Psicoan¨¢lisis del rinc¨®n
El mundo est¨¢ globalizado, La Tierra es plana (Friedman) y la cultura planetaria tiende a ser una sola sumida en la Cultura mainstream, t¨ªtulo del ¨²ltimo libro de Fr¨¦deric Martel, que Taurus present¨® el martes.
La informaci¨®n recogida a trav¨¦s de 1.250 entrevistas y un viaje a 30 pa¨ªses ha servido a este periodista franc¨¦s para redactar lo que puede considerarse el mayor reportaje sobre la cultura de masas de nuestro tiempo. O, al menos, de la cultura de masas tradicional, apoyada en el cine, la televisi¨®n, el libro o la m¨²sica. Otro universo tan grande o mayor ser¨ªa el que puebla la Red pero que el autor reserva, probablemente, para otro esfuerzo ulterior, cuando consiga recobrarse el resuello.
La eliminaci¨®n de estos espacios coincide con la supervigilancia dentro y fuera de la Red
La conclusi¨®n respecto a la mainstream (corriente principal o dominante) es que, pr¨¢cticamente, se haga lo que se haga la contaminaci¨®n medi¨¢tica tiende a convertirnos en consumidores culturales de lo mismo. Espectadores activos o no de un entertainment que colma el tiempo y el espacio sin apenas fisuras. La industria del entretenimiento es, tras la industria espacial, el primer sector exportador de Estados Unidos, pero ya en otros lugares emergentes (desde la India a China o Brasil) la producci¨®n de estos art¨ªculos para el ocio crece m¨¢s que proporcionalmente que el desarrollo del pa¨ªs. ?Tanta diversi¨®n se pide? ?Tanta amenidad hace falta?
Hace tiempo que el poder de Estados Unidos sobre el mundo se atribuye m¨¢s a la influencia de sus creaciones inmateriales que a las materiales, militares incluidos. Las producciones culturales que la izquierda de los sesenta llam¨® "industrias de manipulaci¨®n de la conciencia" han logrado hacerse querer m¨¢s que la patria o la ideolog¨ªa.
Si un fen¨®meno caracteriza a nuestro tiempo, obsesionado por la "transparencia", es la escasez de escondites; nichos donde forjar un nido propio, diferente y particular. El rinc¨®n, ser¨ªa, en buena medida, la met¨¢fora perfecta para ilustrarlo.
Todas las casas construidas en el pasado estaban llenas de rincones pero la obsesi¨®n de la arquitectura m¨¢s moderna desde el llamado "estilo internacional" fue terminar con ellos. Se dise?aron espacios di¨¢fanos y exentos mientras el rinc¨®n iba siendo abolido como una ignominia. De ser un cant¨®n entra?able, propicio al retiro pas¨® a ser considerado una deficiencia del constructor. La casa con rincones o era antigua o era de pobres; oscura y contrahecha.
En consecuencia, de la misma manera que el deporte foment¨® desde comienzos del siglo XX la consecuci¨®n de un cuerpo liso y bru?ido, la arquitectura impuls¨® las habitaciones luminosas y abiertas. Paralelamente, la p¨¦rdida del rinc¨®n, de lo oculto (y de lo m¨¢s culto), se corresponde con el triunfo de la mainstream. El arrasamiento puede que no haya sido absoluto pero el "rinc¨®n", sea personal o institucional, sea econ¨®mico o psicol¨®gico, suscita los mayores recelos.
Gaston Bachelard en La po¨¦tique de l'espace (PUF. Par¨ªs, 1957) dedic¨® un cap¨ªtulo al an¨¢lisis sem¨¢ntico y simb¨®lico de los rincones (Les coins). En el cuerpo general del espacio, el rinc¨®n es sede de la intimidad y el rinc¨®n, aqu¨ª y all¨¢, compone el mapa de lo velado, la discreta residencia del alma particular.
En la mainstream no hay lugar donde hallar escondrijos. El gran caudal de esa avenida es igual a la masiva incorporaci¨®n de cuerpos y almas a ella. Los taquillazos, los libros best-seller, los blokbusters teatrales, los discos de platino, llenan de nadadores la mainstream, el r¨ªo que nos lleva y nos anega. Un r¨ªo, en fin, sin recodos, lleno de arte donde no hay nada que descubrir, pel¨ªculas de acci¨®n donde no hay nada que meditar, m¨²sicas pop donde no hay apenas nada que discernir.
La p¨¦rdida del rinc¨®n coincide con esta espacialidad plana: en la pol¨ªtica, en la televisi¨®n, en la vida cotidiana. La creciente eliminaci¨®n de los rincones coincide adem¨¢s con la p¨¦rdida de la privacidad, con el desarrollo de la supervigilancia o con la m¨¢xima exposici¨®n dentro y fuera de la Red. O, en definitiva, con el imperio de una inmensa luz policial que barre hasta la misma sombra de los rincones.
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