"Los muy est¨²pidos"
La reconciliaci¨®n entre Fatah y Ham¨¢s, una tragedia para Israel, supone la p¨¦rdida del cr¨¦dito moral y pol¨ªtico del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y es una cat¨¢strofe para el pueblo palestino
Pero ?c¨®mo se puede ser tan est¨²pido?
?Y c¨®mo tantos comentaristas, c¨®mo tal eminencia de tal comisi¨®n parlamentaria, tales ministros o exministros, c¨®mo el partido socialista, es decir, c¨®mo tantas mentes l¨²cidas pueden recibir como una buena noticia, una buena se?al o la tan esperada reunificaci¨®n de un pueblo dividido hace tanto tiempo, esta reconciliaci¨®n Fatah/Ham¨¢s que es, en realidad, una cat¨¢strofe?
Una cat¨¢strofe para Israel, que ve c¨®mo una organizaci¨®n cuyo m¨¦todo de diplomacia predilecto, desde el golpe de Estado de 2007, consiste en lanzar misiles sobre los civiles de Sderot y que, hace apenas un mes, dispar¨® un misil antitanque Kornet contra un autob¨²s escolar, ahora vuelve a tomar las riendas.
Un n¨²mero cada vez mayor de palestinos no puede seguir sirviendo de combustible para la m¨¢quina del odio
Esto es un desastre para la primavera ¨¢rabe, donde se enfrentan la corriente democr¨¢tica y el islamismo radical
Una cat¨¢strofe para el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que acaba de arruinar de un plumazo -en el tiempo exacto que le llev¨® firmar un acuerdo en el que, posiblemente, ni ¨¦l mismo crea- todo el cr¨¦dito pol¨ªtico y moral que ven¨ªa acumulando desde hace a?os a fuerza de resistir a un Ham¨¢s catalogado como "organizaci¨®n terrorista" por todas las voces autorizadas del mundo, empezando por la Uni¨®n Europea y Estados Unidos. Y ahora Mahmud Abbas regresa a la peor ¨¦poca, a la ¨¦poca de los dobles discursos, como cuando Yasir Arafat declaraba caduca la carta de la OLP, mientras que, por debajo de la mesa, fomentaba ataques terroristas de todo tipo.
Una cat¨¢strofe para el pueblo palestino -aunque tal vez eso no le interese a estos grandes conciliadores, a estos amigos de ese mismo pueblo que saben mejor que los propios interesados qu¨¦ es lo m¨¢s conveniente para ellos-, una cat¨¢strofe, s¨ª, para el mill¨®n y medio de habitantes de Gaza que viven bajo la ley de un partido no solo terrorista, sino tambi¨¦n totalitario, enemigo de las mujeres palestinas (esas "f¨¢bricas de hombres", seg¨²n el art¨ªculo 17 de la carta fundacional de Ham¨¢s, que alg¨²n d¨ªa deber¨ªamos dignarnos a leer...), asesino de las libertades y derechos palestinos (art¨ªculos 24 y 27, entre otros), y que preferir¨ªa sacrificar hasta la ¨²ltima gota de sangre del ¨²ltimo palestino antes que participar en unas "conferencias internacionales" que no son m¨¢s que una "p¨¦rdida de tiempo" y "actividades in¨²tiles" (art¨ªculo 13 de la misma carta fundacional).
Una cat¨¢strofe para una paz que no es cierto que estuviese en punto muerto: la mayor¨ªa de los israel¨ªes -todos los sondeos lo confirmaban- estaba y est¨¢ preparada para la paz; y una cantidad cada vez mayor de palestinos no pod¨ªa, ni puede, seguir sirviendo de combustible para una m¨¢quina de odio ya obsoleta, y estar¨ªa dispuesta a oponerse a la intransigencia de sus l¨ªderes a cambio de un Estado viable. Pero todo esto se vino a pique con la rehabilitaci¨®n de la ¨²nica parte en este conflicto interesada en proclamar (art¨ªculo 7 de la misma carta) que "el cumplimiento de la promesa" no tendr¨¢ lugar hasta que "los musulmanes" hayan "combatido" y "dado muerte" a todos "los jud¨ªos".
Una cat¨¢strofe, finalmente, para una primavera ¨¢rabe que, como todos sabemos, es un campo de batalla ideol¨®gico en el que se enfrentan dos fuerzas: de un lado, la corriente democr¨¢tica y liberal, partidaria de los derechos humanos y de un islam moderado; del otro, los viejos conspiradores del islamismo radical, los tiranos de ayer y siempre -el indestructible movimiento de los Hermanos Musulmanes creado en 1928, en Egipto, tras los pasos del incipiente hitlerismo y del que Ham¨¢s es hoy la rama palestina-. ?C¨®mo no ver que, dadas las circunstancias, este acuerdo "hist¨®rico" no es m¨¢s que una regresi¨®n prehist¨®rica? ?C¨®mo no comprender que esta confraternizaci¨®n espectacular es un insulto a todo aquello que los recientes levantamientos pudieron aportar a un mundo ¨¢rabe oprimido; un insulto a los j¨®venes de la plaza de Tahrir de El Cairo, que se manifestaron durante semanas sin que asomara ni la m¨¢s m¨ªnima sombra de un eslogan antioccidental, antiestadounidense ni antiisrael¨ª? Un insulto a los insurgentes de Bengasi que luchan para que Libia deje de ser, como fue bajo el r¨¦gimen de Gadafi, la segunda patria de todo negacionista, asesino de jud¨ªos y terrorista; un escupitajo en la cara a los centenares de sirios masacrados desde marzo a manos del mejor amigo de Ham¨¢s; una ofensa a Mohamed Bouazizi, el joven tunecino que comenz¨® todo y que, hasta donde yo s¨¦, no se inmol¨® "en solidaridad con los yihadistas de 1936" (oh, casualidad, 1936... la misma carta fundacional de Ham¨¢s, art¨ªculo 7. ?Me siguen?).
Y ya s¨¦ lo que dicen algunos: "Esperad, ya ver¨¦is, hay que darle tiempo al tiempo; ser¨¢ de ese modo, dejando que los fascistas vuelvan al juego, teni¨¦ndoles un poco de consideraci¨®n, halag¨¢ndolos, como lograremos moderarlos y, a la larga, hacerles cambiar para bien".
S¨ª. Ya veremos. Excepto que lo ¨²nico que hemos visto hasta el momento, el primer gesto fuerte que tuvieron los aspirantes al "cambio para bien" al d¨ªa siguiente de este acuerdo vergonzoso fue condenar el asesinato de Bin Laden: ese "crimen" (en palabras del jefe de Ham¨¢s, Ismail Haniya) se inscribe dentro de la "pol¨ªtica de opresi¨®n" fundada sobre "el ba?o de sangre" de las antiguas colonias. Est¨¢ todo dicho. Y hay algo sumamente inquietante no solo en esas palabras, sino en el silencio ensordecedor que, de este lado, les hace eco.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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