Nadie como ¨¦l, ?hey!
Julio Iglesias despleg¨® anoche todos sus recursos esc¨¦nicos para acunar a un Liceo entregado
Quien comienza un concierto afirmando ser un quijote est¨¢ muy seguro de s¨ª mismo. Sin ir m¨¢s lejos, como Julio Iglesias, el ¨²nico capaz de hacer en serio de Julio Iglesias sobre un escenario sometiendo a sus fieles e, incluso, a sus asombrados detractores. As¨ª, de quijote con traje negro, mano al aire tras repaso por pechera y ojos cerrados interiorizando qui¨¦n sabe qu¨¦, comenz¨® y acab¨® Julio Iglesias su estreno en el Liceo, actuaci¨®n que repetir¨¢ el domingo.
Julio flota tan lejos de todo lo dem¨¢s que su partitura naci¨® con ¨¦l y con ¨¦l morir¨¢. Para solaz de quienes como ayer quisieron dejarse acariciar por una voz que realmente solo puede acariciar. Esa voz comenz¨® sonando con demasiado eco, destacando por encima de unos instrumentos que parec¨ªan estar tras el escenario de puro tenues. A medida que fueron desliz¨¢ndose las primeras canciones las cosas se fueron asentando y la banda, seis m¨²sicos, son¨® con la suavidad propia del hilo musical que conforta en un ascensor.
Julio, mano derecha flotante, chasqueando los dedos cuando nadie m¨¢s lo har¨ªa, abriendo los ojos solo para agradecer aplausos y mirar a sus coristas, tres, de v¨¦rtigo, que levantaron murmullos con solo su aparici¨®n en ?chame a m¨ª la culpa, iba sinti¨¦ndose c¨®modo. Salud¨® en catal¨¢n y ya en los primeros compases acudi¨® a sus temas favoritos, de forma muy especial a los que incluyen las palabras Espa?a, espa?oles y pap¨¢. Tambi¨¦n habl¨® de f¨²tbol -este Bar?a resulta inevitable- y abord¨® la musicolog¨ªa al definir el tango como "la forma en que dos personas se quieran al primer impacto".
En la platea llena, entre vaharadas de perfumes, frufr¨²s de tejidos de noche y suspiros, el placer de reencontrase con lo esperado hac¨ªa aumentar la emotividad. Porque incluso Julio parece cada d¨ªa m¨¢s Julio, inmerso en un mundo que solo atiende a sus normas, acentuando esa pose entre m¨ªstica y displicente, jugando con el micro al situarlo transversal a su boca para acentuar con su aproximaci¨®n y alejamiento una voz que nunca ha sido poderosa y, en suma, conformando un icono siempre incomprensible para aquel que vea al artista por vez primera, plantado como un pino en escena evitando que el concepto "din¨¢mico" se le pueda acercar ni remotamente. Un repertorio repleto de ¨¦xitos para alargar el placer de la audiencia durante dos horas de viaje entre Latinoam¨¦rica y Espa?a con parada en todos los ¨¦xitos de una carrera m¨¢s que singular alimentaron un concierto inenarrable. Un tipo de concierto que solo est¨¢ al alcance de Julio Iglesias, un artista ¨²nico en el sentido m¨¢s total del t¨¦rmino.
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