Primarias o congreso
El PSOE debe cerrar con el menor coste para el pa¨ªs la recomposici¨®n de su discutido liderazgo
La crisis interna desencadenada en el Partido Socialista por la severa derrota en las elecciones municipales y auton¨®micas del pasado domingo no es la de una fuerza pol¨ªtica cualquiera; es la del partido que sustenta al Gobierno en uno de los momentos econ¨®micos m¨¢s dif¨ªciles por los que ha pasado Espa?a. Las decisiones que adopten sus dirigentes para resolver su principal problema, que no es tanto la elecci¨®n de un candidato para las elecciones generales como la recomposici¨®n de un liderazgo en entredicho, afecta, por eso, a la totalidad del pa¨ªs y a su inmediato futuro. Un paso en falso y no solo perder¨¢n unas elecciones que ya parecen perdidas, sino que pueden arrastrar mucho m¨¢s en su desplome.
En estos momentos, no es la presidencia del Gobierno lo que est¨¢ en discusi¨®n. Por adversos que hayan sido los resultados del domingo, y por mucho que quepa interpretarlos como un signo pol¨ªtico de desaprobaci¨®n ciudadana, los socialistas siguen siendo el grupo mayoritario en la C¨¢mara y, en la l¨®gica parlamentaria, esa es la ¨²nica condici¨®n para que un Gobierno siga ejerciendo sus funciones. Si faltase a ellas, bien porque no logre conformar una mayor¨ªa para aprobar sus iniciativas, bien porque se enroque en la inmovilidad para continuar en el poder, habr¨¢ sonado la hora de reclamar al presidente un adelanto electoral, que es de su exclusiva competencia. Ninguna de estas circunstancias se ha producido hasta ahora.
Nadie ajeno al PSOE est¨¢ leg¨ªtimamente autorizado para interferir en la elecci¨®n de sus cargos de responsabilidad. Otra cosa es el marco interno en el que debe realizarse esa elecci¨®n, puesto que la adopci¨®n de uno u otro puede afectar a la gobernabilidad del pa¨ªs en circunstancias graves y, tambi¨¦n, a la tarea de oposici¨®n que, previsiblemente, aguarda al PSOE. El secretario general de los socialistas vascos, Patxi L¨®pez, ha avanzado una propuesta para celebrar un congreso en lugar de unas primarias. Esta es una buena f¨®rmula para responder a la demanda de un debate de fondo sobre los resultados electorales y para la reformulaci¨®n de un proyecto agotado por la crisis econ¨®mica, aunque no est¨¢ exenta de riesgos. Los dirigentes que aspiren a competir en unas primarias tambi¨¦n podr¨ªan hacerlo en un congreso, aunque finalmente el mejor m¨¦todo ser¨¢ el que permita cerrar con el menor coste para el pa¨ªs la recomposici¨®n del liderazgo que necesita el socialismo.
Quedarse en la mera selecci¨®n de un candidato para unas elecciones generales que parecen perdidas conduce al Partido Socialista a regresar al mismo punto que hoy, solo que con una nueva derrota a sus espaldas y sin esfuerzo alguno de renovaci¨®n ideol¨®gica por medio. La persona que quede al frente del partido tiene como principal misi¨®n, salvo muy improbables sorpresas, disponer las cosas para una traves¨ªa del desierto. Est¨¢ en juego el futuro y el peso del principal partido de la izquierda, pero tambi¨¦n que el pr¨®ximo Gobierno cuente con suficientes contrapesos.
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