Los amigos de Guillaume
Entre las muchas pel¨ªculas recientes inspiradas en la llamada generaci¨®n adultescente (ya saben, adultos adolescentes occidentales aquejados del complejo de Peter Pan), siempre comandadas por directores comprendidos en esa franja de edad de los 30 a los 40 a?os, podr¨ªa establecerse una clasificaci¨®n con dos grupos. El primero, con gente como el Mat¨ªas Biz¨¦ de La vida de los peces o el Alberto Rodr¨ªguez de After, estar¨ªa integrado por autores con el suficiente grado de madurez para haber alcanzado la sabidur¨ªa respecto de la situaci¨®n de sus contempor¨¢neos, realizando as¨ª una radiograf¨ªa de la situaci¨®n presidida por la seriedad, la plenitud, la altura dram¨¢tica y la prudencia; los protagonistas son infantiloides; sus pel¨ªculas, no.
PEQUE?AS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA
Direcci¨®n: Guillaume Canet.
Int¨¦rpretes: Marion Cotillard, F. Cluzet, Beno?t Magimel, J. Dujardin.
G¨¦nero: melodrama. Francia, 2010.
Duraci¨®n: 154 minutos.
Los del segundo grupo, m¨¢s que hablar del deseo de no convertirse en adultos, parecen adultescentes en s¨ª mismos, han o¨ªdo campanas pero a¨²n no saben d¨®nde. Es el caso del habitual actor Guillaume Canet, aqu¨ª ¨²nicamente guionista y director, que convierte Peque?as mentiras sin importancia en un rosario de lugares comunes expuesto sin la menor capacidad de an¨¢lisis, donde todo se explicita para no dejar ni un resquicio a la aut¨®noma interpretaci¨®n del espectador, y donde ¨²nicamente se salva el potent¨ªsimo plano-secuencia inicial que acaba provocando la reuni¨®n de la pandilla de amigos.
De la tard¨ªa salida del armario de uno de sus miembros a la feliz escenificaci¨®n de una tonadilla en grupo, del fuerte apoyo musical, canci¨®n de Antony and the Johnsons incluida, al clich¨¦ de culminar su pel¨ªcula con un plano congelado redentor, Peque?as mentiras sin importancia es un canto a lo ya visto, pero peor, aunque haya arrasado en la taquilla francesa. Recogiendo la estructura situacional de dos notabil¨ªsimos dramas generacionales como Reencuentro (reuni¨®n tras la muerte reciente de un integrante del grupo) y Los amigos de Peter (reuni¨®n provocada por una muerte inminente), Canet acude de nuevo a la congregaci¨®n, esta vez alrededor de un moribundo, para mostrar una catarsis emocional lacrim¨®gena hasta lo impudoroso y lo exasperante, sin apenas trascendencia, con un metraje innecesario (dos horas y media) y con un lamentable discurso final, aclaratorio de los subtextos de la pel¨ªcula, destinado ¨²nicamente para que la parte m¨¢s perezosa de la platea no tenga que sacar a ejercitar sus neuronas.
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