Pescando en r¨ªo revuelto
Hace casi un a?o, en el Tour de Francia, concretamente en el Port de Bal¨¦s, ocurri¨® un incidente con la cadena de la bici de Andy Schleck y Contador anduvo metido en el ajo. Fue famoso el asunto y dio de qu¨¦ hablar. Se escribieron r¨ªos de tinta y las especulaciones sobre la ¨¦tica de lo que hizo Contador, o sobre lo que vio y no vio, fueron muy variadas. El caso es que ese mismo d¨ªa, precisamente en ese mismo puerto de monta?a, ocurrieron otras historias destacables y menos conocidas. La que voy a contar tiene su punto divertido.
No me refiero por supuesto a la fuerte ca¨ªda de Iban Mayoz, que si mal no recuerdo fue el final de su vida deportiva. Y no por las lesiones sufridas, sino porque al terminar el a?o no se le renov¨® el contrato con su equipo, y tras no encontrar equipo para esta temporada, el guipuzcoano se vio obligado a abandonar el ciclismo.
A la que me refiero es a una en la que el protagonista fue Gadret, ganador de la etapa de ayer del Giro. Gadret formaba parte del grupo de cabeza junto con su compa?ero Nicolas Roche. Al parecer, el director hab¨ªa dejado bien claro en la reuni¨®n que Roche era el l¨ªder del equipo, as¨ª que el resto de los compa?eros deb¨ªan ayudarle ante cualquier dificultad. Entonces Roche pinch¨® en mitad de ascensi¨®n, y cuando se dirigi¨® a su compa?ero para que este le prestara su rueda, tal y como indica el manual de ciclista, Gadret movi¨® la cabeza de derecha a izquierda en ese gesto universal que todos entendemos como una negaci¨®n. Roche pens¨® que se trataba de una broma, pero no. Y la afrenta no termin¨® ah¨ª, pues ni corto ni perezoso, en ese mismo momento se movi¨® hacia la izquierda y lanz¨® un ataque mientras su compa?ero Roche se descolgaba esperando al coche de asistencia. Esa misma tarde, con cierta gracia y espero que tambi¨¦n iron¨ªa, Roche dejo unas declaraciones en las que dec¨ªa: "Si Gadret aparece asesinado en el hotel ma?ana por la ma?ana, probablemente yo ser¨¦ el primer sospechoso". No he podido evitar que me venga este recuerdo al ver ayer a Gadret levantando los brazos en el Giro. Me preguntaba qu¨¦ estar¨ªa pensando Roche en ese mismo momento.
El caso aquel fue un d¨ªa revuelto, y ayer, de nuevo en otro d¨ªa revuelto, volvi¨® Gadret a tener su dosis de protagonismo. Contador, otro de los de Bal¨¦s, estaba dispuesto a ceder su maglia rosa a alg¨²n valiente, y esa p¨²blica generosidad hizo que fuesen muchos los que se apuntasen a la fiesta. Tantos que al final no hubo premio para ninguno.
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