?Qu¨¦ gente m¨¢s rara!
El lote se lo llev¨® Iv¨¢n Fandi?o, y a fe que lo aprovech¨®: una vuelta en el primero y una oreja en el otro no es mal balance. No les acompa?¨® la suerte, sin embargo, a sus compa?eros, que pecharon con marrajos de categor¨ªa, de esos que van con la cara por las nubes, se tragan dos muletazos, y, al tercero, te buscan la yugular. El primero de Alberto Aguilar, por ejemplo, era un toro peligros¨ªsimo, tardo en la embestida y que daba unos arreones de miedo; tanto que al tercero muletazo enganch¨® dram¨¢ticamente al torero y lo lanz¨® por los aires, aunque sin consecuencias. Se raj¨® despu¨¦s, se escondi¨® en las tablas, y a¨²n tuvo tiempo de arrollar de nuevo al torero y de atropellarlo materialmente cuando sinti¨® la espada en sus carnes. Pues a ese toro lo ovacionaron en el arrastre. Ver para creer... Y el segundo de El Fundi se fren¨® de salida y regateaba a los enga?os cual experto futbolista. El picador lo masacr¨®, y lleg¨® al tercio final punteando, buscando y midiendo como si fuera un experimentado agrimensor. El torero se limit¨® a machetearlo por bajo y montar el estoque, que es lo que aconsejaba la l¨®gica. Pues El Fundi fue pitado por esta acci¨®n. Es verdad que este admirable torero no es el jabato de antes, pero de ah¨ª, a despedirlo con pitos...
CUADRI / EL FUNDI, FANDI?O, AGUILAR
Toros de Celestino Cuadri, muy bien presentados, mansos y deslucidos; encastados el segundo, y, sobre todo, el quinto.
El Fundi: pinchazo y media (silencio), bajonazo y un descabello (pitos).
Iv¨¢n Fandi?o: estocada -aviso- (vuelta), estocada ca¨ªda (oreja).
Alberto Aguilar: casi entera (ovaci¨®n); cuatro pinchazos -aviso-, dos pinchazos y un descabello (silencio).
Plaza de Las Ventas, 2 de junio. Vigesimocuarta y ¨²ltima corrida de feria. Lleno.
?Qu¨¦ gente m¨¢s rara viene a los toros!, se escucha de vez en cuando en la plaza. Y es verdad; pero no es rara; son simplemente espectadores indocumentados, que mantienen con su bolsillo la fiesta ante la desaparici¨®n casi por completo de la afici¨®n. Pero es triste que sucedan estas cosas en un lugar de tanto prestigio como este.
Por cierto, recibi¨® una cerrada ovaci¨®n en el arrastre el quinto de la tarde, un toraco precioso, el ¨²nico que tuvo recorrido en su embestida y acudi¨® a la muleta con codicia. Lo recibi¨® Fandi?o con unas aceptables ver¨®nicas, acudi¨® de largo al caballo, aunque manse¨® como todos, y embisti¨® despu¨¦s humillado, con largura y repetici¨®n. El torero mand¨® en tres tandas de derechazos, que derrocharon emoci¨®n por su seguridad y firmeza. La faena baj¨® de tono por el lado izquierdo, que no era el de ese toro, aunque el diestro se cruz¨® siempre al pit¨®n contrario, lo cual dice mucho de su actitud. Se gan¨® una oreja, y queda la duda si no era toro para dos. Mat¨® muy bien al segundo, otro manso que arre¨® en banderillas y acudi¨® a los cites con poca clase; pero acudi¨®, lo que aprovech¨® Fandi?o para cruzarse de nuevo y conseguir algunos muletazos por ambas manos francamente meritorios.
Nada de eso pudieron hacer ni El Fundi ni Aguilar. El primero de la tarde era un buey imponente con cara de no haber ido nunca al gimnasio. En lugar de embestir, topada, y, encima, desarroll¨® sentido. Un regalo. Y el sexto no ten¨ªa un pase. Aguilar demostr¨® su voluntad y sus ganas, y le mostr¨® la muleta por ambos lados, pero era imposible.
Total, que la corrida la salv¨® su presentaci¨®n -muy seria toda ella, honda y con cuajo-, y ese quinto que provoc¨® la ovaci¨®n. Merece ese reconocimiento el ganadero, Fernando Cuadri, un aut¨¦ntico cient¨ªfico de la bravura, un estudioso humilde, profundo aficionado y un enamorado de sus toros. Ayer sufrir¨ªa, sin duda, al comprobar el mal juego de su corrida en el caballo -ni uno siquiera de los toros empuj¨® con codicia y fijeza en el peto-, y la mala condici¨®n de casi todos ellos. Pero merec¨ªa esa cerrada ovaci¨®n este respetable hombre del campo bravo que dedica su vida al toro y su ambiente. Las extra?as reacciones del p¨²blico actual son harina de otro costal, aunque, guste o no, es el que mantiene la fiesta.
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