Londres
Aun compartiendo "apellido" (Londres), la sinfon¨ªa 104 de Haydn y la segunda de Vaughan Williams poco tienen en com¨²n. No solo por aspectos tan b¨¢sicos como la ¨¦poca o el estilo, sino por otros que pueden resultar algo m¨¢s intemporales: el esp¨ªritu que subyace en cada una de ellas, por ejemplo, o la estructura musical que las sustenta. No hay nada descriptivo en la de Haydn: el nombre le viene (como a sus otras once hermanas) por el destino que tuvo su estreno. S¨ª que lo hay en la de Vaughan Williams, aunque es algo que viene y se va, e in¨²til ser¨ªa buscar im¨¢genes excesivamente concretas en ella, excepci¨®n hecha del Big Ben. El amanecer, o el bullicio nocturno podr¨ªan ser los de cualquier ciudad, e incluso referirse a otras muchas cosas. En la 104 de Haydn, sin embargo, la ausencia de lo descriptivo es m¨¢s radical. Aqu¨ª, pero no siempre: pensemos en La Creaci¨®n, Las Estaciones o Las Siete palabras de Cristo en la Cruz. Grandes obras, todas ellas, tambi¨¦n con grandes descripciones. El problema no es la intenci¨®n de pintar, sino los cimientos musicales que hay debajo.
THE HALL? ORCHESTRA
Director: Mark Elder. Obras de Joseph Haydn y Ralph Vaughan Williams. Palau de la M¨²sica. Valencia, 17 de mayo de 2011.
Quiz¨¢ radique ah¨ª el punto m¨¢s d¨¦bil de la Segunda Sinfon¨ªa de Vaughan Williams. Al lado de hallazgos bell¨ªsimos, se percibe un sustrato demasiado dulz¨®n en el recorrido general de la obra, cuya partitura, escrita de 1912 a 1914, con revisi¨®n en 1920, permanece como ausente de la evoluci¨®n que m¨²sica y sociedad recorr¨ªan en aquel momento. Una ojeada a lo que se coc¨ªa, por las mismas fechas, en Viena o Par¨ªs, ayuda mucho a situarla. En cualquier caso, Vaughan Williams es un compositor poco frecuentado en Valencia, y ya iba siendo hora de programarlo un poco m¨¢s.
Direcci¨®n precisa
La orquesta Hall¨¦, por otra parte, lo bord¨®: el inicio, con la cuerda despleg¨¢ndose suavemente sobre los contrabajos en pianissimo, los estallidos brillantes y empastados de los metales, los delicados solos de la madera, el ajuste milim¨¦trico de todas las secciones, y la direcci¨®n precisa y preciosista de Mark Elder entusiasmaron al p¨²blico. Antes, tambi¨¦n hab¨ªan bordado a Haydn, donde quedaron clarificadas todas las voces internas, y cargados de gracia silencios y modulaciones, sin olvidarse de prefigurar, en el ¨²ltimo movimiento y muy oportunamente, al Beethoven de la Pastoral.
De regalo, George Butterworth: el segundo de los Two English Idylle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.