Supervivientes
El ¨¦xito televisivo reside en el reparto. El espectador acepta una propuesta en funci¨®n de qui¨¦n est¨¢ dentro de ella. El programa de aventura extrema para famosos sufrientes llamado Supervivientes ha sido capaz de batir hasta los vaivenes emocionales de Gran Reserva. La presencia del hijo de Isabel Pantoja, Kiko Rivera, ha concitado el inter¨¦s de la poblaci¨®n por la peripecia hondure?a de los concursantes.
Espa?a, pa¨ªs de excesos, es capaz de transitar del amor al odio con la misma facilidad con que culmina a?os de burla despreciativa en admiraci¨®n rendida. Santiago Segura, que maneja un term¨®metro social tras el disfraz de Torrente, fue el primero en ver las posibilidades de Kiko Rivera como personaje ficticio. Pero es el programa de Telecinco el que definitivamente le ha ganado el caprichoso amor del pa¨ªs. No es fruto de sus virtudes, sino del manejo de sus defectos.
En un programa donde incluso las palmeras huelen a falso, este personaje transpira, y esta es la palabra, autenticidad. Hasta sus pechos son casi los ¨²nicos no fabricados del concurso. Un chico que era carne de ca?¨®n, que creci¨® en la poza hedionda denominada piadosamente coraz¨®n, ten¨ªa todas las papeletas para protagonizar alg¨²n episodio tr¨¢gico de ese circo. Sin embargo, acab¨® por encontrar, como los ni?os acosados del cole, el espacio por donde ganarse el cari?o ajeno. Con su gota precoz y un f¨ªsico barroco, la gente reconoce su talento para la m¨¢scara, el esp¨ªritu anticonflictivo, la guasa distanciada, la remolona virtud del escaqueo, la escasa querencia por el esfuerzo, y termina idolatr¨¢ndolo por ello.
En periodo de crisis ¨¦l representa la convicci¨®n de la marmota, la quietud de la pelusa de polvo acumulado en las esquinas de una casa sin barrer. Regala al programa no una chusca aventura entre mosquitos y taparrabos, sino una verdadera biograf¨ªa de supervivencia en entorno hostil. Espa?a lo adora como no lo har¨ªa con un premio Nobel, porque lo reconoce como entra?able hijo pr¨®digo del planeta televisivo. Un mundo que no ofrece modelos ni gente de fiar, pero s¨ª ejemplos de redenci¨®n, reciclado y darwinismo entre sus propios elementos de fabricaci¨®n propia.
Kiko es el hombre del a?o en ese pa¨ªs aparte que es la tele espa?ola. Probablemente se lo merezca m¨¢s que nadie.
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