Equipaje
Un d¨ªa tratas de volar como se hace hasta ahora, en una l¨ªnea a¨¦rea normal. Entras en un aeropuerto y lo primero que oyes por el altavoz es que vigiles y no pierdas de vista tu equipaje. Esa advertencia se repite cada pocos minutos hasta que tu subconsciente asume que te hallas a merced de un enemigo invisible, que est¨¢ en todas y en ninguna parte. El miedo te ha sido inoculado. A continuaci¨®n el sistema necesita que te sientas sospechoso tu mismo. Llegas al puesto de control y te ves obligado a dejar en una bandeja cualquier objeto met¨¢lico, el cintur¨®n, el abrigo y los zapatos. La cinta se traga estos efectos personales junto con el equipaje de mano cuyo contenido, al atravesar un misterioso t¨²nel, aparece en una pantalla en forma de extra?as sombras que interpreta un vigilante sentado. Pasas por el esc¨¢ner con los pantalones medio ca¨ªdos y suena un pitido. Otro guardi¨¢n te obliga a retroceder, palpa tu cuerpo o escarba tu maleta, aunque existen aparatos que te desnudan por completo sin tocarte siquiera. Estos controles ya est¨¢n incorporados a nuestras vidas como una rutina degradante perfectamente aceptada, no solo en los aeropuertos, sino en la entrada de ministerios, organismos del Estado y sedes de altas empresas. De momento solo buscan navajas, pistolas, l¨ªquidos inflamables y otros objetos peligrosos. Hasta ahora el esc¨¢ner solo puede detectar la materia, no el esp¨ªritu. Por muy sensible que sea, no es capaz de llegar todav¨ªa a nuestro verdadero equipaje, a las ideas y sentimientos, a lo que sabemos, a lo que hemos le¨ªdo, so?ado, deseado, ni tampoco a los placeres que nos hemos otorgado. Tal vez en el futuro estas m¨¢quinas de control ser¨¢n tan sofisticadas que al pasar bajo su arco nos explorar¨¢n el cerebro y aparecer¨¢ en pantalla nuestra ideolog¨ªa, si somos de derechas o de izquierdas, si nos sentimos inocentes o culpables, no solo humillados. Pero existen otras formas de volar sin tener que pasar por ning¨²n control. Puesto que en tierra vivimos entre una mara?a de c¨¢maras de vigilancia y el espacio est¨¢ contaminado de opiniones est¨²pidas y de basura ideol¨®gica, hay que organizarse la vida contra esta peste y aprender a volar con un equipaje invisible a cualquier esc¨¢ner. Por ejemplo, estudie, lea, disfrute, sue?e y despegue.
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