ERE

Las generaciones, dicen los expertos, duran 15 a?os. Y m¨¢s o menos cada 15 a?os vienen produci¨¦ndose en nuestro pa¨ªs movilizaciones populares. Como la de 1994, con los campamentos del 0,7% del PIB para los pa¨ªses pobres. Los brotes anteriores se desdibujan un poco por las anomal¨ªas de la dictadura y sus secuelas, pero, aun as¨ª, podr¨ªamos citar el entusiasmo para el cambio socialista de 1982, as¨ª como nuestro 68, que sucedi¨® en 1969, con las algaradas antifranquistas y el estado de excepci¨®n. C¨ªclicamente reverdece la esperanza y gracias a esos aldabonazos morales nos mantenemos vivos.

Claro que el Movimiento del 15-M ha sido el m¨¢s grande, sin duda por la enormidad de la crisis que lo ha disparado. Una crisis econ¨®mica pero sobre todo ¨¦tica, de decencia y credibilidad en la gesti¨®n p¨²blica. Los pol¨ªticos llevan dos a?os siendo nuestro tercer problema m¨¢s grave, seg¨²n las encuestas, tras el paro y la econom¨ªa. La gente est¨¢ cansada de ser maltratada, mentida y desvalijada por mentecatos. Los del 15-M han sabido consensuar una lista de peticiones imaginativas, muchas muy sensatas, pero lo mejor del Movimiento es el estruendo de su protesta y su amplitud: distintas procedencias ideol¨®gicas y adhesiones de todas las edades. El 15-M es un gigantesco espejo de Blancanieves que muestra una profunda verdad social: estamos hartos. Una verdad que ha tenido su reflejo en las elecciones, y no solo en el notable aumento de los votos blancos y nulos (sumados, constituir¨ªan la cuarta fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs) y en el ascenso de partidos como UPyD o el marchito IU, sino en el batacazo del PSOE. Si el PP no se da cuenta de hasta qu¨¦ punto su triunfo es un resultado de esa furia social, lo pagar¨¢ muy caro. Como dice el mejor eslogan del 15-M: "Pol¨ªticos: somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE".