Yemen se asoma a la guerra civil
El enfrentamiento armado entre el presidente Saleh y el principal l¨ªder tribal deja decenas de muertos en San¨¢ - La ciudad se encuentra virtualmente dividida
Las tensiones entre el presidente yemen¨ª, Ali Abdal¨¢ Saleh, y su principal rival pol¨ªtico, el jeque Sadeq al Ahmar, se transformaron ayer en un enfrentamiento armado que amenaza con degenerar en una guerra civil. Varias decenas de personas murieron en los combates de la madrugada en San¨¢, 28 de ellas cuando los obuses de las fuerzas militares leales a Saleh incendiaron un polvor¨ªn del jefe de la principal confederaci¨®n tribal del pa¨ªs. A pesar de una larga alianza familiar con el presidente, el clan de los Al Ahmar ha puesto todo su peso detr¨¢s del movimiento popular de oposici¨®n surgido a inspiraci¨®n de los de T¨²nez y Egipto.
"No hemos podido dormir en toda la noche", declara Jaled M., un residente de San¨¢ que ayer sopesaba llevarse a su mujer y sus cuatro hijos al pueblo familiar, como ya han hecho muchos de los habitantes de la capital ante el temor a que se extiendan los combates. "Debieron de usar misiles o bazokas, porque el estruendo era considerable", cuenta por tel¨¦fono mientras busca una panader¨ªa. "La mayor¨ªa de las tiendas est¨¢n cerradas y hay muy poco tr¨¢fico", explica. La intensidad de la artiller¨ªa oblig¨® a cerrar el aeropuerto internacional durante varias horas.
El poderoso jeque Sadeq apoya al movimiento de oposici¨®n a Saleh
Todo empez¨® el pasado lunes cuando las fuerzas del Ministerio de Interior decidieron instalar un campamento en una escuela situada a pocos metros de la casa del jeque Sadeq y que, como muchos colegios p¨²blicos, lleva semanas cerrada. Los leales a Saleh han ido tomando posiciones en la capital, tratando de rodear a las tropas del general Ali Mohsen que se pasaron a la oposici¨®n a ra¨ªz de la matanza del 18 de marzo. El proceso ha dejado la ciudad virtualmente dividida, pero los uniformados han respetado las respectivas ¨¢reas de influencia. Tambi¨¦n la milicia de los Al Ahmar se hab¨ªa mantenido al margen.
En esta ocasi¨®n, sin embargo, el jeque Sadeq consider¨® que se trataba de una provocaci¨®n y envi¨® a sus hombres a advertir a las tropas pro-Saleh. No est¨¢ claro qui¨¦n dispar¨® primero, solo los resultados y que los ¨¢nimos estaban a flor de piel por el tercer rechazo del presidente yemen¨ª a una propuesta para dejar el poder a cambio de inmunidad apadrinada por el Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo.
Fuera cual fuera la chispa, el martes los soldados leales a Saleh bombardearon el complejo donde se encuentra la residencia de Sadeq y los milicianos de este respondieron atacando varios edificios oficiales cercanos. "Han tomado los ministerios de Turismo y Comercio", asegura Jaled. La batalla creci¨® en intensidad durante la noche del mi¨¦rcoles al jueves y dej¨® entre 24 y 40 muertos. Fuentes period¨ªsticas locales elevan a un centenar los muertos desde el lunes.
"Lo m¨¢s grave es que varios de los fallecidos en casa del jeque Sadeq son jefes tribales, cuyos seguidores ya han dicho que quieren venir a San¨¢ a vengar lo sucedido", se preocupa Jaled.
Sadeq es, desde la muerte de su padre en diciembre de 2007, el jefe de los Al Hashed, la principal confederaci¨®n tribal de Yemen y a la que pertenece el clan del propio presidente, Al Sanhan. De hecho, el patriarca de los Al Ahmar mantuvo una alianza con Saleh que le llev¨® a presidir el Parlamento. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os los intereses econ¨®micos de la familia han chocado con los del hijo y los sobrinos del presidente. Nada m¨¢s estallar la protesta estudiantil yemen¨ª, Hamid al Ahmar, hermano de Sadeq, empresario y dirigente del partido islamista Al Islah, puso su canal de televisi¨®n y su peso econ¨®mico al servicio de la revuelta.
Ahora los j¨®venes que acampaban en la plaza de la Universidad temen que el enfrentamiento armado se extienda y termine afectando a su sentada pac¨ªfica. Por eso han hecho un llamamiento a la calma. Pero las posibilidades de un arreglo entre Saleh y Sadeq son escasas.
El presidente, que lleva 32 a?os en el poder y sigue contando con el apoyo de parte de las fuerzas armadas, mostr¨® su desaf¨ªo ordenando la detenci¨®n de los hermanos Al Ahmar. Es un reto peligroso. Algunos analistas estiman que la mitad de los soldados pertenece a la tribu de los Al Hashed y que si su l¨ªder hiciera un llamamiento a unirse desatar¨ªa la guerra civil.
"Ali Abdal¨¢ Saleh es un mentiroso, mentiroso, mentiroso", declar¨® el jeque Sadeq a Reuters. "Nos mantenemos firmes. Abandonar¨¢ este pa¨ªs descalzo", asegur¨® antes de pedir la intervenci¨®n internacional para evitar que Yemen se suma en la guerra civil.
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