El mundo se acaba
No, no puede ser que Dinamarca sea un pa¨ªs xen¨®fobo. Me niego a pensar que uno de los pocos, poqu¨ªsimos, baluartes del Estado de derecho, que esos rubios barbilampi?os con cara de buenos que, por ejemplo, parieron a Michael Laudrup o a Morten Olsen, por poner los ejemplos principales, sea hoy un paradigma de la xenofobia. O que el pa¨ªs que pari¨® a Soren Kierkegaard, el rey del existencialismo, aunque tambi¨¦n, quiz¨¢s por ello, de la angustia y el tormento, pueda hoy poner puertas al campo del ¨²ltimo jard¨ªn de las delicias que nos quedaba, del ¨²ltimo ?lamo que no pod¨ªan sofocar los neocom (Obama incluido), los Berlusconi, los Aznar y compa?¨ªa, los Sarkozy y Carla Bruni, y todo ese tsunami inmoral que azota a Europa causando da?os silenciosos y socavando la arena de aquellos adoquines de Par¨ªs.
Probablemente, nunca nos qued¨® Par¨ªs, como a Humphrey Bogart. Suerte que tuvo el gach¨®. Probablemente, despu¨¦s de que no hab¨ªa arena de playa, como canta Ismael Serrano, descubrimos los terrenos inh¨®spitos del norte, donde se viv¨ªa tristemente felices, llenos de suicidios por la falta de luz, llenos de preguntas l¨²gubres, llenos de educaci¨®n, llenos de tranquilidad, de lo que ten¨ªa que haber sido y as¨ª fue.
Resulta que aquellos vikingos ten¨ªan el gen de la educaci¨®n metido en vena, pero al parecer tanta extracci¨®n les ha dejado secos, porque ahora han cerrado el pa¨ªs a los inmigrantes, se han pasado por el forro de la moral a Europa y todo con la exigencia del xen¨®fobo Partido Popular Dan¨¦s, que quiz¨¢s ni sea un partido, desde luego no es popular y me niego a creer que sea dan¨¦s. Hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar.
Recuerdo que la crisis Maddoff, que luego Rajoy la llama de Zapatero, olvid¨¢ndose de los neocom, como si el resto del mundo viviera en el jard¨ªn de las delicias, y esto se arregla en un plis plas, anunciaba un cambio de r¨¦gimen en el mundo. Todos los analistas de pro anunciaba que llegaba el nuevo mundo, que no se sab¨ªa como era pero que iba a ser distinto, que nada ser¨ªa como antes. ?Mierda pura! Era lo que iba a ser, a malos tiempos mano dura, todos de derechas, incluso en Dinamarca, en el estanque dorado de las democracias avanzadas al que le han quitado el tap¨®n a la ba?era. Recuerdo que mis primeros viajes al norte coincidieron con una afluencia masiva de refugiados suramericanos huidos de las dictaduras amparadas por el vigilante de occidente. Mucho fr¨ªo meteorol¨®gico, mucho fr¨ªo ambiental. Mi primer gu¨ªa en Noruega (saludos, Harald) era chileno y trapicheamos la moneda para que ganara unos d¨®lares. Hoy, Dinamarca, mi pr¨®ximo destino, me ha hundido. Quiz¨¢s el mundo se acabe. Quiz¨¢s lo que no consiguieron ni Berlusconi ni S¨¢lvame de luxe, lo consiga el pa¨ªs de Laudrup y KIerkegaard. ?Tendr¨ªa cojones!
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