Los 11 escorpiones dentro de la botella
"Nueve escorpiones en una botella". Quiz¨¢ les pueda parecer que la frase corresponde a un experimento de Nature o a un reportaje de National Geographic, pero no. Es la ir¨®nica descripci¨®n del Tribunal Supremo de Estados Unidos, realizada por el legendario Oliver Wendel Holmes, hijo, uno de sus m¨¢s prestigiosos y longevos magistrados que perteneci¨® a la instituci¨®n durante 30 a?os, de 1902 a 1932, de modo que alg¨²n conocimiento ten¨ªa del asunto.
Porque, quiz¨¢ les parezca raro, pero hace un siglo en los debates jur¨ªdicos del m¨¢s alto tribunal de Estados Unidos se produc¨ªan grandes enfrentamientos pol¨ªticos y por ello ten¨ªan m¨¢s importancia las posiciones ideol¨®gicas de los partidos pol¨ªticos -y los nombramientos de los jueces se hac¨ªan en funci¨®n de eso- que el propio texto de la ley, que se retorc¨ªa lo que hiciera falta para apoyar lo que fuera conveniente. ?Les suena de algo?
La divisi¨®n de los jueces por Bildu contin¨²a con la 'doctrina Parot'
Lo cont¨® Max Lerner, uno de los m¨¢s incisivos periodistas de tribunales estadounidenses, que durante 60 a?os cubri¨® la informaci¨®n del Supremo y que utiliz¨® la frase de Holmes para titular su libro sobre las batallas jur¨ªdicas y pol¨ªticas de los jueces del alto tribunal.
Esa politizaci¨®n de las m¨¢s altas instancias jur¨ªdicas en Estados Unidos ha sido objeto de parodia en numerosas ocasiones, aunque probablemente la m¨¢s c¨¦lebre fue la del gran humorista de principios del siglo pasado Finley Peter Dunne, que dec¨ªa que la Constituci¨®n sigue la bandera y el Tribunal Supremo sigue el resultado de las elecciones.
Parafraseando a Holmes, en Espa?a, el Constitucional, que ha ido atesorando politizaci¨®n y desprestigio a partes iguales en los ¨²ltimos a?os, podr¨ªa describirse como 11 escorpiones en una botella. Los magistrados son nombrados a propuesta de las C¨¢maras, el Gobierno y el Poder Judicial, pero no por la excelencia en sus conocimientos jur¨ªdicos e incorruptible independencia, como deber¨ªa ser, sino en funci¨®n de su docilidad al interpretar los deseos de los partidos y votar en consecuencia. Solo as¨ª se explica que los periodistas puedan adivinar el resultado de la mayor parte de sus votaciones y que etiqueten y encasillen con acierto a los magistrados en bloques, progresista o conservador, de acuerdo con la formaci¨®n pol¨ªtica que los propuso. O las vergonzosas demoras en las renovaciones de sus miembros por parte del Parlamento, que en tres a?os ha sido incapaz de cubrir la vacante dejada por el fallecimiento de Roberto Garc¨ªa Calvo. Por eso son 11, en lugar de 12.
De infausto recuerdo son los cuatro a?os de deliberaciones y votaciones prospectivas sobre la constitucionalidad del Estatuto de Catalu?a.
Ahora, con un nuevo presidente, Pascual Sala, que ha sustituido a la desgastada Mar¨ªa Emilia Casas, que hab¨ªa excedido notablemente su mandato, el Constitucional, profundamente dividido, ha llevado la contraria al Tribunal Supremo y ha permitido por un solo voto de diferencia que la coalici¨®n Bildu -que agrupa a Eusko Alkartasuna, Alternatiba y especialmente a la izquierda abertzale- pueda presentarse a las elecciones. Las cr¨ªticas del PP y del sector perdedor, acerca de que el tribunal se ha excedido en sus atribuciones y ha abierto a los terroristas de ETA la puerta de las instituciones, no se han hecho esperar.
Por si no fuera bastante, el siguiente reto es abordar la doctrina Parot, que de una tacada puede suponer la salida de prisi¨®n de algunos de los m¨¢s sanguinarios etarras, como Jos¨¦ Javier Zabaleta, Baldo; Isidro Garalde, Mamarru; Domingo Troiti?o, hermano del fugado Antonio Troiti?o; Jos¨¦ Antonio L¨®pez Ruiz, Kubati; Josu Arkauz, Josu de Mondrag¨®n; Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi; Jos¨¦ Miguel Latasa, Ferm¨ªn; Juan Carlos Arruti, Paterra; In¨¦s del R¨ªo o Santiago Arrospide, Santi Potros, entre otros muchos, adem¨¢s de presos comunes de indudable relevancia, como Miguel Ricart, uno de los asesinos de las ni?as de Alcasser.
La doctrina Parot fue el ¨²ltimo intento del Tribunal Supremo de paliar la aplicaci¨®n de los delirantes beneficios penitenciarios previstos en el C¨®digo Penal de 1973 y evitar que presos con cientos e incluso miles de a?os de condena fueran excarcelados tras pasar realmente en prisi¨®n entre 15 y 18 a?os y no 30, que era el m¨¢ximo legal establecido. La sentencia dictada el 28 de febrero de 2006 se llam¨® doctrina Parot, porque fue Henri Parot, Unai, jefe del comando itinerante, condenado a 4.799 a?os, quien plante¨® el recurso.
La sentencia del Supremo era jur¨ªdicamente muy discutible y ahora el Constitucional se inclina por revocarla revisando caso por caso, pero la divisi¨®n del tribunal se ha acentuado. El bloque progresista -Pascual Sala, Adela As¨²a, Pablo P¨¦rez Tremps, Eugeni Gay, Elisa P¨¦rez Vera y Luis Ignacio Ortega- es partidario de anular la doctrina Parot y que el c¨®mputo de los beneficios se haga sobre el tope de 30 a?os en lugar de la totalidad de la pena impuesta, lo que permitir¨ªa la salida de los etarras. El bloque conservador -Javier Delgado, Francisco Jos¨¦ Hernando, Francisco P¨¦rez de los Cobos, Ram¨®n Rodr¨ªguez Arribas-, al que, al parecer, se ha unido el progresista Manuel Arag¨®n, como ya hiciera con el asunto de Bildu, prefiere confirmar la resoluci¨®n del Supremo. Lo parad¨®jico del caso es que a Parot no le servir¨¢ de nada, porque en 2007 fue condenado de nuevo a 11 a?os de c¨¢rcel por una carta enviada en 2001 a la direcci¨®n de ETA desde la c¨¢rcel de C¨®rdoba en la que animaba a realizar nuevos atentados.
Dec¨ªa Arist¨®teles que "la ley es la raz¨®n libre de la pasi¨®n". Los 11 escorpiones est¨¢n ya dentro de la botella.
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