El primer coleccionista del Everest
El 'sherpa' Nawang Gombu, fallecido hace una semana, form¨® parte de la hist¨®rica expedici¨®n de Edmund Hillary y fue un pionero en repetir la conquista del techo del mundo
El Annapurna (8.051 metros) fue conquistado en 1950. Fue la primera monta?a de 8.000 metros hollada por un ser humano. Fue el pistoletazo definitivo de salida a una loca carrera por conquistar las 13 restantes, una pugna a caballo entre el nacionalismo y la aventura: 11 de las 14 grandes cimas del planeta cayeron antes de 1958. Hubo que esperar hasta 1964 para que cayese la ¨²ltima, el modesto Shisha Pangma (8.046 metros). Solo dos alpinistas participaron en la conquista de m¨¢s de un ochomil: los austriacos Herman Buhl y Kurt Diemberger. El primero firm¨® las primeras ascensiones al Nanga Parbat (1953) y el Broad Peak (1957), junto a Diemberger, quien tambi¨¦n conquistar¨ªa en 1960 el in¨¦dito Dhaulagiri. Entonces no pasaba por la cabeza de ning¨²n alpinista repetir cumbre. Alcanzada una, los esfuerzos se dirig¨ªan a la siguiente. Nadie habr¨ªa entendido que Edmund Hillary regresase al Everest tras ascenderlo en 1953.
Sobrino de Tenzing Norgay, ten¨ªa 16 a?os en 1953, muy joven para subir la cocicna
Reinhold Messner fue en 1986 el primero en completar la colecci¨®n, como se conoce el hecho de haber escalado las 14 monta?as de m¨¢s de 8.000 metros. Pero, muy a su pesar, Messner no pudo apuntarse la primera ascensi¨®n a ninguna de estas cimas. Por joven, lleg¨® tarde. Eso s¨ª, despu¨¦s bati¨® todos los r¨¦cords, sobre todo al de demostrar, con Peter Habeler, que el Everest pod¨ªa subirse sin la ayuda de ox¨ªgeno embotellado. Corr¨ªa 1978 y la ciencia daba por imposible moverse a esa altura tirando simplemente de los pulmones. Dos a?os despu¨¦s, Messner repiti¨®, esta vez en solitario, haza?a tambi¨¦n in¨¦dita. Se le recuerda como el primer coleccionista de ochomiles.
Sin embargo, fue el sherpa Nawang Gombu, fallecido hace una semana a la edad de 79 a?os, quien estren¨® una costumbre que, en principio, solo fue una an¨¦cdota: escal¨® el Everest en 1963 y reedit¨® el ¨¦xito en 1965. En las siguientes dos d¨¦cadas nadie superar¨ªa esos guarismos en el techo del mundo, si bien actualmente otro sherpa, de nombre Apa, muestra la friolera de 20 ascensiones a la cima m¨¢s codiciada del planeta.
Gombu form¨® parte activa de la gloriosa expedici¨®n en la que Hillary y el sherpa Tenzing Norgay conquistaron mano a mano la cima del Everest. Gombu, por aquel entonces un aprendiz de 16 a?os y sobrino de Norgay, fue declarado demasiado joven para formar parte del reto mayor de alcanzar la cumbre, pero se convirti¨® en el trabajador de menor edad en alcanzar el collado sur, a casi 8.000 metros de altitud. All¨ª dej¨® sus pesadas cargas, lanz¨® una mirada hacia arriba, gir¨® sobre sus talones y emprendi¨® el descenso.
Sin embargo, Gombu no fue ajeno al tremendo impacto de la ascensi¨®n para colocar en el mapa al pueblo sherpa. En 1954 fue invitado a los Alpes suizos para recibir la formaci¨®n alpin¨ªstica adecuada, ense?anza que encauzar¨ªa definitivamente su vida. En 1963 se plant¨® en la cima del Everest junto a Jim Whittaker, quien firm¨® la primera ascensi¨®n estadounidense, y dos a?os despu¨¦s hizo lo propio con una expedici¨®n india, lo que cambi¨® su vida: se alej¨® del valle del Khumbu y se traslad¨® a Darjeeling, en India, para trabajar como instructor en el Himalayan Mountaineering Institute, un centro de aprendizaje para monta?eros dirigido por su t¨ªo Tenzing.
Gombu, aspirante a monje tibetano, hab¨ªa estudiado de ni?o en el monasterio de Rongbuk, aunque muy pronto cambi¨® la oraci¨®n y la meditaci¨®n por la acci¨®n y la atracci¨®n occidental, por el magnetismo de un Chomolungma (nombre con el que se conoce en T¨ªbet al Everest) sin conquistar. Hoy, los sherpas m¨¢s solicitados han escalado diferentes ochomiles en muchas ocasiones. Cuantas m¨¢s ascensiones demuestren, mayor es su pedigr¨ª y mejores contratos de trabajo merecen. A esa conclusi¨®n lleg¨® r¨¢pidamente Gombu: ¨¦l puso la semilla del coleccionismo en el Everest que tan buenos r¨¦ditos han dado a su gente.
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