Espa?ol en la frontera del ingl¨¦s
El II Festival de la Palabra, a caballo entre San Juan y Nueva York, explora la relaci¨®n entre ambos mundos literarios - Ana Mar¨ªa Matute, presente en la doble cita
Tal vez tenga raz¨®n el escritor peruano Fernando Iwasaki. Trasladar los restos de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Zenobia Camprub¨ª a Moguer (Huelva) parece una faena. Exiliados en Puerto Rico, el poeta y su esposa podr¨ªan estar enterrados en el cementerio de Santa Mar¨ªa Magdalena de Pazzis, construido en 1863 sobre un acantilado. Este lugar refulgente del Viejo San Juan invita a tumbarse a escuchar el oc¨¦ano para siempre. Como hace Pedro Salinas, fallecido en Boston y sepultado aqu¨ª bajo una modesta l¨¢pida, que se adecent¨® por iniciativa del escritor Jos¨¦ Ovejero en 2010. Iwasaki visit¨® a Salinas este a?o y sinti¨® un ramalazo de pena por Juan Ram¨®n y Zenobia.
A pocos metros de ese cementerio donde tambi¨¦n mueren las olas se celebra un festival con alma de acantilado o de ¨²ltimo puerto. O de frontera, dir¨ªa Iwasaki. Un festival literario es un lugar raro. Gentes que viven de fabular coinciden a todas horas para hablar de cualquier cosa. S¨²menle a ello el hecho de que se celebra en el Caribe, donde, como dice riendo H¨¦ctor Feliciano, el periodista que destap¨® el expolio art¨ªstico de los nazis, "cada d¨ªa se viven los 100 a?os de soledad".
"El espa?ol es una lengua de prestigio y riqueza en Puerto Rico" (F. Iwasaki)
La ganadora del Cervantes cont¨® chistes y firm¨® libros en San Juan
En las cinco jornadas del II Festival de la Palabra ocurrieron hechos asombrosos. Con la excusa de una foto se conocieron los dos ¨²nicos latinos con Pulitzer en el armario: ?scar Hijuelos (Los reyes del mambo, 1990) y Junot D¨ªaz (La maravillosa vida breve de Oscar Wao, 2008) se abrazaron el s¨¢bado en un encuentro tan hist¨®rico como fugaz. Hijuelos confes¨® ante el p¨²blico una paradoja: "En mi primera novela escrib¨ªa sobre hechos de mi infancia, hab¨ªa realismo. Ir¨®nicamente ahora he escrito mis memorias y he tenido que inventar cosas porque no las recuerdo". D¨ªaz, perfeccionista obsesivo, se sincer¨® sentado en una escalinata: "Todav¨ªa sufro por lo mismo, como un bruto. S¨¦ que no vale la pena, tengo 42 a?os y no s¨¦ por qu¨¦ tengo esta dictadura. Ojal¨¢ cuando tenga 50 a?os pueda liberarme, pero ahora mismo estoy cruzando el mismo camino de espadas". El escritor se refer¨ªa a la tortuosa traves¨ªa de 11 a?os que transit¨® entre su primer libro, Drown (1997), y La maravillosa vida breve de Oscar Wao (2008). "Estoy en esa etapa, como perdido en el desierto, en la que no s¨¦ ad¨®nde voy aunque s¨¦ que tengo que llegar a alg¨²n lugar".
Siguiendo el rastro de la magia: el chileno Arturo Fontaine y el guatemalteco David Unger se reencontraron despu¨¦s de 17 a?os. Mientras com¨ªan en el cuartel de Ballaj¨¢, el ¨²ltimo construido por los espa?oles en Puerto Rico, los dos autores recordaron las farras libertinas del Nueva York previo a la explosi¨®n moralista que acompa?¨® al sida y el singular descenso a los infiernos del escritor homosexual Manuel Puig. Fontaine y Unger estudiaban en Columbia y so?aban con ser escritores. "?bamos al Tom's Restaurant y dec¨ªamos que alg¨²n d¨ªa se visitar¨ªa porque nosotros hab¨ªamos estado all¨ª. Hace poco regres¨¦ y me encontr¨¦ un mont¨®n de japoneses a la puerta. Pens¨¦ que David o yo hab¨ªamos triunfado en Jap¨®n sin saberlo... hasta que pregunt¨¦ a alguien y me dijo que era el restaurante de Seinfeld", cont¨® Fontaine con humor y sin atisbo de tristeza. Acababa de recibir el primer premio Las Am¨¦ricas por La vida doble, elegida por un grupo de colegas como la mejor novela publicada en espa?ol en 2010.
