Kan: se?al de austeridad
El primer ministro japon¨¦s, Naoto Kan, ha renunciado a su salario hasta que no se supere la crisis que se desencaden¨® cuando los reactores de la central de Fukushima quedaron da?ados, tras el tsunami que provoc¨® el terremoto del 11 de marzo. Puede ir para largo. Las elevadas fugas de radiactividad, adem¨¢s de los destrozos causados por el desastre natural, han obligado a unas 120.000 personas del litoral noreste del Jap¨®n a abandonar sus casas y a vivir, por tanto, durante un tiempo indeterminado, en la cuerda floja. El presidente y otros siete altos cargos de Tepco, la empresa que gestionaba la central nuclear, han seguido
el ejemplo de Kan y tampoco cobrar¨¢n sus sueldos hasta que no se conjuren los males y peligros en Fukushima. Los t¨¦cnicos calculan que eso ocurrir¨¢ a finales de a?o, pero los hechos han demostrado, desde que ocurri¨® la cat¨¢strofe, que las predicciones en materia at¨®mica son m¨¢s que arriesgadas.
Es una iniciativa que nada arregla, pero que tiene importancia como gesto para un pueblo tan protocolario y escrupuloso con las formas como es el japon¨¦s. El terremoto ya oblig¨® al emperador Akihito y a la emperatriz Michiko a salir de su torre de marfil y a arrodillarse ante los suyos para escuchar su dolor, su ansiedad, sus temores.
Kan ha prescindido de su sueldo como primer ministro (unos 14.000 euros al mes), pero seguir¨¢ cobrando el de diputado (unos 7.000). Sea como sea, su iniciativa quiere decir que en tiempos de penurias tambi¨¦n los poderosos tienen que arrimar el hombro. Y predicar con el ejemplo.
Nada parecido ha ocurrido en Occidente, aun cuando el terremoto financiero haya dejado tambi¨¦n a miles de familias en la cuerda floja.
Cuenta el historiador brit¨¢nico Tony Judt, en su libro de memorias p¨®stumo, que tras la II Guerra Mundial, no hubo otra que apretarse los cinturones en Reino Unido durante los duros a?os del racionamiento. Un primer ministro laborista, Clement Attlee, encarn¨® la modestia de aquella ¨¦poca donde "la austeridad no era solo una circunstancia econ¨®mica: aspiraba a fomentar una ¨¦tica p¨²blica". El primer ministro japon¨¦s ha hecho ahora el gesto de un adelantado: vivimos tiempos duros. Salir del embrollo
es cosas de todos.
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