Para los enfermos renales, cada d¨ªa de di¨¢lisis es un d¨ªa perdido
Los tiempos de espera y el mal estado del transporte consumen la jornada
Unas 20.000 personas acuden tres veces por semana a un hospital a recibir tratamiento de hemodi¨¢lisis -proceso mediante el cual se extraen las toxinas que el ri?¨®n no puede eliminar-. Con una edad media de 74 a?os, muchos de ellos requieren de una ambulancia o de un taxi para llegar. "Normalmente, cuando la persona comienza con la hemodi¨¢lisis su ri?¨®n funciona a menos del 5%. La duraci¨®n media de este tratamiento son cuatro horas", explica el nefr¨®logo Alberto Mart¨ªnez Castelao. Pero esas cuatro horas pueden ser el doble, una jornada completa, por lo que tardan en ir y venir (o, mejor dicho, en que les lleven y les traigan). "El desplazamiento no funciona bien", critica Alfonso San Jos¨¦, presidente de la Fundaci¨®n Espa?ola de Enfermos Renales Alcer en Valladolid.
A cuatro horas de tratamiento muchos le suman otras tres de viaje
No es cuesti¨®n de una ciudad; hay quejas desde Sevilla a Segovia y Ourense
Luis Alberto Llorente, de Pe?afiel (Valladolid) lleva 22 a?os en di¨¢lisis. ?l ha conseguido que el transporte de su pueblo a la capital sea casi directo. "Pero todav¨ªa hay gente que viaja conmigo que cuando yo me monto en la ambulancia lleva ya unos 60 kil¨®metros recorridos. La mayor¨ªa superan los 70 a?os, aunque lo peor es el estado de las ambulancias". Relata que hay asientos desgarrados o mal sujetos al suelo del veh¨ªculo, conductores que tienen que pisar el freno hasta el fondo o tuercas sueltas "bailando por el suelo a su antojo". Jos¨¦ Soto, presidente de Alcer en Sevilla, reitera como principal problema el "mal estado de los veh¨ªculos". Soto asegura que no es un problema aislado sino que ocurre en "m¨¢s provincias" en Espa?a.
San Jos¨¦ a?ade que "en muchas provincias, adem¨¢s, los recorridos son verdaderas rutas tur¨ªsticas, con tiempos de espera que superan la hora y media. Este hecho termina afectando notoriamente a la calidad de vida de los pacientes". Sin olvidar que las ambulancias carecen de asistencia, argumenta Llorente: "Entiendo que la funci¨®n de los conductores es conducir. Su trabajo no pasa por resolver cualquier contrariedad que pudiera surgir en el trayecto".
"Da igual donde vivan los enfermos. No es cuesti¨®n de una ciudad", se lamenta San Jos¨¦. En Segovia, m¨¢s de 70 personas se someten a di¨¢lisis, afirma Aurelio Quintanilla, presidente de Alcer en esta provincia: "El tiempo total del trayecto son dos horas, m¨¢s las cuatro del tratamiento. Estamos hablando de seis a ocho horas cada d¨ªa de tratamiento".
Carreteras con baches o tiempos de espera interminables son las razones principales que crispan los nervios de los usuarios gallegos en la provicia de Ourense. "Estar a disgusto o enfadado todos los d¨ªas de hemodi¨¢lisis son muchos d¨ªas al a?o", afirma Tamara, trabajadora de la sede en la ciudad gallega.
Iluminada Mart¨ªn recibe di¨¢lisis desde hace 20 a?os y, adem¨¢s, es la encargada de transportes de Alcer en Madrid. "Aqu¨ª, el uso de taxis ha mejorado la situaci¨®n", asegura. Pero "sigue habiendo tiempos de espera muy largos", asegura Mar¨ªa Jos¨¦ Gonz¨¢lez, paciente madrile?a. Cuando Gonz¨¢lez termina su tratamiento, pedir un taxi se convierte en una "odisea": "Una enfermera avisa a Alcer, de ah¨ª al SUMMA, a continuaci¨®n a la central de taxis y por ¨²ltimo al conductor. De media tardan unos 45 minutos. Me encantar¨ªa poder avisar directamente al transporte", explica.
"Si la situaci¨®n sigue mal en muchas provincias es porque no hay dinero", sostiene Mart¨ªnez Castelao. Narra con desaz¨®n que estos pacientes, tras la sesi¨®n de di¨¢lisis, sufren bajadas de tensi¨®n que derivan en malestar generalizado y, en algunos casos, en v¨®mitos: "Al eliminar todo el l¨ªquido sobrante la persona se queda sin fuerzas". Muchas de las personas que viajan en estas condiciones no se quejan por "miedo a que les arrebaten el servicio". "Se aprovechan de que necesitan la m¨¢quina para sobrevivir", asegura San Jos¨¦.
Soto propone una ayuda a los familiares con la gasolina para mejorar el servicio y as¨ª fomentar m¨¢s el uso del transporte privado. Llorente sugiere el uso de microb¨²s: "Ser¨ªan m¨¢s baratos para la seguridad social. No soy fan, pero mejorar¨ªa el servicio".
Al final del d¨ªa y tras ocho horas, el paciente recorre su camino de vuelta a casa. "La gente que est¨¢ en di¨¢lisis asume que el d¨ªa de tratamiento es un d¨ªa perdido, y no puede seguir siendo as¨ª", concluye resignado San Jos¨¦.
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