El 'partido' m¨¢s triste del Orcasitas se jug¨® en Conil
El joven asesinado en Conil no perdi¨® el humor ni despu¨¦s de ser apu?alado
"?Alma! ?P¨ªllame las zapatillas, que me costaron 40 pavos!". As¨ª era Juan Mena. A sus 20 a?os no pod¨ªa dejar de bromear, ni despu¨¦s de haber sido apu?alado. Despert¨® del desmayo cuando el servicio de urgencias de Conil lo sub¨ªa a la ambulancia para trasladarlo al centro m¨¦dico. El navajazo que le clav¨® uno de los tres chicos que intentaron robarle a ¨¦l y a su amiga Alma le abri¨® una herida con la que comenz¨® su cuenta atr¨¢s. Demasiada sangre perdida para mantener la vida, pero no la suficiente para perder el buen humor.
A Juan le llamaban El Chino en Orcasitas, porque de tanto re¨ªr ten¨ªa rasgada la mirada. La madrugada del pasado domingo, este joven madrile?o volv¨ªa de salir de fiesta en Conil (C¨¢diz), adonde sol¨ªa ir de vacaciones con m¨¢s amigos del barrio.Esta vez, ninguno pudo ir con ¨¦l y ahora no paran de repetirse qu¨¦ habr¨ªa pasado de no ser tres contra uno.
A Juan le llamaban El Chino porque de tanto re¨ªr ten¨ªa rasgada la mirada
Los atracadores no eran unos desconocidos, despu¨¦s de a?os de veranear en el mismo sitio El Chino ya conoc¨ªa de vista al Correcostas, el Huevo y el ?rsulus.
Los amigos de Juan no les ponen m¨¢s nombre que los yonkis y su expediente policial acredita que tienen habilidad para el tr¨¢fico de drogas.
A las 6.30 del domingo pasado Juan y Alma conversaban en un banco de la calle de Chiclana de Conil antes de subir a casa. "Dadnos un cigarro". Y Juan se lo dio. "Dadnos lo que teng¨¢is". Y lo que les dieron no bast¨®.
Intentaron robarle el bolso a Alma y al hacerlo uno de ellos la golpe¨® con un casco. All¨ª Juan salt¨®. Hubo una pelea y el Correcostas sac¨® una navaja. Le asest¨® dos pu?aladas en el costado. As¨ª lo confesaron a la polic¨ªa al d¨ªa siguiente, cuando los interrogaron tras detenerlos en su casa.
Las pu?aladas eran mortales, pero entonces Juan no lo sab¨ªa. Ni ¨¦l ni los otros pararon por eso. "Cuando se dieron cuenta de que estaba perdiendo demasiada sangre salieron corriendo", cuenta Dani, el Moro, uno de sus mejores amigos. Describe la escena gesticulando, como si de tanto imaginarla hubiera llegado a estar all¨ª.
Era propio de Juan: luchar aunque estuviera herido. Su entrenador recuerda cuando hace unos meses, en el campo de f¨²tbol le dieron un golpe que le parti¨® la nariz: continu¨® otros 15 minutos con el equipo. "Era imposible pillarle fuera de juego", dice Jos¨¦ Luis Meco, el m¨ªster, instructor del Orcasitas.
Estudiaba magisterio de educaci¨®n f¨ªsica, era becario en la Universidad Carlos III, le encantaban los ni?os. "Si volviera a tener otro hijo, querr¨ªa que fuera Juan", dice su padre antes de ponerse a organizar la manifestaci¨®n para pedir la condena m¨¢xima para los detenidos por el crimen. Aunque Juan viv¨ªa con sus padres y su hermana, en el club todos parecen sentirse parte de la familia: "En esa casa no hay puertas. Nunca estaban solo ellos cuatro".
Precisamente, cuando sus padres se enteraron de que hab¨ªan herido a su hijo estaban en Madrid con uno de sus amigos, el Moro. Al conocer la noticia no dudaron en coger el coche para llegar lo antes posible a Conil.
El Moro viaj¨® con los padres y la hermana: "A mitad de camino llamaron del hospital: dijeron que Chino no iba a sobrevivir y cog¨ª yo el volante. Sus padres no ten¨ªan fuerzas".
Mario, Dani, el Gordo, y Juanma fueron otros de los muchos amigos que viajaron a lo largo del domingo a Conil, aunque sab¨ªan que el entierro ser¨ªa en Madrid dos d¨ªas m¨¢s tarde. "Quer¨ªa pasar con ¨¦l el mayor tiempo posible", dice el Gordo mientras el resto del grupo asiente en silencio.
Detr¨¢s de las gradas que rodean el campo de tierra, frente a la pared de malla met¨¢lica que las cierra para que nadie se cuele debajo, est¨¢n los vestuarios del Orcasitas, un humilde equipo de f¨²tbol que aspira a subir a preferente.
El martes pasado partieron de all¨ª para el entierro. "Se me encogi¨® el coraz¨®n de ver a todos estos j¨®venes, siempre tan alocados, tan de broma, llorando", dice con un hilo de voz Ricardo, secretario del club de f¨²tbol.
El Orcasitas tambi¨¦n lucha despu¨¦s de herido: dos autobuses llenos y varios coches partieron ayer para asistir a la manifestaci¨®n organizada en Conil en protesta por la muerte del chico. "Todos somos Juan Mena. JUSTICIA", gritaba la pancarta.
Entre las caras hab¨ªa rabia, tristeza y respeto, pero ya nadie llora. Solo recuerdan las an¨¦cdotas de los d¨ªas de tinto de verano y flamenco. Su compa?ero Javito lo resume en una frase: "A veces siento que te traiciono, Chino, porque no puedo parar de re¨ªr cuando pienso en ti. Y es que al acordarse de ti solo hay momentos buenos".
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