨®n-, invocando a lo que en el argot marino se denomina el paso inocente. No siempre admitido por los Estados, este paso establece el derecho a atravesar aguas de otros pa¨ªses si se navega de manera r¨¢pida e ininterrumpida y sin perjuicio para el Estado ribere?o. Vistos los efectos del bunkering, es dudoso que esos barcos no supongan un perjuicio potencial para las localidades deAlgeciras, La L¨ªnea, San Roque, muy castigadas ya por la contaminaci¨®n industrial y donde, seg¨²n un estudio del profesor de la Universidad Pompeu Fabra, Joan Benach, la esperanza de vida es inferior en un 20% a la media nacional. Pero, como se?ala el fiscal jefe de Algeciras, Juan Cisneros, cada vez que una patrullera de la Guardia Civil se aproxima a los barcos que practican el paso inocente, sale una embarcaci¨®n brit¨¢nica a cerrarle el paso.
Cisneros sostiene que, de acuerdo con el Tratado de Utrecht, Gibraltar carece de aguas territoriales, aunque act¨²e como si las tuviera y las autoridades espa?olas lo admitan en la pr¨¢ctica. "El gran problema de la contaminaci¨®n en la bah¨ªa se llama Gibraltar", subraya, "porque en territorio espa?ol ejercemos un mayor control. Ellos no ponen restricciones a los barcos que incumplen la normativa europea por lo mismo que no ponen restricciones al blanqueo de dinero: porque es su negocio. Y nosotros ya podemos incoar los procedimientos y enviar las comisiones rogatorias que queramos que su disposici¨®n a colaborar con la justicia es nula. Los procedimientos por vertidos acaban archivados por falta de autor conocido y ante la imposibilidad de investigar". Cisneros opina que ser¨ªa preferible tratar directamente con Reino Unido, ya que "al menos cabr¨ªa interpelarle en el marco comunitario".
El mensaje que el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, emite sobre este asunto se resume en la idea de que el bunkering conlleva, efectivamente, un riesgo de accidente mayor que las instalaciones en tierra, pero que el Pe?¨®n "cumple a rajatabla con las leyes" internacionales y de la UE. "No somos terroristas medioambientales", responde cada vez que los ecologistas denuncian el "riesgo diario de cat¨¢strofe". El ministro gibraltare?o argumenta que las cr¨ªticas espa?olas encubren el prop¨®sito de discutir la soberan¨ªa del territorio.
En realidad, la UE no ha prohibido el bunkering, aunque exija que se haga cumpliendo escrupulosamente con las normas de seguridad establecidas. Es en ese punto y en la falta de colaboraci¨®n judicial donde las autoridades gibraltare?as chocan con los fiscales medioambientales espa?oles, que ven en el caso del chatarrero New Flame el ejemplo sobre el comportamiento del Gobierno de Gibraltar. El 12 de agosto de 2007, el New Flame colision¨® con el petrolero Torm Gertrud en Punta Europa y all¨ª permaneci¨® semisumergido hasta que se hundi¨® el 11 de febrero, pese a que las autoridades del Pe?¨®n se hab¨ªan comprometido a adoptar "todas las medidas oportunas para prevenir cualquier accidente". En la pr¨¢ctica, estas consistieron en que el remolcador Elisabeth II sujetara al New Flame. Desde que encall¨®, el buque fue perdiendo en sucesivos vertidos, hasta siete, las 700 toneladas de fuel y las 50 de di¨¦sel que portaba. La poluci¨®n alcanz¨® las playas de La Concha, Getares, El Rinconcillo y El Chicharral, la desembocadura del r¨ªo P¨ªcaro y parte del puerto de Algeciras, pero el Gobierno del Pe?¨®n no reconoci¨® otra cosa que "peque?as manchas de di¨¦sel" y se neg¨® a colaborar con la investigaci¨®n espa?ola. "No qued¨® m¨¢s remedio que sobreseer el caso", subraya la fiscal Navarro.
