Santificaci¨®n del sufrimiento in¨²til
Acab¨¦ esta semana mi curso de econom¨ªa en la Universidad de Barcelona sin saber responder a una pregunta que me hicieron mis estudiantes.
Despu¨¦s de estudiar las causas de la crisis econ¨®mica y fiscal que sufre la zona euro -un fallo espectacular del sistema financiero, no lo olvidemos-, analizamos las condiciones impuestas a Grecia, Irlanda y Portugal por parte de la Uni¨®n Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo para financiar los planes de rescate.
La conclusi¨®n de nuestro an¨¢lisis fue que las condiciones leoninas de los pr¨¦stamos concedidos, junto con los draconianos recortes de gasto y la reducci¨®n de los salarios, cuando se aplican a un pa¨ªs que est¨¢ dentro de una moneda ¨²nica, empeoran su situaci¨®n y no le dejan salida.
Puede suceder que cuando el FMI, la UE y el BCE despierten de su sue?o de la austeridad bondadosa, el euro ya no est¨¦ ah¨ª
Los datos sobre la evoluci¨®n reciente de la econom¨ªa griega confirman ese pron¨®stico. Lo mismo ocurre con Irlanda y Portugal. Las condiciones de financiaci¨®n son hoy peores que antes del plan de ayuda. Y la carga de la deuda ha sobrepasado los umbrales de sostenibilidad y amenaza con la quiebra y el impago. Aunque toda una generaci¨®n de griegos y griegas trabajaran de sol a sol e hiciesen ayuno, no alcanzar¨ªan a pagar la deuda.
Pero, me interrogaron mis alumnos, si eso parec¨ªa evidente desde el principio, ?por qu¨¦ el FMI, la UE y el BCE impusieron a Grecia unas condiciones imposibles de cumplir? ?Acaso no son expertos cualificados? ?Acaso no saben anticipar las consecuencias probables de sus decisiones?
Confieso que a¨²n hoy no s¨¦ encontrar una respuesta sensata a esta cuesti¨®n.
Sin duda, los expertos del FMI, del BCE y los responsables del Ecofin est¨¢n altamente capacitados t¨¦cnicamente. Especialmente los del FMI tienen una larga experiencia en gestionar planes de austeridad. Entonces, ?c¨®mo explicar esas condiciones imposibles de cumplir y el hecho de que el esfuerzo al que se les obliga sea un sufrimiento est¨¦ril?
Les expuse a mis estudiantes tres conjeturas.
La primera apunta a que el verdadero objetivo de esos duros planes de austeridad no fuera sacar a Grecia, Irlanda y Portugal de su marasmo econ¨®mico, sino evitar que quiebren los bancos -especialmente alemanes y franceses- que prestaron al sector p¨²blico griego y al sector privado irland¨¦s.
No creo que sea la ¨²nica explicaci¨®n, pero, sin duda, es una parte. Los planes formar¨ªan parte de una estrategia para ganar tiempo y permitir a los bancos prestamistas ir digiriendo poco a poco las p¨¦rdidas sin riesgo de quiebra. Esta conjetura apunta a que el FMI, el BCE y la UE saben que habr¨¢ que suavizar las condiciones de esos planes, pero de entrada estar¨ªan m¨¢s preocupados por evitar una crisis sist¨¦mica de la banca europea que por el sufrimiento de los griegos.
La segunda conjetura se apoya en la sospecha de que es posible que los expertos del FMI y los de la UE y del BCE no acaben de comprender bien que un pa¨ªs que forma parte de una moneda ¨²nica es financieramente m¨¢s fr¨¢gil y que los planes de austeridad no funcionan de la misma forma.
Dentro de una moneda ¨²nica, la austeridad por s¨ª sola no permite crecer; al contrario, empeora las cosas. Cuando un trabajador pierde su empleo, no puede pagar su hipoteca, y un pa¨ªs que no crece no puede pagar su deuda. El crecimiento genera confianza en la capacidad de pago de un pa¨ªs, no la austeridad.
Mis alumnos me recordaron que a lo largo del curso hab¨ªamos visto planes de ajuste que funcionaron razonablemente. Espa?a es un caso ejemplar. En 1993, 1983, 1977 y 1957 se aplicaron planes de austeridad y de reformas que tuvieron efectos salut¨ªferos. El sacrificio vali¨® la pena.
Pero la raz¨®n por la que esos planes funcionaron es porque ten¨ªan tres patas. La primera, la austeridad, para controlar y reducir el d¨¦ficit p¨²blico. La segunda, la de las reformas para mejorar la competitividad y el crecimiento a largo plazo. La tercera era la devaluaci¨®n, cuyos efectos fueron como una bocanada de ox¨ªgeno a un enfermo exhausto que le permite recobrar fuerzas y crecer a corto plazo, esperando que las reformas vengan a medio plazo a sustituir a los efectos de la devaluaci¨®n.
Sin embargo, los planes de austeridad que se han impuesto a Grecia, Irlanda y Portugal, al estar estos pa¨ªses dentro de una moneda ¨²nica, no pueden apoyarse en esa tercera pata. Eso hace que la austeridad sea est¨¦ril econ¨®micamente y peligrosa desde el punto de vista social y pol¨ªtico.
La tercera conjetura es que realmente los que han dise?ado esos planes crean honestamente que la austeridad por s¨ª sola lleva al crecimiento.
?A trav¨¦s de qu¨¦ camino? Su argumento es que el sacrificio genera credibilidad y confianza en el pa¨ªs por parte de los mercados de deuda. Es un razonamiento bondadoso que lleva a la glorificaci¨®n del sufrimiento est¨¦ril impuesto a personas que est¨¢n asustadas. No le veo fundamento. Tengo fundamentadas dudas de que el comportamiento de los inversores de deuda est¨¦ regido por ese pensamiento seudorreligioso. Si me pongo en su piel, yo confiar¨ªa en un pa¨ªs con posibilidad de crecimiento, no con capacidad para sufrir in¨²tilmente.
Les confieso que si tengo que escoger una de estas tres conjeturas, me quedo con la primera. Prefiero saber que mi destino depende de la sagacidad de los hijos de las tinieblas que de la bondad est¨²pida de los hijos de la luz. Al menos los primeros saben que si no se aligera de forma r¨¢pida la carga que pesa sobre esos tres pa¨ªses, puede suceder que cuando el FMI, la UE y el BCE despierten de su sue?o de la austeridad bondadosa, el euro ya no est¨¦ ah¨ª. No ser¨ªa la primera vez; ya sucedi¨® con el sistema patr¨®n oro de inicios del siglo XX.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la Universidad de Barcelona.
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