La Inteligencia y el m¨²sculo
Le¨®n Panetta, director de la Agencia Central de Inteligencia, en castellano la CIA, ha ofrecido una traca final como despedida del cargo antes de ocupar el de secretario de Defensa en el Pent¨¢gono. Nada menos que la eliminaci¨®n de Osama Bin Laden, ejecutada a tiro limpio por un comando de la Armada. La noche del domingo, en un mensaje a la naci¨®n desde la Casa Blanca, el presidente Barak Obama hizo el primer anuncio de semejante haza?a en t¨¦rminos de victoria contra el maligno, de triunfo sobre el pr¨ªncipe de las tinieblas terroristas. Un mensaje que concluy¨® implorando la bendici¨®n de Dios para Am¨¦rica. De la operaci¨®n del comando apenas se conocieron detalles, salvo que se hab¨ªa efectuado sin bajas propias, que hab¨ªa durado 40 minutos y que apenas hab¨ªa encontrado resistencia.
?Imaginan qu¨¦ dir¨ªan quienes aqu¨ª estos d¨ªas aplauden al comando de EE UU si fuera nuestro?
En la Red hubo referencias inmediatas a la comprobaci¨®n del ADN del enemigo n¨²mero uno y al "traslado del cad¨¢ver a Afganist¨¢n para enterrarlo en el mar de acuerdo con la pr¨¢ctica musulmana", seg¨²n informaciones atribuidas a la CNN y a The New York Times. Permaneceremos atentos para saber a cu¨¢l de los inexistentes mares afganos, descubiertos ahora para asombro general, ha sido arrojado el cad¨¢ver de Osama. Porque desde que se dibujaron los l¨ªmites cartogr¨¢ficos de Afganist¨¢n, sus fronteras se mantuvieron a seco, sin noviazgo alguno con el mar, padeciendo la envidia de las olas, como nuestra Mar¨ªa Dolores del bolero. Sus fronteras son todas terrestres y est¨¢n m¨¢s o menos deslindadas con Tayikist¨¢n, Uzbekist¨¢n, Turkmenist¨¢n, Ir¨¢n y Pakist¨¢n. En cuanto a lo de la pr¨¢ctica musulmana de las tumbas en el mar, parece m¨¢s bien una met¨¢fora como la de las rosas en el ¨ªdem de Luis Eduardo Aute.
La onda expansiva de la noticia gener¨® enseguida celebraciones p¨²blicas ante la Casa Blanca de Washington o en los lugares santos de Nueva York, como Times Square o la Zona Cero. Eran manifestaciones de j¨²bilo popular por la muerte del "bastardo", como titul¨® el peri¨®dico News Day. De todas partes llegaron enseguida felicitaciones a las autoridades americanas por haber matado a Osama Bin Laden, ideador de Al Qaeda, sobre quien se habr¨ªa cumplido la sentencia dictada hace 10 a?os por Bush tras la masacre del 11 de septiembre. Adem¨¢s, en sus palabras del domingo noche, el presidente Obama parec¨ªa en posesi¨®n del criterio inapelable sobre la vida cuando dijo aquello de "se ha hecho justicia". Afirmaci¨®n que recuerda las de los alcaides de penitenciar¨ªas al dar cuenta de la ejecuci¨®n de una pena de muerte. La analog¨ªa se agudiza porque la operaci¨®n del comando de la Armada para nada ha sido un encuentro fortuito, accidental, donde acabaran desenfund¨¢ndose las armas, sino el cumplimiento estricto y deliberado de un designio de muerte.
Lo que estaba en juego era el orgullo herido de Estados Unidos, que buscaba de modo incesante reparaci¨®n desde el mismo d¨ªa 11 de septiembre de 2001. De ah¨ª el bombardeo de Afganist¨¢n, primera demostraci¨®n de m¨²sculo, que confirmaba la conocida inutilidad de dar coces contra el aguij¨®n. De ah¨ª tambi¨¦n la invasi¨®n de Irak, que fue transmutado en amenaza mediante el malabarismo de asignarle la posesi¨®n de unas inexistentes armas de destrucci¨®n masiva y de culparle de afinidades ¨ªntimas con Al Qaeda. Siendo as¨ª que Sadam Husein, que en su d¨ªa fue abastecido de gases de toxicidad letal, tan ¨²tiles que resultaron contra los kurdos del norte, jam¨¢s hab¨ªa mostrado connivencia alguna con los terroristas, excluidos de all¨ª por completo.
Otra cosa es que disparar sea un ejercicio situado en las ant¨ªpodas de las sutiles tareas propias de los servicios de Inteligencia. Andar a tiro limpio reflejar¨ªa que manca finezza. Ofrecer un cad¨¢ver, que ya ha quedado hundido en el fondo del mar e invocar para ello la conformidad con una pr¨¢ctica musulmana de la nunca hubo noticia, puede suscitar entusiasmo, pero convengamos en que Bin Laden vivo hubiera podido suministrar ayuda decisiva en la ingente tarea de la desarticulaci¨®n de Al Qaeda, que es de lo que se trataba. A menos que Bin Laden hubiera pasado a ser irrelevante, pero entonces su eliminaci¨®n tambi¨¦n lo ser¨ªa. Pena da que Estados Unidos derive hacia la elementalidad de las tropas de choque del antiguo KGB sovi¨¦tico, que abandone la sutileza por el m¨²sculo, que se aleje del modelo Joseph Conrad, Graham Greene o John Le Carr¨¦.
No se trata de "dar una bofetada en la cara del viento dominante", de la que hablaba C. P. Snow, pero esta war on terror, a base de Abu Graib o Guant¨¢namo y de tribunales militares sigue una senda de deshonor. En todo caso, ?imaginan qu¨¦ andar¨ªan bramando quienes aqu¨ª estos d¨ªas aplauden al comando de EE UU si fuera nuestro?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.