El volumen de la campa?a
Una campa?a electoral es el equivalente pol¨ªtico a subir el volumen en un equipo de m¨²sica que lleva cuatro a?os sonando: los mensajes est¨¢n presentes durante toda la legislatura; gracias a los medios de comunicaci¨®n, tradicionales y online, la imagen de los partidos se construye con la m¨²sica de fondo constante de medidas, acciones y declaraciones del d¨ªa a d¨ªa. Las ¨²ltimas dos semanas son sencillamente m¨¢s expl¨ªcitas e intensas. Pero, parad¨®jicamente, la estrategia del Partido Popular est¨¢ siendo ignorar esta situaci¨®n, bajando la intensidad de sus mensajes. He aqu¨ª un considerable acierto, y una trampa en la que ha ca¨ªdo la oposici¨®n.
Los populares valencianos tienen un proyecto para la Comunidad Valenciana. Es claro y reconocible, coherente con su discurso y sus medidas desde que llegaron al poder en 1995. El principal partido de la oposici¨®n est¨¢ justo en las ant¨ªpodas. Durante los ¨²ltimos veinte a?os el PSPV se ha venido convirtiendo en un grupo que mira hacia adentro: no hay un liderazgo definido, proyectan constantemente una imagen de desuni¨®n interna, y ni tan solo han conseguido definir su postura respecto a la identidad valenciana. Los mensajes lanzados al exterior no est¨¢n coordinados, no destilan un proyecto claro y definido para la regi¨®n, sino que van a rebufo de la actualidad. As¨ª, durante la precampa?a y la campa?a han reinado los ataques al PPCV y a sus l¨ªderes. Estos ataques desgastan a Camps y a su equipo durante un cierto espacio de tiempo, pero no quedan en la mente del votante. Y no porque ¨¦ste sea olvidadizo o desinteresado, sino porque filtra y selecciona: al ciudadano le importa el futuro de su tierra, que es el suyo. Quiere un proyecto coherente y s¨®lido, aut¨®nomo, que no nazca de una referencia constante al rival. El PSPV no est¨¢ siendo capaz de ofrecerlo.
El intenso uso del concepto de "dignidad" durante la campa?a socialista es un claro ejemplo. Si alguien habla de "dignidad", y sobre todo de "recuperarla", la pregunta que surge en la mente del receptor es: "?dignidad frente a qu¨¦?" La respuesta, claro est¨¢, es "frente a la actitud del PPCV". El resultado es que los populares son el eje de cualquier debate, y marcan toda la agenda pol¨ªtica mientras la izquierda baila a su son dentro de un espacio bien marcado y reducido. Los datos avalan esta tesis: entre 1983 y 2007 el centro-derecha ha duplicado sus apoyos, de 650.000 a 1.300.000, absorbiendo a casi todos los nuevos votantes. El PP valenciano ha copado este crecimiento, acaparando hoy el 98% de los sufragios liberal-conservadores, frente al 50% que alcanzaba Alianza Popular en los ochenta. La izquierda, por su parte, se ha estancado alrededor de 1.100.000 votos durante 24 a?os, que se han repartido entre PSPV, EUPV, Bloc y otras agrupaciones de manera desigual. Sencillamente, tienen un techo de cristal: se quedan con aquellos que jam¨¢s votar¨ªan a la derecha, pero no llegan m¨¢s all¨¢.
Ante esta situaci¨®n, el PPCV no tiene m¨¢s que sentarse y esperar. Su proyecto est¨¢ claro, es conocido por los valencianos, y no ha cambiado en lo esencial durante los ¨²ltimos a?os. Mantienen, pues, una campa?a de bajo perfil que evita exponer demasiado sus ideas, ya que eso implicar¨ªa arriesgarse a la cr¨ªtica de la ciudadan¨ªa, m¨¢s a¨²n en un momento de crisis. Exponerse significar¨ªa tambi¨¦n dar m¨¢s oportunidades a la izquierda para sus acciones a la contra, de desgaste temporal, que en campa?a a¨²n mantendr¨ªan su efecto hasta el d¨ªa de las elecciones.
De hecho, la realidad es que los populares llegaron a la campa?a con el trabajo hecho: cuando denunciaron al socialista ?ngel Luna, seguramente sab¨ªan que no ten¨ªan una causa judicial probable. Pero a¨²n siendo una maniobra dudosa y con el portavoz absuelto, el mensaje al ciudadano lleg¨® alto y claro: todos podemos ser iguales. Deshac¨ªan as¨ª ante el votante moderado la ¨²nica ventaja comparativa posible de la oposici¨®n justo antes de la campa?a.
El resultado final es que el Partido Popular va a ganar estas elecciones, y la izquierda, toda ella, las va a perder. La oposici¨®n, pues, ha cometido el error estrat¨¦gico que el PPCV buscaba provocar: el silencio electoral popular ha dejado espacio para mensajes de sus rivales que hablan, directa o indirectamente, de ellos. Los intentos de construcci¨®n de un proyecto s¨®lido y diferenciado claramente del centro-derecha han llegado descoordinados, tarde y mal. Para la izquierda, pero muy especialmente para el PSPV, esta campa?a es una oportunidad perdida. Otra m¨¢s.
Jorge Galindo es soci¨®logo y analista pol¨ªtico.
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