La nueva dimensi¨®n de L¨®pez
El 'lehendakari' mantiene buena sinton¨ªa con Rubalcaba, al tiempo que ahonda su distanciamiento con Zapatero
Patxi L¨®pez se descubri¨® la semana pasada en un papel determinante que el socialismo vasco nunca hab¨ªa desempe?ado. La propuesta que el martes removi¨® al PSOE de arriba abajo le ha convertido en uno de los polos de referencia del debate suscitado en el conjunto del partido. Probablemente volver¨¢ a serlo en la preparaci¨®n de la conferencia pol¨ªtica de septiembre, es decir, en la elaboraci¨®n y defensa de la actualizaci¨®n del proyecto y la oferta program¨¢tica socialista. Es pronto, dicen sus colaboradores, pero no descartable que Patxi L¨®pez -ellos hablan del PSE-EE- quiera estar en la primera l¨ªnea de las aportaciones a ese "debate de ideas" que ha sido el primero en reclamar.
La nueva dimensi¨®n de L¨®pez se fragua justamente en el momento en que el partido de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha perdido casi en su integridad el poder territorial auton¨®mico y municipal, lo que L¨®pez llam¨® el s¨¢bado "la red b¨¢sica de contacto de los socialistas con la sociedad". Un batacazo del que tampoco se ha librado el PSE de L¨®pez, que ha pasado del 24,4% de los votos al 16,3%.
El modesto papel de L¨®pez y del PSE-EE puede experimentar un cambio
La cuesti¨®n es si el alcance a?adido de su figura es un fogonazo sin continuidad o puede proyectarse en influencia y opciones de futuro m¨¢s all¨¢ del PSE-EE y de las fronteras vascas. ?l neg¨® en el comit¨¦ federal, y lo niega todo su entorno, haber buscado tal efecto -ni intereses particulares ni m¨¢s ambici¨®n que seguir siendo lehendakari, dijo- pero el hecho objetivo, intenciones al margen, es que esas opciones han crecido y su imagen tiene una dimensi¨®n de la que carec¨ªa antes.
L¨®pez cuenta en este momento con reconocimiento, aprecio y sinton¨ªa mayoritarios en el partido, con la reserva, eso s¨ª, del entorno de apoyo a Carme Chac¨®n y de Zapatero. Algunas voces llegan a calificar de espl¨¦ndida la determinaci¨®n con que ha actuado. Tiene adem¨¢s una magn¨ªfica relaci¨®n -¨¦l mismo y a trav¨¦s de su mano derecha, el consejero de Interior y fact¨®tum del socialismo vasco, Rodolfo Ares- con quien est¨¢ llamado a administrar el futuro, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Y nadie puede negar a su ¨®rdago del martes el efecto, buscado o no, de favorecerle: la retirada de Chac¨®n y que el propio Zapatero haya postulado a Rubalcaba.
L¨®pez s¨ª se ha dejado en esta arrancada, quiz¨¢ de manera definitiva, la relaci¨®n con Zapatero, muy dolido tanto con ¨¦l como con Ares. Ello pesar¨¢ en los meses que les quedan de convivencia en sus respectivas responsabilidades internas y de Gobierno. Sobre todo, porque ni siquiera le advirti¨® de lo que se dispon¨ªa a hacer, pese a que figuras muy relevantes del PSOE le animaron a hacerlo. Es el ¨²nico reproche que algunos le deslizan. Pero Zapatero se va y el deterioro era ya tan p¨²blico que hasta la foto que L¨®pez public¨® en Twiter de la reuni¨®n el viernes con los barones ha dado lugar a especulaciones.
En explicaci¨®n del propio L¨®pez, la hizo al comienzo del encuentro, cuando Zapatero entraba y se dispon¨ªa a ocupar su sitio en la cabecera de la mesa. L¨®pez es un gran usuario de las redes y tiene por costumbre subir fotos de acontecimientos a los que asiste, lo mismo un concierto que un partido de baloncesto o, como en este caso, una reuni¨®n pol¨ªtica, explicaron medios cercanos a ¨¦l, que despojaron el hecho de cualquier intenci¨®n o significado oculto.
El hasta ahora modesto papel de L¨®pez -ni siquiera est¨¢ en la ejecutiva federal- y del PSE-EE puede experimentar un cambio que, al coincidir con el final del terrorismo de ETA, llegue a convertirse en una aut¨¦ntica compensaci¨®n para la organizaci¨®n vasca por las d¨¦cadas de aguante a pie firme y ras de suelo en Euskadi.
En Euskadi, parad¨®jicamente, puede tener el efecto m¨¢s adverso la sobreexposici¨®n de L¨®pez con los asuntos internos del PSOE: dar la impresi¨®n de que no est¨¢ a tiempo completo en su funci¨®n de lehendakari, cuando la ciudadan¨ªa est¨¢ acostumbrada -por d¨¦cadas de liderazgo nacionalista y por la bicefalia del PNV- a que esa figura solo juegue en casa y, al menos formalmente, en el terreno institucional.
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