Sobre el oc¨¦ano vol¨® un gnomo de 85 a?os llamado Matute para seducir a los caribe?os despu¨¦s de haberse metido en el bolsillo a un pa¨ªs y a su reina con un discurso -Do?a Sof¨ªa le pidi¨® una copia del texto del Cervantes- que revaloriza la oratoria y hunde la pompa. La escritora cont¨® chistes, firm¨® cuentos a puertorrique?os que se hab¨ªan iniciado en la lectura con ella y record¨® que hay un territorio muy fr¨ªo que compite con el Caribe en fantas¨ªa: "En un viaje por los pa¨ªses n¨®rdicos vi un letrero que dec¨ªa: Precauci¨®n. Este es un paso de hadas". No contenta con seducir a lectores, acab¨® conquistando a un colega con menos edad que su hijo: Santiago Roncagliolo. "Me he enamorado. ?Es un delito enamorarse de alguien de 85 a?os?", interpelaba a la hora del desayuno el escritor peruano, fascinado a¨²n por su conversaci¨®n de la noche anterior con la autora de Olvidado rey Gud¨².
Matute, amiga del escritor Jos¨¦ Manuel Fajardo, director de programaci¨®n del festival, acept¨® la invitaci¨®n para viajar a Puerto Rico y Nueva York, donde esta semana se celebra una extensi¨®n del certamen. Un festival bic¨¦falo para un pa¨ªs partido. Puerto Rico tiene tantos habitantes en Nueva York como en la isla. La di¨¢spora caribe?a a EE UU tuvo dos efectos: expandi¨® el espa?ol en un pa¨ªs que se resiste al biling¨¹ismo y agrand¨® los trastornos de identidad en Puerto Rico, estado libre asociado en el papel y colonia en las mentes de casi todos. "Todav¨ªa hay mucha gente de Iberoam¨¦rica que no entiende que nosotros somos parte de Iberoam¨¦rica. Creen que por pertenecer a EE UU hablamos ingl¨¦s", lamenta la escritora Mayra Santos-Febres, directora del festival y un hurac¨¢n capaz de destrozar todas las oposiciones a su empe?o. Santos-Febres, que fue disc¨ªpula del Nobel Wole Soyinka, ten¨ªa todo el viento a favor para erigirse en referente de la comunidad intelectual afroamericana. "Sin embargo decidi¨® mantener su mundo literario en espa?ol", destaca Fernando Iwasaki. No solo fue una elecci¨®n personal. "Encabeza el movimiento que corrobora que el espa?ol es una lengua de prestigio y riqueza en Puerto Rico, en la frontera del ingl¨¦s", a?ade el escritor.
La exaltaci¨®n de la lengua no obliga a defender una visi¨®n paticorta. El argentino Andr¨¦s Neuman cont¨® un chiste-par¨¢bola que alg¨²n espa?ol -algo malhadado, reconozc¨¢moslo- le transmiti¨®:
-?Por qu¨¦ los argentinos siempre se duchan con agua fr¨ªa?
-Para que no se empa?e el espejo.
Las risas del p¨²blico inquietaron a Neuman, aunque no le desviaron el mensaje: "Que se r¨ªan es preocupante, pero lo que quiero decir es que en materia de identidades es mejor que se empa?e el espejo".
Y ahora, Manhattan
El Festival de la Palabra se traslada a Nueva York con tres d¨ªas de debates, conferencias y proyecciones de pel¨ªculas en Manhattan, que la escritora Mayra Santos-Febres considera "un distrito m¨¢s de Puerto Rico".
Participar¨¢n autores puertorrique?os de la di¨¢spora, como Charlie V¨¢zquez, Charlie Rice-Gonz¨¢lez, Sandra Mar¨ªa Esteves o Mart¨ªn Espada. Tambi¨¦n espa?oles como Antonio Mu?oz Molina, Elvira Lindo y Eduardo Lago.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.