No te hagas vieja
Nuestras abuelas, aquellas que nacieron a finales del XIX o principios del XX, parec¨ªan viejas casi inmediatamente despu¨¦s del primer parto. Generalizo, claro, pero ya lo he dicho otras veces: si no generalizo no escribo. Era dram¨¢tico ese cambio f¨ªsico que nuestras abuelas experimentaban (sigo generalizando). En esa foto que le hicieron a nuestra abuela cuando "se puso de novia" con el que luego ser¨ªa su marido resulta tan joven que casi parece una ni?a a la que han disfrazado de adulta. Tiene la cara de susto que se les pon¨ªa (en general) a los retratados. Nadie estaba acostumbrado a mirar a la c¨¢mara con la ligereza con que ahora certificamos cada paso que damos en la vida. Despu¨¦s ven¨ªa la foto de boda, tan artificiosa que la piel de los novios ten¨ªa la textura de la cer¨¢mica de los maniqu¨ªes. A partir de ese momento el tiempo enloquec¨ªa, avanzaba al trote en la vida de esa mujer hasta hacer de ella una se?ora de edad indefinida que se convertir¨ªa en abuela aun antes de tener nietos. Los partos continuos agotaban, la crianza agotaba, el trabajo sin descanso del hogar agotaba, y aquella virgen de la foto con cara de susto se quedaba encerrada en un ¨¢lbum para que hijos y nietos la miraran cada cierto tiempo con asombro y dijeran "qu¨¦ guapa era", no pudiendo imaginar que la abuela hubiera sido en el pasado aquella tierna criatura. No, las cosas ya no son as¨ª. A la vista est¨¢. El paso a la madurez es m¨¢s lento y la madurez en s¨ª m¨¢s larga. La maternidad no est¨¢ re?ida con la coqueter¨ªa, ni tampoco el paso de los a?os. Pero, aun as¨ª, qu¨¦ cantidad de mensajes recibimos las mujeres que aumentan absurdamente nuestra capacidad de frustraci¨®n. La alianza m¨¢s diab¨®lica que puede darse en los ¨²ltimos tiempos es la de cierto feminismo con la informaci¨®n est¨¦tica. Aunque parezca una contradicci¨®n, estos dos mundos opuestos se han encontrado. Han llegado a la conclusi¨®n de que si una mujer se lo propone puede pasar por los a?os siendo rabiosamente atractiva. Parir es tan natural que una sale del hospital como si se hubiera tragado una aceituna y con "una silueta envidiable", siguiendo la expresi¨®n de rigor; pasar la barrera de los 45 es tan natural que, si una se lo propone y lucha por ello, puede llegar a estar tan buena como Demi Moore. Ay, Demi Moore. Ella es el personaje favorito de esta suerte de posfeminismo petardo. Demi fue valiente porque se rap¨® la cabeza en una secuencia "impactante" de aquella pel¨ªcula, La teniente O'Neil. Demi burl¨® el estereotipo de chica sexy. Demi apareci¨® en la portada del Vanity Fair mostrando la voluptuosidad de un desnudo en avanzado estado de gestaci¨®n. Demi demostr¨® a las mujeres que se puede ser sexy en cualquier momento de la vida. Demi se ech¨® un novio 16 a?os m¨¢s joven que ella. Demi contradijo la vieja idea de que las mujeres siempre han de buscarse un hombre mayor y viceversa. Demi sigui¨® cumpliendo a?os, como suele ocurrirnos a las dem¨¢s, con la diferencia asombrosa de que a Demi no se le notaba nada. Pero nada. Y a partir de sus 40 las entrevistas a la actriz ya no se centraron en el trabajo, sino en sus secretillos de belleza. Y la conclusi¨®n a la que se suele llegar despu¨¦s de leer una semblanza sobre esta dama, publicada en una revista femenina o en un peri¨®dico como este, es que la juventud eterna puede lograrse si se lucha a diario por ella. Demi dice que lo importante es lo que una tenga dentro (en el alma, quiere decir) y que eso se acaba reflejando en el rostro. Ah, claro, era el alma... Demi dice que sigue los consejos de su madre: l¨ªmpiate la cara por la noche, llegues a la hora que llegues a casa. Ah... Demi dice que la edad est¨¢ en el coraz¨®n. Demi dice que estar con un hombre 16 a?os m¨¢s joven la rejuvenece. ?Acab¨¢ramos! Y las periodistas la jalean hablando de esta mujer valiente, que se puso el mundo por montera y ha acabado desafiando al tiempo y teniendo la edad que le sale de las narices. Enhorabuena, Demi. Es una mujer en permanente rebeli¨®n, tanto es as¨ª que ha declarado que no descarta la posibilidad de tener un nuevo hijo. ?M¨¢s all¨¢ de los 50?, se pregunta el o la periodista ya rendido a los pies de esa heredera de las sufragistas. Y Demi dice que s¨ª, que las mujeres, oprimidas por las absurdas leyes de la naturaleza, se hab¨ªan resignado a tener hijos hasta el momento en que la puerta de la fertilidad se cierra, y eso no es justo; la mujer, la nueva mujer a la que Demi representa, debe perseguir su deseo y tener nietos, perd¨®n, hijos, cuando se lo pida el alma, que, como sostiene Demi, es quien manda en el cuerpo. A ustedes varones esto les parecer¨¢ una tonter¨ªa porque, probablemente, no habr¨¢n reparado en la cantidad de veces que este mensaje demiesco sale de esas boquitas que hablan y hablan y hablan de lo que las mujeres podr¨ªamos conseguir a nivel espiritual, y por ende, est¨¦tico (en el demimoorismo una cosa lleva a la otra). Basta con alcanzar la paz de esp¨ªritu y seguir la estela de nuestros deseos sin que el maldito reloj biol¨®gico nos frene. Ah, y desmaquillarse aunque lleguemos a casa a las tres de la ma?ana tropezando con los muebles. De verdad que hoy d¨ªa la que se hace vieja es porque quiere.
La alianza m¨¢s diab¨®lica en los ¨²ltimos tiempos es la de cierto feminismo con la informaci¨®n est¨¦tica
La nueva mujer debe perseguir su deseo y tener nietos, perd¨®n, hijos, cuando se lo pida el alma
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