Lejos de pensar en reducir el bunkering, las autoridades gibraltare?as proyectan habilitar una nueva ¨¢rea en el este del Pe?¨®n para incrementar el comercio de fuel. Que esa zona pertenezca al Parque Natural del Estrecho en el que residen especies protegidas no parece un obst¨¢culo. "Como no tienen espacio para m¨¢s buques y quieren aumentar su capacidad de suministro hasta llegar a las 400.000 toneladas, ahora pretenden construir un dique nuevo por el sistema holand¨¦s de ganarle espacio al mar", explica Antonio Mu?oz Secilla, impulsor de la asociaci¨®n Verdemar. Este ecologista integra las iniciativas de Gibraltar en una partida que la colonia estar¨ªa librando para ganar m¨¢s espacio, m¨¢s barcos, m¨¢s negocio y consolidar el dominio sobre las aguas que se atribuye y que Espa?a no le reconoce.
Su compa?era de Ecologistas en Acci¨®n, Raquel ?eco, destaca la desaparici¨®n de la pradera de algas poseid¨®n que cubr¨ªa la bah¨ªa, pero pone el ¨¦nfasis en el estudio de la investigadora Concepci¨®n Cruz Rojo, seg¨²n el cual el riesgo de padecer determinados c¨¢nceres y alergias en esa ¨¢rea es superior hasta en un 40% a la media nacional. Ella misma sangra por esa herida. "Mi padre trabaj¨® en la refiner¨ªa y muri¨® de c¨¢ncer de vejiga por culpa de la bencina", comenta con gesto quedo. A falta de colaboraci¨®n medioambiental entre las autoridades gibraltare?as y espa?olas, los ecologistas AGADEN y Ecologistas en Acci¨®n-Verdemar han estrechado lazos con sus compa?eros del otro lado de la verja. Unos y otros dicen que, a uno y otro lado de la frontera, los intereses econ¨®micos y pol¨ªticos se imponen sobre los problemas de las gentes.
"Tenemos que colaborar: compartimos la bah¨ªa"
"Tenemos que colaborar, compartimos la bah¨ªa y los mismos problemas, aunque desde Espa?a se apunte a Gibraltar sin ver que el problema viene de los dos lados. Nos preocupa mucho el bunkering, pero tambi¨¦n las industrias qu¨ªmicas y, ahora mismo, los vertidos de aguas fecales de La L¨ªnea", asegura la ecologista gibraltare?a Janet Howitts. Su organizaci¨®n, la Environmental Safety Group (ESG), se opone frontalmente al proyecto gubernativo de ampliar el puerto y habilitar un nuevo espacio para el bunkering. "Somos muchos los contrarios a ese proyecto y todav¨ªa no es seguro que vaya a realizarse. Desde luego, los que trabajamos en el turismo no queremos que Gibraltar contin¨²e industrializ¨¢ndose", indica.
La gravedad del caso y la nula colaboraci¨®n gibraltare?a llev¨® hace dos a?os a la Fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa y al Defensor del Pueblo Andaluz a instar a las autoridades implicadas, incluidas las brit¨¢nicas y europeas, a cumplir y hacer cumplir los tratados internacionales en materia medioambiental y a "eliminar cualquier pr¨¢ctica que suponga un riesgo a?adido en una zona de especial tr¨¢nsito mar¨ªtimo". Con sus 29.000 habitantes y 28.000 empresas, Gibraltar pasa por ser el territorio m¨¢s pr¨®spero de Gran Breta?a y uno de los m¨¢s ricos del mundo. Puede que el problema est¨¦ en los acomodados negociantes gibraltare?os que tienen un inter¨¦s muy relativo en la causa medioambiental porque, entre otras cosas, ya disponen de viviendas residenciales en otras latitudes alejadas de la bah¨ªa y de las ¨¢reas de la contaminaci¨®n. Son los que ven en la colonia brit¨¢nica un territorio ideal para hacer dinero sin demasiados escr¨²pulos y al amparo de la impunidad que les presta la peculiar soberan¨ªa del Pe?¨®n.
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