Tono menor
Si los pron¨®sticos se cumplen -y nada, en este momento, permite pensar lo contrario-, Sonia Castedo ganar¨¢ las elecciones del pr¨®ximo d¨ªa 22 en Alicante. Aunque, a la hora de escribir esta cr¨®nica, no se ha publicado ninguna encuesta que lo acredite, en la ciudad domina el sentimiento de que la actual alcaldesa revalidar¨¢ su cargo. Se espera, adem¨¢s, que lo haga con facilidad. Si algo se discute, es el mayor o menor n¨²mero de concejales que obtendr¨¢ la lista que encabeza. La impresi¨®n, muy extendida en el ambiente social, alcanza tambi¨¦n a la prensa. Pese a que los peri¨®dicos procuran, como es natural, mantener un aparente equilibrio en las informaciones, la victoria de Castedo se da por descontada.
Los comentaristas pol¨ªticos no dejan de repetir estos d¨ªas que nos encontramos ante una campa?a electoral de bajo perfil por parte del Partido Popular. La definici¨®n es correcta, si bien exige alguna matizaci¨®n en el caso de Alicante. Castedo lleva en campa?a electoral desde 2008, cuando hered¨® la alcald¨ªa de manos de D¨ªaz Alperi. Desde el momento en que recibi¨® la vara de mando, el objetivo prioritario de la nueva alcaldesa fue convertirse en una referencia para los alicantinos. A esta tarea se dedic¨® con todo el ¨¢nimo. No ha habido d¨ªa sin que la fotograf¨ªa de Sonia Castedo apareciese publicada en uno u otro diario; cualquier motivo le serv¨ªa a la alcaldesa para aparecer en las p¨¢ginas de la prensa. El trabajo -as¨ª lo entender¨¢ el lector- ha debido resultar agotador, pero sus frutos est¨¢n a la vista: Castedo es conocida hoy de punta a cabo de la ciudad.
Todo ello no hubiera sido posible de no poseer la actual alcaldesa ciertas cualidades muy convenientes para la pol¨ªtica que explican la base de su ¨¦xito. Estamos ante una mujer simp¨¢tica, atrevida, desenvuelta, amable cuando se lo propone. Una mujer que posee una percepci¨®n muy clara de la psicolog¨ªa de su electorado, que probablemente aprendi¨® de D¨ªaz Alperi, su mentor. Podr¨ªamos decir que Castedo tiene la intuici¨®n de D¨ªaz pasada por el barniz que da haber cursado una carrera universitaria. En un paisaje pol¨ªtico donde predomina la median¨ªa, ?no es natural que esta mujer brille con facilidad? Tiene, adem¨¢s, un punto de vehemencia que sabe administrar con eficacia cuando quiere aproximarse emocionalmente al ciudadano: a ¨¦l ha recurrido, una y otra vez, para defenderse de las acusaciones de corrupci¨®n.
A d¨ªa de hoy, Castedo no ha presentado un verdadero programa electoral; tampoco es probable que lo presente en los pr¨®ximos d¨ªas. En cambio, les ha dicho a los alicantinos que, ante la actual crisis econ¨®mica, lo ¨²nico que cabe hacer son peque?as obras. Nada, pues, de crear un parque natural en los Saladares, ni de soterrar Vallellano o comprar la Serra Grossa, como promet¨ªa alegremente su antecesor. Atr¨¢s ha quedado el tiempo de los grandes proyectos, y ahora debemos volver a la pol¨ªtica homeop¨¢tica. Cuando hemos descubierto que colocar unos maceteros en las calles, cerrar una carretera los festivos para los peatones o enjaretar Las Cigarreras, proyecta una imagen de actividad municipal que el ciudadano aplaude complacido, ?no es esta una pol¨ªtica inteligente?
Si el plan de Castedo ofrece o no un futuro para la ciudad, lo dir¨¢n los electores y deber¨¢ confirmarlo el tiempo. En todo caso, no olvidemos la obsequiosa disciplina con la que el mundo de las Hogueras -siempre tan exigente y combativo por cualquier minucia- ha aceptado el recorte de las subvenciones municipales. Todo el mundo se ha mostrado comprensivo; nadie ha osado rechistar.
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