"La vida moderna es un t¨®xico"
Los afectados por sensibilidad qu¨ªmica m¨²ltiple luchan para que se reconozca su dolencia - Productos diarios como la colonia son una agresi¨®n para ellos
"Espacio libre de aromas". "Apaga tu m¨®vil". "No lleves colonia, desodorante y, si es posible, lava la ropa con bicarbonato". Las instrucciones para visitar la Fundaci¨®n Alborada en Brunete (a unos 30 kil¨®metros de Madrid) hacen temer que se trate de un espacio inh¨®spito. Una burbuja, que es la imagen a la que se asocia a las personas con sensibilidad qu¨ªmica m¨²ltiple, una enfermedad que les hace reaccionar de manera exagerada -y desagradable- ante las sustancias generadas por la vida moderna. Nada m¨¢s lejos de la realidad. La finca El Olivar est¨¢ aislada, s¨ª, pero, presidida por una encina milenaria, parece m¨¢s bien una residencia de verano que un centro sanitario.
"Era una residencia para tratar adicciones, pero hace dos a?os, cuando volv¨ª de Dallas, le cambiamos la utilidad", explica Pilar Mu?oz-Cavero (Madrid, 1955), m¨¦dica y afectada. En el a?o y medio que lleva en funcionamiento, han recibido a unas 200 personas. "Algunas vienen solo por informaci¨®n, otras pasan aqu¨ª el d¨ªa, de 9.00 a 17.00, desintoxic¨¢ndose", cuenta.
El s¨ªndrome afecta en mayor o menor grado al 15% de la poblaci¨®n
"Estuve un a?o sin salir de cuatro paredes", relata la m¨¦dica
El tratamiento empieza por aislarse para limpiar el cuerpo
Desintoxicarse es la palabra que Mu?oz-Cavero m¨¢s repite. "En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se han introducido m¨¢s de 100.000 sustancias. Pesticidas, solventes org¨¢nicos, metales pesados, muchos productos de higiene son objetivamente da?inos, pero adem¨¢s hay personas a las que les afectan m¨¢s. Por alg¨²n motivo, no las eliminan, sino que las acumulan. El cuerpo se sobrecarga. Es la vida moderna la que resulta t¨®xica. Los avances est¨¢n bien, pero para algunos son demasiado", explica. El resultado, tal y como lo vivi¨® ella, es "malestar, p¨¦rdida de memoria, dolor de huesos, de cabeza, muscular, cansancio, irritabilidad".
El s¨ªndrome "es diverso". "Unas veces aparece poco a poco, como una carga que vas empezando a notar, hasta que una exposici¨®n a un t¨®xico lo desencadena", cuenta Mu?oz-Cavero. "Otras veces surge tras una exposici¨®n aguda a una sustancia, como unas limpiadoras que entraron en un sitio donde acababan de fumigar. Como el cuerpo va acumulando los t¨®xicos, nunca se sabe cu¨¢l va a ser la sustancia que sea la gota que colma el vaso", describe.
Pero la buena noticia para los afectados -que se calcula que en mayor o menor grado lo son un 15% de la poblaci¨®n- es "que hay tratamiento". "Nos viene gente de todas las edades. Hemos tenido hasta ni?os de ocho o nueve a?os. Como muchos de los t¨®xicos son liposolubles, pasan al feto a trav¨¦s de la placenta, as¨ª que cuando nacen ya vienen con cierta carga", afirma. Tambi¨¦n aumentan los hombres afectados.
El tratamiento no es f¨¢cil. En su caso, pas¨® "un a?o encerrada entre cuatro paredes". "No pod¨ªa ni beber agua, porque la rechazaba. Estaba m¨¢s muerta que viva". Aislarse es, por eso, el primer paso. "Evitar la exposici¨®n".
Esta es la fase m¨¢s complicada. "Hay que cambiar los h¨¢bitos, aprender a consumir", dice. "Los alimentos, mejor si son org¨¢nicos; la ropa no puede ser acr¨ªlica, mejor seda o algod¨®n. Lana tambi¨¦n, aunque hay personas que no la aguantan". Todo se ve afectado: la casa (evitar estar en el entorno de f¨¢bricas, de sitios muy contaminados, de emisores de radiaci¨®n). "Por eso nos llaman los n¨®madas, o, tambi¨¦n, los centinelas de la vida, porque somos como los canarios en las minas de carb¨®n, que eran los primeros en detectar el gris¨²", relata.
Claro que Mu?oz-Cavero cree que esa etapa tambi¨¦n tiene ventajas. "Lo que le decimos a los que vienen no es 'tira todo lo que usas', sino 'gu¨¢rdalo, pero prueba a limpiar con bicarbonato y lim¨®n'. Cuando ven que mejoran, y que es posible vivir as¨ª, se quedan encantados", afirma. Aunque otros aspectos, como consumir comida org¨¢nica, encarezcan la cesta de la compra, admite.
Luego hay una segunda parte m¨¢s m¨¦dica. "Hay que tomar sueros, minerales, vitaminas, oligoelementos". Esto tampoco es f¨¢cil, relata. Primero, porque incluso en los f¨¢rmacos hay excipientes que los afectados no deben tomar. Y, segundo, porque muchos de estos productos no est¨¢n admitidos en Espa?a por la Agencia del Medicamento. "Cada uno se los trae de fuera como puede, de pa¨ªses europeos donde no hay ninguna pega".
Tambi¨¦n hay un periodo de inmunoterapia, un tratamiento parecido al que se hace con los al¨¦rgicos, que consiste en someterse a peque?as dosis de sustancias para que el cuerpo se acostumbre. Ella ya ha pasado por todo eso. Viaja, sale y se relaciona con el exterior sin problema. "Acabo de llegar de Londres. Tomo mis suplementos, pero son por v¨ªa oral". Y vive en la propia fundaci¨®n, donde hay desde un huerto -la m¨¦dica presume de sus acelgas- hasta un auditorio. "Aqu¨ª celebramos el segundo congreso de medicina ambiental", dice ufana cuando ense?a el sal¨®n.
Porque aparte del d¨ªa a d¨ªa con los afectados -"una situaci¨®n que ahora estamos repensando, porque no nos dan ayudas"-, Mu?oz-Cavero es una de las impulsoras de esta especialidad m¨¦dica. En junio (del 24 al 26) se celebrar¨¢ en Madrid el quinto congreso. Y ella espera que sea un aldabonazo para que, por fin, se reconozca su enfermedad.
Y es que, todav¨ªa, la sensibilidad qu¨ªmica m¨²ltiple y la hipersensibilidad a los campos electromagn¨¦ticos (una especie de variante donde la reacci¨®n no es a sustancias determinadas, sino a emisiones como las de los m¨®viles o las antenas, seg¨²n lo sienten los afectados) no est¨¢n incluidas en el listado CIE que elabora la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). "Todav¨ªa hay mucha gente que cree que es algo psicol¨®gico, hay mucha controversia", admite Pilar Mu?oz-Cavero.
En algunos pa¨ªses como Alemania, Austria, Dinamarca, Canad¨¢ y Jap¨®n ya se ha reconocido la enfermedad, con las ventajas que ello tiene para los afectados. El listado de la OMS se revisar¨¢ en 2012. Ellos esperan seguir reuniendo evidencias para que el s¨ªndrome se incluya. Ya han trasladado sus peticiones a la directora de Salud P¨²blica de la OMS, la espa?ola Mar¨ªa Neira. Y esperan convencerla. "Porque no es cuesti¨®n de tener fe; es cuesti¨®n de m¨¦todo cient¨ªfico y comprobar", afirma Mu?oz-Cavero convencida.
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