El mus vasco
Los espectaculares resultados de Bildu en las ¨²ltimas elecciones vascas abr¨ªan un fascinante escenario de juego de mus, en una nueva modalidad de parejas intercambiables. De un lado, la pareja constitucionalista, golpeada con dureza por el hundimiento del PSE, y de otro la pareja nacionalista, sorprendentemente desequilibrada a favor del jugador reci¨¦n incorporado, tras un periodo en que estuvo suspendido por mat¨®n, en el sentido m¨¢s literal del t¨¦rmino. La mayor debilidad de socialistas y populares ten¨ªa como compensaci¨®n posible el reconocimiento por parte del PNV de que se le ven¨ªa encima un peligro de desplazamiento masivo en sus centros de poder tradicionales, ahora conquistados o amenazados por los herederos de Batasuna. Y no se trataba solo de reparto de cargos, sino de la sustituci¨®n de formas de gesti¨®n modernizadoras por un populismo que tiende a ganarse adeptos oponi¨¦ndose a infraestructuras calificadas de capitalistas, y sobre todo a los proyectos que como el TAV emiten el tufo infernal del enlace con Espa?a.
Ahora no ha ganado ETA como organizaci¨®n, pero s¨ª su estrategia y su simbolog¨ªa
Por mucho que el antecedente del Gobierno vasco actual inspirase en el PNV un deseo de venganza, cab¨ªa recordar que esos remilgos no funcionaron cuando se trat¨® en 2007 de relegar al PP en ?lava y en Vitoria, y que los intereses de la mayor¨ªa no son los de la minor¨ªa m¨¢s votada.
La aparente desventaja de Bildu fue conjurada r¨¢pidamente mediante un h¨¢bil descarte dirigido a aferrar a su pareja: la entrega sin aparentes compensaciones de ?lava en nombre de la solidaridad nacional. De inmediato, desde Guip¨²zcoa, Joseba Egibar encontr¨® ocasi¨®n para mostrar que sigue pensando en que si ETA era el adversario, Espa?a era el enemigo. Su alma frentista le inspir¨® el ¨®rdago con el cual el juego de las posibles alianzas regionales salt¨® por los aires, y en el aire est¨¢ si Jaungoikua no lo remedia.
Las concesiones del PSE en Donostia solo sirvieron para una doble humillaci¨®n y el fantasma de una Euskadi totalmente abertzale cobr¨® cuerpo. Bildu har¨¢ al PNV las concesiones necesarias en pol¨ªticas p¨²blicas. Son los ¨²nicos que tienen un norte fijo, los depositarios aut¨¦nticos de la herencia de Sabino: tomar posici¨®n tras posici¨®n para ir a la independencia, ahora con ETA hibernada en la retaguardia. Nadie espere ya de ellos una concesi¨®n m¨¢s, en l¨ªnea con la circular de Batasuna en enero. Las fiestas de los pueblos este verano, con su clamor por la independencia y el "Presoak kalera" generalizado, ser¨¢n la prueba.
Por si fuera poco, la pareja constitucionalista tiene en el PSE dos agentes de perturbaci¨®n. Uno de ellos menor en s¨ª mismo, pero importante por su influencia sobre el segundo, Jes¨²s Eguiguren, un hombre que se acuerda de su miedo y no cita a los muertos, y que disfruta con Josu Ternera evocando que un vasco hizo guillotinar a Luis XVI. El otro, Zapatero, imperturbable en su obsesi¨®n por jugar a corto plazo, aqu¨ª y ahora por comprar como sea los votos del PNV en oto?o aunque eso acabe de destrozar a los socialistas vascos, a quienes ya erosion¨® gravemente con el pasado pacto con Urkullu y al aceptar su presi¨®n para que el Constitucional legalizara a Bildu (Urkullu dixit). El PNV puede aliarse con Bildu y su madre, en sentido estricto, que solo importan los Presupuestos, y nada el futuro pol¨ªtico vasco. Ahora sugiere que Bildu puede favorecer el fin de ETA: entonces, ?por qu¨¦ puso en marcha las ilegalizaciones? La situaci¨®n de Patxi L¨®pez, como la de los socialistas vascos, resulta pat¨¦tica. ZP es como el amigo del jugador que mediante se?as hace ganar al adversario sentado enfrente.
Todo fue bien con la pasada doble presi¨®n, pol¨ªtica y policial. Ahora no ha ganado ETA como organizaci¨®n, pero s¨ª su estrategia y su simbolog¨ªa. Nada tienen que reprocharse, las ¨²nicas v¨ªctimas son sus m¨¢rtires, el pa¨ªs es suyo como debi¨® siempre ser, y toca preparar el futuro. Raro triunfo de la democracia basado en la injusticia.
De la mano de Bildu, la revoluci¨®n vasca ser¨¢ pol¨ªtica y populista. Aunque existen otras mutaciones m¨¢s serias en el plano econ¨®mico. As¨ª la boliviana que nos describi¨® con precisi¨®n de matem¨¢tico (lo es) y de mao¨ªsta ilustrado el vicepresidente ?lvaro Garc¨ªa Linera, revolucionario aut¨¦ntico, en un acto en la UCM, ¨²ltimo del rector saliente, con aromas a?ejos de socialismo real: la chica con el cartel de Sol como regalo, el estudiante introductor. Pero donde pudo entenderse el verdadero problema nacional de las comunidades ind¨ªgenas sometidas a un atraso secular, exigiendo emancipaci¨®n y escapar de la pobreza.
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