Lo que ayuda, mata
Cualquier momento debe ser bueno para rectificar o matizar las convicciones. He sido, y ah¨ª quedan algunas muestras en las hemerotecas, partidario ac¨¦rrimo de la energ¨ªa nuclear. No porque de forma emp¨ªrica hubiese llegado a la conclusi¨®n de que se trataba de una fuerza aprovechable para mejorar las condiciones de vida, ni la consideraci¨®n de que, pese a su costosa erecci¨®n, fuese un bien duradero y barato a largo plazo. Tampoco me ha inquietado especialmente el presumible fin de los combustibles tradicionales, incluyendo el petr¨®leo, que fue ol¨ªmpicamente ignorado durante milenios. Cuando, por carambola, tuve ocasi¨®n de ser invitado a un viaje a la Luisiana, por all¨ª pas¨® uno de los grandes capitanes espa?oles, Orellana, y dio cumplida referencia de los bienes y desastres que pies hispanos hollaban en el nuevo mundo. Al cruzar los manglares por donde ahora se alza Nueva Orleans solo tuvo expresiones de menosprecio hacia aquellos pantanos inh¨®spitos, malolientes, repugnantes. Y es que el hombre caminaba con su exigua tropa por llanuras de petr¨®leo a cielo descubierto.
Sigo creyendo en la energ¨ªa at¨®mica, hasta que se descubra otra mejor, m¨¢s barata y eficaz
No tengo ni la menor idea de por qu¨¦ se fisiona el ¨¢tomo o qu¨¦ utilidad tienen las vasijas blindadas, ni el misterio que transforma temibles fuerzas independientes cuando se unen, pero cre¨ª en la bondad y conveniencia de la fuente at¨®mica por recomendaci¨®n familiar. Alguna vez lo he contado: mi difunto hermano Jaime, ingeniero industrial, especializado durante varios a?os de dedicaci¨®n en esta forma de energ¨ªa fue el t¨¦cnico espa?ol que levant¨® la primera central, la de Zorita de los Canes, en realidad en el t¨¦rmino de Almonacid de Zorita (Guadalajara), que llev¨® el nombre de Jos¨¦ Cabrera, prohombre de ciencia industrial. Esta factor¨ªa ha sido ya derruida o est¨¢ en tr¨¢mite, por haber cumplido el l¨ªmite de su vida activa.
La visit¨¦ detalladamente, escuchando, sin entender, las explicaciones fraternas, de lo que solo extraje una determinaci¨®n, cuando, al hablar de la cuestionable seguridad, me dijo. "?Crees que si no estuvi¨¦ramos convencido, yo y los t¨¦cnicos que conocemos esto pulgada a pulgada, vivir¨ªamos aqu¨ª con nuestros hijos?". Porque, levantada en un costado, all¨ª com¨ªan, dorm¨ªan y all¨ª recib¨ªan sus hijos clases de un maestro en la escuela habilitada dentro del campamento que rodeaba la f¨¢brica. Para m¨ª fue argumento definitivo que hac¨ªa innecesarias mayores garant¨ªas.
Tambi¨¦n conoc¨ª, por razones profesionales, que, en alg¨²n lugar de Asturias, se pens¨® alzar otra planta nuclear. Son tan meticulosas y exigen tales prospecciones previas, que el proyecto se detuvo ante un pergamino, procedente, por aproximaci¨®n, del siglo VIII, donde se daba cuenta del gran fragor geol¨®gico, escuchado en los valles vecinos por unos monjes que tomaron nota de ello. Bast¨® aquella sospecha para desechar el territorio. A?os despu¨¦s se dedujo que los frailes hab¨ªan o¨ªdo el estruendo de las rocas que Don Pelayo, desde las aturas de Covadonga, lanzaba sobre las huestes de Munuza. O algo parecido.
La ubicaci¨®n en el Norte se localiz¨®, m¨¢s tarde en Lem¨®niz (Vizcaya). Otro desprendimiento, esta vez humano y criminal de ETA, dio al traste con la intenci¨®n y la invenci¨®n, cobr¨¢ndose la vida del ingeniero Ryan, asesinado de un tiro en la cabeza. El otro d¨ªa hemos sabido que, en Lorca o sus inmediaciones tambi¨¦n se plane¨® alzar un complejo nuclear, pero las prospecciones no arrojaron la elevada tasa de exigencia requerida. Supongo que, con la debida discreci¨®n, se han efectuado estudios de este porte en otros lugares y menciono la prudencia en el hecho de que all¨¢ donde se alza una central nuclear puede pronosticarse la s¨²bita riqueza del concejo, pues los elevados impuestos de empresa tan poderosa revertir¨ªan en los alrededores. Esto explica que algunos alcaldes avisados reclamen la instalaci¨®n de los temidos cementerios nucleares de residuos, con peligro estimado para dentro de cientos o miles de a?os. ?Tan largo fiado quiz¨¢s merezca la pena, salvo para quienes viven de agitar los fantasmas del ku-klus-klan at¨®mico!
Sigo creyendo en la energ¨ªa at¨®mica, hasta que se descubra otra mejor, m¨¢s barata y eficaz. Y nunca deb¨ª abandonar la idea de que vivimos de milagro y de que no hay sitio seguro en la tierra para eludir nuestro destino particular. Por eso dicen que la cama es uno de los lugares m¨¢s peligrosos, dado el n¨²mero de personas que mueren en ellas.
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