'El artista', una obra maestra muda y en blanco y negro
A las diez de la ma?ana del domingo, hora en la que finaliz¨® la exhibici¨®n para los informadores de El artista, lo normal era que percibieras caras ojerosas o resignadas al cotidiano madrug¨®n, pero extra?amente notabas en la mayor¨ªa del personal alegr¨ªa compartida, vitalidad, excitaci¨®n, comentarios alborozados sobre gags y momentos inolvidables en la pel¨ªcula que nos acababan de regalar. Tambi¨¦n hab¨ªa ocurrido algo tan ins¨®lito como que el p¨²blico se pusiera a aplaudir en medio de la proyecci¨®n. Ese generalizado entusiasmo lo ha logrado una pel¨ªcula muda y en blanco y negro, una osad¨ªa gozosa en los tiempos audiovisuales que malvivimos, un reto que precisa tanto talento como imaginaci¨®n para que salga bien.
El filme de Michel Hazanavicius chorrea pureza, sentimiento y gracia
La pel¨ªcula es un subid¨®n en un certamen que estaba resultando mortecino
El creador de esta delicia se llama Michel Hazanavicius, alguien al parecer muy popular en Francia por la serie OSS 117, protagonizada por una especie de James Bond de los a?os cincuenta. En El artista sit¨²a su historia en el Hollywood de los a?os veinte, contando inicialmente el esplendor de un actor del cine mudo al que el p¨²blico venera, h¨¦roe absoluto de las pel¨ªculas de aventuras, alguien con la energ¨ªa, el ritmo y la gracia que pose¨ªa Douglas Fairbanks. Este triunfador tambi¨¦n es generoso, le adora la gente que trabaja a sus ¨®rdenes y es espont¨¢neo y solidario con los actores que comienzan, incluida una chica tan magn¨¦tica como leg¨ªtimamente ambiciosa. Pero los d¨ªas de vino y rosas del gran seductor est¨¢n amenazados por un invento prodigioso llamado cine sonoro, en el que no basta con sabe moverse y expresar sensaciones con la cara, sino que exige hablar. Los nuevos tiempos van a arruinar la carrera profesional de la antigua leyenda. Tambi¨¦n su vida, su orgullo, su fama, su autoestima. Solo le quedar¨¢ su perro, su v¨¦rtigo, su alcoholismo, su fracaso. Mientras tanto, aquella actriz a la que ayud¨® y a la que no ha podido ni querido olvidar se ha convertido en la gran diva del cine sonoro. Todav¨ªa pueden ocurrirle muchas cosas al amargado superviviente, no todos ni todas fueron Norma Desmond viviendo el enloquecido y tr¨¢gico crep¨²sculo de los dioses.
Hazanavicius retrata este tragic¨®mico universo con credibilidad y encanto. Lo primero era una tarea complicada. Supone renunciar a los gui?os c¨®mplices y a la f¨¢cil impostura. Necesitas conocer y amar los mecanismos de aquel cine que no precisaba de la palabra para expresar con veracidad esta historia, necesitas recuperar el esp¨ªritu y la narrativa de una ¨¦poca que no has vivido.
En El artista todo fluye con naturalidad, chorrea pureza, sentimiento y gracia, est¨¢ maravillosamente ambientada, describe a trav¨¦s de im¨¢genes poderosas un mundo que se ha ido. Y es fant¨¢stico ver actuar no solo a los para mi desconocidos protagonistas Jean Dujardin y B¨¦r¨¦nice Bejo, sino igualmente a grandiosos actores secundarios como John Goodman y James Cronwell. Esta original y admirable pel¨ªcula te devuelve la alegr¨ªa por el cine, representa un subid¨®n en un Cannes abarrotado de nombres trascendentes pero que estaba resultando mortecino.
Sin embargo, el cine de los hermanos gemelos y belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne jam¨¢s se ha caracterizado por intentar despertar la risa del espectador ni de los personajes que lo habitan. Si hago fatigosa memoria no recuerdo una sola de sus pel¨ªculas en la que sus protagonistas sonr¨ªan alguna vez. Todos sufren mogoll¨®n, son marginales, se sienten acorralados por la angustia, por sus explotadores o por circunstancias siempre tr¨¢gicas. Le gamin au v¨¦lo, su ¨²ltima obra, perpet¨²a esa desolada geograf¨ªa sentimental. En este caso resulta m¨¢s doloroso porque el protagonista es un ni?o. Abandonado por su padre en una especie de reformatorio, violento hasta el paroxismo en su hambre de amor y de aceptaci¨®n, adoptado por una peluquera de paciencia y humanismo infinito, aunque no nos expliquen las razones por las que la sufrida dama ofrece cobijo familiar, afectivo y moral al monstruito esp¨ªdico. Pero los Dardenne no necesitan dar explicaciones. Todo es porque s¨ª, porque lo ha decidido su sombr¨ªo capricho.
Y el estilo de estos directores siempre es reconocible, son machaconamente realistas, saben contar lo que quieren contar. Reconociendo esos m¨¦ritos, yo asisto a sus dramas como si viera llover, sin lograr implicarme casi nunca en las dur¨ªsimas vivencias de gente que siempre me parece lejana, perteneciente al lado m¨¢s feo y desmaquillado de la existencia. Imagino que les caer¨¢ alg¨²n premio a sus autores. Todos los festivales de cine est¨¢n enamorados de ellos. Adoran su conciencia cr¨ªtica, su tono documental, su comprensi¨®n de los desfavorecidos, su rigor descriptivo, su profundidad anal¨ªtica, su art¨ªstica seriedad. Llego a la conclusi¨®n de que soy un fr¨ªvolo.
Babelia
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